Desde un inmunosensor electroquímico que permitirá detectar las microtoxinas en alimentos, pasando por un novedoso método de selección de espermas, hasta el descubrimiento de una proteína que regula el crecimiento de tumores. Un resumen de los hallazgos que influyen en lo cotidiano.
“El mejor científico está abierto a la experiencia, y ésta empieza con un romance, es decir, la idea de que todo es posible”. Esta frase de Ray Bradbury, escritor estadounidense de ciencia ficción, autor de las novelas Fahrenheit 451, Crónicas marcianas y El hombre ilustrado, ayuda a reflexionar sobre las infinitas posibilidades que genera la ciencia.
El año que acaba de concluir dio grandes frutos en este campo en Argentina. Innovaciones locales de alcance mundial que fueron recopiladas por el sitio especializado en innovaciones argentinas con aplicación a la vida cotidiana.
Entre las más destacadas de 2015 figuran cinco avances científicos cordobeses, como el novedoso inmunosensor electroquímico -un dispositivo que permitirá la determinación de ínfimas cantidades de las más diversas sustancias que van desde las micotoxinas en alimentos hasta la presencia de pesticidas-. El desarrollo realizado por investigadores del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) recibió la distinción como “Mejor trabajo de la sección de química electroanalítica” del último Congreso Argentino de Química Analítica.
Un trabajo pionero en 2015 fue el de Mercedes Hüg, docente e investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), quien descubrió que los bebés y niños ciegos de corta edad podrían procesar la información espacial contenida en las reflexiones del sonido de manera más eficiente que los pequeños con visión normal. Esto podría indicar que el desarrollo de la habilidad para localizar sonidos directos y reflejados no depende en forma necesaria de experiencias visuales. El dato surge de un estudio que apunta a profundizar el conocimiento sobre la “ecolocación”, la habilidad humana de localizar objetos por medio de los ecos.
También el logro de un grupo de investigadores del Instituto Universitario de Medicina Reproductiva (Iumer – UNC) se ubica entre los más sobresalientes. Se trata de un método de selección de espermas para ser utilizado en parejas con dificultades para concebir un hijo.
El invento consiste en una pequeña cámara de acrílico que consta de dos compartimentos unidos por un pequeño conducto que hace de “puente”. En uno de los compartimentos se colocan los espermatozoides y en el otro, una solución con progesterona. Ésta es una hormona sexual que secretan las células que rodean el óvulo y que tiene poder atractante: hace que los espermatozoides que están listos para fecundar sean atraídos químicamente, “viajen” por el conducto de la cámara y se acumulen en el otro compartimento. Allí quedan alojados los espermatozoides que están en mejores condiciones para producir un embrión.
Pablo Benítez-Llambay, profesor del Observatorio Astronómico de Córdoba y becario del Conicet, es otro de los protagonistas del año que pasó con su resolución de una incógnita sobre la formación de planetas gigantes. En tanto que un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Casa de Trejo también se destacó por crear un inédito “snack” saludable con harinas no tradicionales.
A lo largo y ancho del país también se desarrollaron innovaciones científicas como un biosensor para detectar en alimentos aquellas sustancias que pueden causar una reacción alérgica, como las proteínas alergénicas. Éstas representan una amenaza a la salud de las personas alérgicas y la única forma de prevención con la que cuentan es su exclusión estricta de la dieta.
Más descubrimientos
También se halló la fórmula para un dulce de leche saludable y nutritivo. Investigadores de La Plata lograron convertir el dulce en un complemento saludable y nutritivo para la dieta cotidiana. En el proceso de obtención del producto, los especialistas reemplazaron la grasa láctea por aceites de nuez pecan y canola.
Desde Santa Fe, descifraron nuevas relaciones entre el cerebro y el apetito. Observaron que ratas de laboratorio desarrollaron obesidad y diabetes al abandonar su dieta con harina de soja. Ante esa respuesta inesperada, descubrieron el rol de los fitoestrógenos en mecanismos cerebrales de regulación de la saciedad.
El año pasado, en el Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires descubrieron una proteína que regula el crecimiento de tumores. A futuro este avance permitiría desarrollar terapias localizadas.
Por su parte, un equipo de físicos y lingüistas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) identificó que el deterioro cognitivo podría detectarse por los cambios en las pupilas.
Descubrieron que los patrones de cambio de tamaño en las pupilas dependían del “costo cognitivo” causado por la dificultad de construir distintos tipos de oraciones. El avance sienta las bases para el desarrollo de técnicas orientadas a mejorar el diagnóstico de la declinación de ciertas funciones mentales.
Herencia y Antártida
Otro hallazgo argentino que podría ser aprovechado en el futuro tanto para el mejoramiento de los cultivos como en la comprensión de patologías humanas es el de científicos del Instituto Leloir de Buenos Aires. Descubrieron en plantas un mecanismo clave de la herencia, avance que también alumbra procesos que ocurren en mamíferos.
En el mismo instituto descubrieron que una molécula del sistema inmune cumple un papel crucial en el desarrollo de neuronas a partir de células madre en una región específica del cerebro. El estudio se enmarca en un proyecto de largo plazo cuyo objetivo es crear nuevas terapias para la enfermedad de Parkinson.
Asimismo, el tercer avance del mismo centro científico tiene como protagonista a la Antártida. Descifraron la estructura de una proteína de un microorganismo de allí. El hallazgo contribuye al desarrollo de tecnologías que integran el uso de enzimas que, por operar a bajas temperaturas, podrían reducir en forma significativa el uso de combustibles en la producción de alimentos y en otros procesos industriales.
Finalmente, la clonación de guepardos ocurre por primera vez en el mundo en Argentina.
Esta experiencia permitiría avanzar en la clonación de otras especies locales que están en peligro de extinción, como el yaguareté. También trabajan con leopardos y tigres. Los responsables fueron investigadores del Laboratorio de Biotecnología Animal de la UBA.
Amenazas
Las bacterias también estuvieron bajo la lupa
Un equipo de investigadores tucumanos llevó a cabo un compuesto de bacteriocinas, capaces de eliminar otras bacterias patógenas que pueden contaminar algunos alimentos como la escherichia coli o la listeria. Los especialistas señalaron que el compuesto en el que trabajan puede añadirse a la comida fresca para prevenir su contaminación, además de alargar la vida de las comidas.
En tanto que la especie bacteriana más común que vive en el intestino, la escherichia coli, fue estudiada y se descubrió la sorprendente capacidad que tiene de elaborar plásticos. Las bacterias podrían convertirse en una fuente alternativa y ecológica de los plásticos convencionales derivados del petróleo, aunque, por ahora, los costos de producción son muy altos. Así lo advierte la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que investiga uno de estos microorganismos desde 2002.