Megyn Marie Kelly. El candidato que les cerraba a todos la boca encontró el contrincante menos esperado. Por Luis Carranza Torres.
La campaña presidencial para decidir en las urnas al sucesor de Barack Hussein Obama II, más conocido como Barack Obama a secas, se ha teñido de la sorpresa y la polémica. No poco de ambas cuestiones lo genera el candidato republicano Donald Trump y sus paradigmáticas aseveraciones.
Hay muchos que dicen que Trump es un vendedor de humo, que sólo busca avanzar en las encuestas diciendo lo políticamente incorrecto, aquello que nadie se atreve a pronunciar pero bastantes suscriben por lo bajo. Otros hablan de que un racista y cavernícola de esas trazas nunca llegará a ser elegido por el electorado estadounidense. A unos y a otros les recuerdo: de Adolf Hitler se decía más o menos lo mismo.
Claro que mucho del capital de Trump también resulta de la orfandad de la oferta, tanto en su propio bando como en el del contrario. De éste, el demócrata, la persona con más posibilidades resulta Hillary Clinton. Y como alguna vez dijimos al contar su historia bajo el título interrogativo de ¿Ángel o dominio?, en la contratapa del 28 de marzo de 2014, ella se trata, por múltiples causas, de una de las personas más detestadas en Estados Unidos.
Es así que cuando todos los astros parecían conjugarse a favor de Donald, alguien se le cruzó en el camino. Se trata de una abogada de 45 años, Megyn Marie Kelly, casada en primeras nupcias, de religión católica e ideas conservadoras en casi todo. Es decir, alguien que Donald no puede correr con el latiguillo fácil de ser “izquierdista” o su equivalente en el país del norte: “liberal”.
Megyn, originaria del “interior” del estado de Nueva York, hija de un maestro de escuela y una ama de casa, niña que padeció bullying en el séptimo grado de la escuela y que logró su título de abogada merced a una hipoteca de su casa familiar, es hoy una de las analistas políticas estrella de la cadena FOX News. Tiene su propio programa en horario central, que se emite desde Nueva York y mantiene una media de 11 millones de espectadores pese a su carácter especializado. Es el segundo programa de cable en audiencia de los Estados Unidos, orientado a investigaciones periodísticas y entrevistas a fondo del mundo político, en las que el antiguo oficio de su conductora como abogada litigante se destaca, logrando un enfoque muy original respecto del ramo. Su página personal de Facebook tiene 1.014.519 seguidores, siempre con números en suba, y en 2014 integró el listado “Time 100” de la revista homónima, respecto de las personas más influyentes del mundo.
En los debates entre candidatos presidenciales en que Megyn Kelly se desempeñó como la moderadora, Trump tuvo más dificultades con ella que con sus otros contendientes a la candidatura. Es que la blonda neoyorkina no le dejó pasar comentario alguno, machista o racista, sin cuestionarlo. Lo hizo tan agudamente que puso en serios aprietos a Donald, quien dejó de asistir a debates en que sea moderadora y comenzó a fustigarla desde la tribuna tanto como a sus competidores.
Por su propia historia personal, Megyn resulta la versión femenina del concepto del self made man estadounidense, alguien hecho a sí mismo sin gozar de prebendas ajenas ni ventajas heredadas. Eso ayuda a su credibilidad, como también el hecho de que mantiene posturas de derecha pero dista mucho de ser una ultramontana, como no pocos lo son en tal espacio de ideas.
Después de ser rechazaba en la carrera de periodismo se decidió por cursar sus estudios universitarios de pregrado en Ciencia Política en la universidad de Syracusa, para luego obtener con honores el equivalente a nuestro título de abogado (juris doctor) en la Albany Law School. Allí también trabajó como editora en la prestigiosa Albany Law Review.
Luego ejerció su profesión desde el ámbito privado, primero como litigante en el estudio Jones Day, por nueve años, y luego fue abogada asociada de la sucursal en Chicago de la firma legal Bickel & Brewer LLP.
Pero el periodismo siempre fue una asignatura pendiente para ella. En esto también se inició de abajo, como corresponsal de un medio local en Washington, la WJLA-TV, asociado a la cadena ABC. Luego de pasar a Fox, cubrió primero como reportera las noticias judiciales.
La cobertura de los nombramientos para la Corte Suprema de Samuel A. Alito Jr., quien fue confirmado por el Senado por una estrecha votación de 58 a 42, y de John Roberts en 2005 le dieron visibilidad y la introdujeron en el mundo de las noticias políticas. En dicho nuevo ámbito cubrió varias campañas presidenciales antes de ser copresentadora de noticias y luego tener su propio programa.
Dejamos para la próxima el detalle del enfrentamiento entre la influyente colega y periodista y el magnate inmobiliario que quiere presidir Estados Unidos. Sobre todo porque, de parte de Donald, no tiene desperdicio para confirmar, una vez más y por si todavía hiciera falta, que las estupideces que un ser humano puede llegar a decir en público son cuasi infinitas.