ESCUCHAREl déficit de “relaciones sociales necesarias” en la vejez es uno de los datos llamativos del último Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores presentado ayer en Córdoba. “No tengo gente que me abrace, me quiera y me dé cariño”: esto le ocurre a 900.000 personas que atraviesan la tercera edad.
Por Carolina Klepp – [email protected]
¿Qué necesidades tienen hoy las personas de más de 60 años en nuestro país? A las predecibles carencias económicas, se les agregaron las insuficiencias afectivas, hasta el punto de la falta de abrazos, necesidad insatisfecha que padece 15% de los adultos mayores del país: 900.000 personas.
Así lo indicó Enrique Amadasi, coordinador del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores realizado por la Universidad Católica Argentina (UCA), quien ayer presentó el informe en un encuentro organizado por la Caja de Jubilaciones de Córdoba. El estudio analizó factores económicos, sociales y subjetivos, como las sensaciones de sentirse felices o solos. Se basó en una encuesta realizada sobre un universo de 5.700 hogares de ciudades con más de 80.000 habitantes, incluyendo el Gran Córdoba. La población de referencia son las personas de 60 años y más, cuyo cifra ronda seis millones.
– Al realizar el estudio se preguntaron : ¿hay diferentes formas de envejecer o desiguales oportunidades para lograr una vejez digna? ¿A qué conclusión llegaron finalmente?
-Encontramos las respuestas en la segunda parte de la pregunta. Depende de las oportunidades que cada uno tuvo en la vida, para marcar muy fuertemente los modos de envejecer y la calidad del envejecimiento.
Factores como las oportunidades educativas inciden. Los nacidos antes de 1955 -época cuando nacieron quienes hoy tienen más de 60 años- no tenían las mismas oportunidades educativas que hoy existen y eso marcó muy fuertemente las vejeces actuales. El perfil de la gente que tuvo oportunidades para educarse (terminando el secundario o instancias superiores) es distinto al de la gran mayoría que no tuvo esa posibilidad. Eso para nosotros fue un hallazgo. Evidentemente, las oportunidades para educarse tiene que ver mucho con la estratificación social, no cualquiera podía estudiar. Aquélla era una sociedad más profundamente desigual que la actual en términos educativos. Dentro de 50 años el factor educativo no tendrá la influencia que hoy lo tiene en generaciones actuales.
– ¿Y cómo inciden en los perfiles de vejez los distintos estratos socioeconómicos?
– Armamos cuatro estratos: medio alto, medio bajo, bajo y muy bajo. Éstas son medidas relativas, marcan vejeces diferentes. La insuficiencia de ingresos arrastra una insuficiencia de un montón de otros factores: en lo social, psicológico, condiciones de salud, etcétera.
– ¿Qué fue lo que más le llamó la atención de los descubrimientos que mostró este estudio?
– Varias cosas: que una de cada tres personas mayores tenga ingresos insuficientes es un tema que no puede ser soslayado. Ahora viene la aclaración: en un país donde un número muy importante de gente mayor tiene la (jubilación) mínima, que sólo 33% diga que tiene ingresos insuficientes, hay un “ruido” entre los dos datos; significa que hay gente que tiene la jubilación mínima y no está declarando que sus ingresos son insuficientes.
En términos de vivienda, todo lo que es el entorno saludable de las personas mayores es importante. Que a 30% le falten las cloacas es un dato fuerte. Además, hay un número importante que no tiene la conexión de gas, esto significa que utiliza garrafa para cocinar y para bañarse. En el orden habitacional hay muchos datos que me llamaron poderosamente la atención por lo graves.
– ¿Y en cuestiones de salud?
– El problema que más afecta a las personas mayores en lo cuantitativo es que 70% no hace ejercicio físico. Cabe señalar que la consulta al respecto se refería a un umbral mínimo de al menos una hora por semana. Esto es un espanto, ya que en esa edad ya no existe la excusa de falta de tiempo. Esto se traduce en 4.200.000 personas que deberían hacer ejercicio semanal y no lo hacen. Imagínese qué desafío para la política pública el tema del deporte y la recreación.
También me llamó mucho la atención el alto porcentaje con malestar psicológico: uno de cada cinco (20%). Esto es 1.200.000 personas que se declaran con problema de salud mental.
En materia psicosocial, la principal deficiencia es que carecen de las relaciones sociales necesarias. Una de ellas es puramente afectiva. Quince por ciento indicó: “No tengo gente que me abrace, me quiera y me dé cariño cuando lo necesito”. Esto es muchísimo.
Por otra parte, 40% dijo que cuando está enfermo no tiene quien le resuelva o lo asista en la limpieza del hogar, o que le cocine. Y 40% también señaló que carece de una relación social a quien acudir cuando necesita consultar algo o comprender una situación.
– Hay mucha soledad…
– Una de cada cinco personas vive sola. Cuando uno se pregunta cuál es el tipo de hogar que aleja más de las malas calidades de vejez, emerge aquel en el que se vive con otras personas mayores.
– Con los resultados que arrojó el barómetro, ¿qué sugerencias daría para el diseño de políticas públicas para la vejez?
– Tener en cuenta que no hay vejez sino “vejeces”, que es muy difícil pensar políticas para el conjunto. Dentro de la salud, por lo masivo, políticas que ataquen la falta de ejercicio físico. Por su gravedad, políticas que apunten a resolver el malestar psicológico. Asimismo, atender al entorno saludable de las viviendas de personas mayores y abordar el punto de los ingresos insuficientes que sufren una de cada tres adultos mayores. El dinero no es todo, pero ayuda bastante.
