ESCUCHARComo parte de ese proceso que todos hacemos y con mucha más formalidad las mismas organizaciones internaciones, el presidente de la Organización Internacional de Propiedad Intelectual (OMPI) ha dado a conocer su perspectiva respecto a lo logrado en 2015 y los desafíos para 2016.
Según el mismo Francis Gurry – presidente de OMPI- una constante en las actividades y programas que se iniciaron en 2015 ha sido tratar de responder a la necesidad manifiesta de empresas o agrupaciones de emprendedores, y de los mismos Estados, de lograr una efectiva fusión colaborativa entre el sector público y el privado. Esta común unión que se aparece como una simple labor de organización o coordinación resulta ser la mayor demanda desde distintos sectores que sólo ven posible la realización de sus fines mediante la colaboración con el otro. En un mundo en el que la barrera de lo público y lo privado cada vez se desdibuja más, esa división parece ser un simple apotegma repetido ya sin mucho fundamento y sin siquiera mucha utilidad fáctica; es que, como tantas otras materias, la propiedad intelectual resume la necesidad de los particulares de expresar su creatividad con fines productivos o no y la del Estado de protegerla, aprovecharla y fomentarla sin que puedan las herramientas jurídicas contradecir ese fin -incluso cuando en muchas ocasiones hayan regulado en contrario-.
Aceptado ya que esta escisión es imposible y, aun mejor, no deseada por los partícipes de los procesos de desarrollo en materia de propiedad intelectual, la OMPI en el año en curso obtuvo grandes avances en tres programas específicos: (I) Consorcio de Libros Accesibles (ABC): que trata de una suerte de biblioteca virtual disponible para personas que, por distintas capacidades, no pueden acceder al típico formato papel. Con ello, hasta el momento, se han adaptado 1.588 libros universitarios y participado de este programa más de 23.500 alumnos de Sri Lanka, Bangladesh, Nepal e India. (II) OMPI Verde: que es una suerte de guía para acercar a los sujetos oferentes e interesados en adquirir distintos derechos vinculados con las ecopatentes y que por cuestiones de costos muchas veces se ven limitadas en su difusión y posibilidad de efectiva contratación. Según consta en los registros de OMPI, en 2015 se habrían iniciado 16 colaboraciones de tecnología amigable con el ambiente gracias a esta guía. (III) WIPO Re: search que propone el intercambio de conocimientos respecto a investigaciones y elaboración de medicamentos para la lucha contra diversas enfermedades tropicales. Para septiembre de 2015, la Organización habría registrado alrededor de 94 colaboraciones en este sentido.
Dijo el presidente de OMPI al tratar estos temas: “En materia de colaboración público-privada, todavía estamos en una fase de aprendizaje pero es muy importante ir poco a poco y establecer objetivos muy claros. Todas las partes interesadas deben estar comprometidas y contribuir a dar forma a las operaciones. Y eso lleva tiempo.”
De allí que claramente el camino por transitar continúe siendo sinuoso y casi pedregoso en muchas ocasiones. Es claro, la voluntad existe por parte de la Organización y los números de las solicitudes que de los sectores privados y públicos emanan muestran una tendencia hacia el trabajo conjunto en pos de problemáticas comunes.
Tiempo atrás, las discusiones sobre la naturaleza misma de los derechos de propiedad intelectual y las prerrogativas que éstos otorgaban se limitaban simplemente a ámbitos académicos, con alguno que otro ejemplo de cambio en ciertas políticas de algunos Estados; en la actualidad quizá el gran progreso para reconocer sea que, en el “mientras tanto”, descubrimos de qué hablamos cuando hablamos de propiedad intelectual, el acercamiento entre lo público y privado permita canalizar el aseguramiento de los derechos humanos vinculados con ella.
