Como este tipo de empresas deben adaptarse a presupuestos y clientes limitados, están obligadas a ser eficaces y pensar cada movimiento. Otro dato es que se destacan por su flexibilidad y adaptabilidad.
Pequeñas y exitosas, en la actualidad se estima que hay aproximadamente 100.000 argentinos trabajando en startups y, según un informe de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi), 47 por ciento de ellas logró vender sus productos en el exterior el año pasado. Más aún, la mitad de todas las exportaciones tuvo como destino Estados Unidos, seguido por Chile (9,4 por ciento), países europeos (7,4 por ciento, exceptuando España), México (7,3 por ciento), Uruguay (6 por ciento), Brasil (5,6 por ciento) y Perú (4,4 por ciento).
En general, son empresas con una estructura chica: 75 por ciento no cuenta con más de nueve personas, mientras sólo 1% supera 200 empleados.
En este sector los recursos humanos son un aspecto clave, ya sea por su falta -hay un exceso de demanda de perfiles orientados a IT, sistemas y tecnología, frente a la escasa oferta de profesionales lo que genera, a su vez, un problema para las empresas a la hora de reclutar empleados- o porque el tamaño de estos emprendimientos exige un clima laboral óptimo.
En este sentido, la organización Great Place to Work señaló algunas de las características más importantes con las que cuentan “las mejores empresas para trabajar en América Latina”. Éstas son: un buen trabajo de los jefes en la asignación y coordinación de las personas; un liderazgo coherente con el discurso y las ideas de la empresa; los jefes cumplen sus promesas y apoyan sustancialmente a sus trabajadores; existe un sentimiento de “familia” y “equipo” entre los colaboradores; enfatizar el toque humano: el personal es visto por sus superiores como personas y no sólo como empleados.
“Ese clima refleja uno de los principios básicos de toda startup: la pasión. Aunque parezca más un cliché que una realidad concreta, al ser empresas pequeñas que, generalmente, persiguen proyectos independientes y de poco presupuesto, el compromiso de sus miembros es una herramienta fundamental para conseguir éxito y rentabilidad”, destaca el informe.
Otra característica que separa las startups de una empresa tradicional es la necesidad de una “optimización absoluta”: como deben adaptarse a presupuestos y clientes limitados, están obligadas a ser eficaces y pensar cada movimiento. Finalmente, y ligado a este concepto, también se destacan por su flexibilidad: son capaces de cambiar rápidamente en cualquiera de sus áreas para responder rápido, eficiente e inmediatamente a su entorno.