Olivia Carolyn Pope y un raro modo de ejercer el derecho. Con bajo perfil, ha intervenido en las últimas crisis políticas de Estados Unidos.
Por Luis R. Carranza Torres
Son tremendamente discretos, caros y conocen a la perfección su trabajo. Se trata de los expertos en “comunicación pública” y “manejos de crisis”. Y en tan complejo y exclusivo mundo, ella ha se destacado desde hace ya dos décadas.
Su actividad se materializa en una de las áreas más particulares, nuevas y especializadas de la práctica legal. Un ámbito profesional que no resulta exclusivamente propio del derecho, tal como ocurre en materia tributaria o aduanera.
De forma simple podemos definir el manejo de crisis como un proceso mediante el cual una organización procura obtener una respuesta favorable o, al menos, lo menos dañosa posible respecto de un acontecimiento que amenaza con dañar su imagen frente a las personas que de cualquier forma se relacionan con ella.
Se trata de una actividad que se originó a partir de los grandes desastres de empresas en materia de credibilidad de sus productos o impactos negativos de su actividad en el ambiente, a partir de la década de 1980.
La abogada Olivia Carolyn Pope, en la serie del canal Sony “Scandal” es el paradigma televisivo de este tipo de profesionales. Pero quienes llevan a cabo realmente tal actividad presentan no pocos aspectos de interés, aunque sin tanto glamour como la actriz Kerry Washington ha conseguido imponerle a tal personaje.
El propio personaje de la serie creada por la productora Shonda Rhimes se basa en la abogada especialista en relaciones públicas y manejo de crisis Judy A. Smith.
Nacida en la capital de Estados Unidos un 27 de octubre de 1958, tiene dos títulos universitarios. Es Bachelor of Science, un título intermedio universitario, inferior al de una carrera de grado, en relaciones públicas, cursado en la Universidad de Boston. Además, es Juris Doctor, es decir el equivalente a nuestro título de abogado, obtenido en el Washington College of Law.
Por su no quedara en claro, por lo particular de su trabajo, las raíces jurídicas que implica la tarea, debe decirse que fue además la primera mujer afro-americana en desempeñarse como directora ejecutiva de la publicación jurídica especializada American University Law Review.
Dos años después de graduarse en leyes, en 1989, fue nombrada Special Counsel por el U.S. Attorney for the District of Columbia, desempeñándose como la principal asesora en cuanto a las relaciones con los medios y también como vocera del organismo.
Cabe destacar que dicha dependencia oficial es única entre las instituciones jurídicas del país. Mezcla en sus funciones lo que entre nosotros sería el ministerio público, la defensoría pública y la procuración del Tesoro, respecto tanto de los casos federales como locales que se suscitan en Washington. No sólo para enjuiciar en carácter de fiscales sino también para defender el Estado en los casos civiles.
Luego de dos años allí, Judy pasó a desempeñarse como Special Assistant del subsecretario de Prensa de la Casa Blanca, por entonces bajo el gobierno del presidente George H. W. Bush. Se forjó en tal posición una reputación de optimista ante los problemas, honestidad en sus opiniones y adicta a su trabajo. Muchas de las salidas exitosas de dicha administración de sus crisis políticas, tales como la nominación de Clarence Thomas a la Corte Suprema, tienen mucho de su trabajo por detrás.
Después de dejar la Casa Blanca fundó su propia empresa en el ramo, “Smith & Company”, la cual, según su propia definición en su página web, resulta “una empresa que brinda un servicio completo y de primer nivel respecto de los asuntos relativos a la gestión y comunicación de crisis, tanto para empresas, gobiernos, personas o instituciones sin fines de lucro”. Sus clientes, al menos aquellos que han sido revelados al domino público, van desde Monica Lewinsky y el actor Wesley Snipes a empresas como Sony Pictures Entertainment y BP, la antigua British Petroleum.
En sus dos libros: Good Self, Bad Self -el primero de ellos de 2012- Transforming Your Worst Qualities into Your Biggest Assets, y un segundo How to Bounce Back from a Personal Crisis, al año siguiente, ambos editados por Free Press, Judy ha desgranado los tópicos básicos de cómo sobrevivir a las metidas de pata que llegan a la opinión pública.
Durante más de dos décadas pocas personas de alto perfil y contactos tan cercanos con el poder de todo tipo en Washington han sido tan invisibles a la opinión pública general, como Smith.
Aún hoy conserva tal discreción. Su número telefónico no aparece en la guía telefónica general y su dirección es conocida sólo en círculos especializados. Claro que, por si fuere de la curiosidad de algún lector, a todo evento se la dejamos: Suite 504 en el 1900 de L Street NW, Washington DC; código postal 20036, para más datos. Pero quien intente ir allí no será atendido. Debe llamar antes y la firma tiene como política ir a donde el cliente se halla para el primer encuentro. Ese mismo que determina si van a tomar o no su caso.
Particularidades de una actividad que, en este mundo mediático en que vivimos, cada día se vuelve más esencial para aquellos quienes tienen una reputación que perder.