Uno de los pocos sectores de la producción que respondió al llamado de Macri fue el del cooperativismo. Cooperar recordó que estas organizaciones son “la contracara del desempleo y la explotación”.
El presidente Mauricio Macri convocó hace unos días al sector empresarial del país a cuidar el empleo y el poder adquisitivo de la población. Y fueron pocos los voceros del empresariado que se sintieron aludidos por el reclamo presidencial, siendo más bien el silencio y la mirada al costado la reacción generalizada.
Pero una parte de las empresas respondió y lo hizo con un pronunciamiento que se hizo público hace unas horas. Estamos hablando de las cooperativas, las empresas de propiedad distribuida y de gestión social.
Ambas cuestiones -cuidar las fuentes laborales y el poder adquisitivo de la población- “las cooperativas logran con mejores resultados”, no sólo en Argentina sino en todo el mundo.
“Somos, dicen las cooperativas nucleadas en torno de la confederación nacional Cooperar, la contracara del desempleo, la precariedad y la explotación”.
El llamado del Presidente fue ante cien ejecutivos de grandes empresas, muchas de las cuales ocupan posiciones de fijadoras de precio en distintos rubros del consumo y la producción, aunque no son precisamente las empresas que más emplean. Más de 95 por ciento del empleo privado en el país es asegurado por el sector de las pequeñas y medianas empresas, hoy castigadas por una inflación desbocada y penalizadas por el alza de costos posterior a la fuerte devaluación de diciembre.
La situación laboral ha pasado a ser eje del debate público, mucho antes de la masiva movilización gremial del viernes último. No sólo ocupa el centro de los debates en los seis ministerios nacionales que coordinan las políticas económicas, sino que las encuestadoras lo marcan como problema central en la agenda de preocupaciones sociales. Esto se entremezcla con tendencias mundiales alertadas en forma reciente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre ellas el envejecimiento de la población, la vertiginosa reconversión tecnológica y la evolución de las competencias solicitadas por los empleadores, además de la persistencia de las desigualdades, la conflictividad social y la caída de la participación de los salarios.
En ese contexto, el futuro no parece alentador. Según el organismo internacional mencionado, en los próximos años seguirán aumentando hasta niveles sin precedentes desempleo, precariedad e informalidad. Es una realidad que golpea particularmente las nuevas generaciones y que se suma al drama de la explotación infantil y las condiciones de esclavitud en algunas actividades, como la textil.
Frente a esto, las cooperativas “demostraron tener más capacidad de resguardar las fuentes de trabajo en épocas de crisis, según constató en diez países -entre ellos Argentina- la Organización Internacional de Cooperativas de Producción (Cicopa)”, recordó el comunicado de Cooperar que respondió al mandatario.
Esa entidad reveló además -en 74 países que albergan a 79% de la población mundial- que el empleo en las cooperativas o en su entorno comprende a por lo menos 250 millones de personas en los más diversos rubros de la economía.
En nuestro país, “donde la mitad de la población está vinculada directa o indirectamente con una cooperativa, este tipo de empresa fue responsable de recuperar medio millón de puestos laborales luego de la crisis de comienzos de siglo”. El renovado impulso del cooperativismo de trabajo y las exitosas experiencias que se han conocido posteriormente avalan la afirmación.
Los líderes del cooperativismo nacional recordaron que este modelo de asociarse para producir o consumir “les dio la posibilidad de reinsertarse en la sociedad tanto a personas condenadas a la cárcel como a quienes están ilegalmente prisioneros en talleres clandestinos. Además, reactivó 300 pymes quebradas o vaciadas, en una práctica que se propagó por muchísimas latitudes y es hoy común en países como España, Francia, Italia y Estados Unidos. El propio Presidente de la Nación pudo ver en persona un ejemplo en su visita a una fábrica de calzado gestionada por sus trabajadores en Corrientes, semanas atrás”.
Cooperar subrayó que estas iniciativas asociativas, las miles de cooperativas de servicios públicos, las agropecuarias, de consumo, de turismo, de vivienda y las que se desempeñan en tantos otros rubros son formadas por decisión de los propios ciudadanos y enfocan su actividad al desarrollo local y de las economías regionales. “De ese modo, promueven el arraigo de los jóvenes, canalizan su vocación emprendedora, abren nuevas oportunidades y generan fuentes de empleo sostenibles en el tiempo”, afirmó en el comunicado.
El diagnóstico internacional abordado antes sugiere un escenario al menos incierto en cuanto al devenir del mundo laboral. Es por esta razón que “los gobiernos, además de dialogar con los representantes más poderosos del empresariado, tienen la opción de apostar a nuevas formas de organización que se configuran bajo parámetros de responsabilidad social y eficiencia económica a partir de su propia génesis democrática y comprometida con la comunidad”, afirmaron los líderes de la economía social, en clara alusión al Presidente y su equipo.
Y si fuera así, dicen, será “una nueva oportunidad para sentar las bases de un modelo productivo que sea a su vez creador de oportunidades. Un modelo que, tomando el ejemplo y la trayectoria de las cooperativas, cuide el trabajo y lo dignifique”.