ESCUCHARLlega enero y quienes tienen la suerte y posibilidad (en nuestro país es sólo un poco más de 10% de la población) salen de vacaciones o, los más rezagados, recién comienzan a planear donde irán a descansar luego del año de trabajo.
Precisamente, la planificación de las vacaciones suele ser una actividad tan estresante que al final uno no sabe si descansa del año laboral o descansa de los preparativos del viaje.
Locura
Cuando escribimos esto nos acordamos de la genial Mafalda, quien en una de sus tiras, en la locura de sus padres durante la preparación de sus vacaciones en la costa, le dijo a Manolito: “Es que son los últimos preparativos de las vacaciones que nos tomamos para descansar de los últimos preparativos de las vacaciones que nos tomamos…”
¿Cómo podemos organizar unas vacaciones placenteras sin tanta carga de estrés previa, y poder recordarlas con felicidad al regreso y con el paso del tempo? La economía de la felicidad nos da un par de buenos consejos al respecto.
Algo así como aprender a disfrutar sin “morir” en el intento.
Cada vez más se toma conciencia de la importancia que tales aspectos revisten a los efectos de tener una existencia equilibrada y, de ser posible, plena.
Estudios realizados por quienes se dedican a esta rama del conocimiento enseñan que al revés de lo que ocurre con la adquisición de bienes -con los que uno va perdiendo el entusiasmo originario al adquirirlos con el paso del tiempo-, con las experiencias, si han sido placenteras, tendemos a recordarlas con más aprecio, olvidando, luego de que sucedieron, todo lo que nos costó poder concretarlas. Una vez que aprobamos un examen de la felicidad nos olvidamos lo que “sufrimos” estudiando, o una vez que llegamos a destino dejamos de recordar lo que padecimos manejando, o el miedo que nos da volar.
En relación con las vacaciones, un estudio realizado por Philp Pearce, de la Universidad James Cook, de Australia, concluyó que durante los primeros tres días de descanso aumentan las posibilidades de enfermarse. Es lo que se llama “malestar de ocio”, según Ad Vingheroets, investigador de la Universidad de Tilburg.
Pero con el fin de las vacaciones y el regreso ocurre algo distinto. La forma como recordemos depende de la experiencia que el viaje nos aportó y, por ello, la memoria juega un papel fundamental. Y como la memoria es frágil y si queremos dejar en nuestros recuerdos un período de descanso imborrable, lo que sostiene la economía de la felicidad es que es preferible tomar más periodos de vacaciones pero más cortos de tiempo, buscando en cada uno de ellos vivencias distintas y fuertes.
As de espadas
Por otro lado, señala que es conveniente reservar para los últimos días de descanso los mejores programas, las visitas más deseadas y las experiencias más agradables. Algo así como reservarse el as de espadas para la última mano.
No sabemos si estos consejos dados desde la ciencia serán útiles o no para nuestros lectores; sin embargo, para quienes tienen la dicha de poder viajar y tomarse unos días de descanso, les deseamos desde aquí que puedan disfrutar de sus vacaciones y que aprovechen al máximo esos días para reiniciar las actividades laborales con más fuerza.
(*) Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. (**) Abogado. Magister en Derecho y
Argumentación Jurídica.
