lunes 25, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Patrimonio Cultural, naturaleza y utilidad (III)

Por Jorge A. Allievi - Exclusivo para Comercio y Justicia
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Un factor fundamental, sin el cual no se podría completar la comprensión del Patrimonio, es “el espacio”.

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Los seres humanos, como las sociedades, se desarrollan no sólo en el tiempo sino también en el espacio, en una materialidad que le da cobijo a su actividad.
Ése es el hábitat (del latín “habitar”, donde se habita, donde se adquieren los hábitos; el espacio esencial biológico y físico para desarrollarse).
No es lo mismo el carácter, la anatomía, el manejo de los recursos naturales, las necesidades, los intereses que lo mueven, de un habitante de la costa sureña argentina que el de la Puna. No es lo mismo el de una región empobrecida que el de una gran urbe con todos los adelantos y servicios que satisfagan las necesidades vitales y de ocio.
El medio físico también forma, deforma y condiciona social y espacialmente al sujeto. Y no sería completa la comprensión de una persona, grupo social o población si no analizáramos también su “entorno material y espacial”.

El habitante originario de la sierra vivía en aleros y con una vegetación y fauna determinadas, distinta en muchas ocasiones al de la llanura o al de las riberas marinas o lacustres. Contaba con recursos naturales distintos y se desplazaba de manera distinta en distancias distintas, lo que los hacía nómadas o sedentarios, desarrollando distintos grados de técnicas, ritos, modos de relacionarse.
El establecimiento de las estancias de los jesuitas obedecía a satisfacer necesidades diferentes y por lo tanto en geografías y topografías también diferentes, con características particulares ya fuera para la cría de ganado -y, a su vez, de diversos tipos de ganado-, ya fuera para la fabricación de vino para uso propio y producción de excedentes para la venta; fuera para el descanso de sus estudiantes que provenían de distintas latitudes del mundo. Esto hacía distinta la organización de estas estancias, más allá de tener una misma base de organización de gestión.
El hábitat también es parte constitutivo e inescindible al momento de la comprensión y explicación del Patrimonio, como lo es el clima de donde se encuentre el asentamiento.
Querer comprender estas estancias sin el Patrimonio Natural es erróneo, incompleto y -por lo tanto- falso. Por esto y por lo anteriormente expresado es que es imposible tener una omnicomprensión del Patrimonio Cultural sin “trabajo interdisciplinario”.

El que asevere que se puede comprender desde una sola mirada está en una equivocación absolutamente imperdonable. El patrimonio “es” sí o sí una praxis “interdisciplinaria” desde todo punto de vista.
Como último elemento en este somero ensayo de explicación, quiero hacer referencia a “lo Histórico”. A la relación indivisible entre la historia y el objeto cultural, resultados ambos de un elemento fundamental: la creación intelectual en tanto actividad humana.
Al decir “Historia”, sin adjetivar, simplemente “Historia” a secas, sin aditamentos, nos estamos refiriendo de manera directa a la actividad humana. La Historia se encarga del devenir humano, o como alguien dijo alguna vez, de “conocer” el drama humano (drama, en griego, significa hacer) y explicarlo, hacerlo entendible, comprensible, aprehensible.
Cuando hablamos de “otra” historia u “otras” historias, adjetivamos (historia “natural”, historia “del arte”, historia “de la ciencia”), pero cuando hablamos de Historia, implica como “conditio sine qua non” la actividad humana. Y si la Historia tiene como objeto entender y explicar las acciones humanas del pasado en tanto tienen significación hoy, e incrementar -como decía J. Burckhardt- su dominio sobre la sociedad del presente; si además es una acción subjetiva por provenir de la actividad cognoscente del sujeto, y dinámica porque todos los días se reconstruye a sí misma de manera dialéctica entre el sujeto y el objeto de estudio, con base en los testimonios o “reliquias” (lo que queda, el remanente, los residuos de una cultura), sean documentos gráficos, objetos, recuerdos, música, costumbres, construcciones, monumentos, pinturas, tallas, etcétera, podemos afirmar que el “Patrimonio Cultural” es Historia; una forma o manera de construir e interpretar la Historia.

Como conclusión de qué interpretamos como Patrimonio Cultural y cuál es su utilidad, podemos decir con base en nuestras hipótesis: Es la disciplina que se vale de todas las ciencias, técnicas y oficios posibles para interpretar lo heredado, valorarlo, conservarlo y preservarlo, para mostrarlo de una manera lógica y sistemática para gozo, conocimiento de la humanidad, y justipreciar en su verdadera dimensión el hábitat en que se vivió el pasado a luz del presente -y que vive ese presente- y la condición del ser humano en él, e inferir de alguna manera, de ser posible, hacia dónde marchamos.

 

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