Jorge Riba, presidente del Departamento de Alimentos de la Unión Industrial de Córdoba (UIC) mencionó el pedido que reciben de sus clientes extranjeros -casi a diario- de que les bajen los precios. También se refirió a la suba de los costos “por sobre lo que marca la devaluación”.
La entidad que agrupa a las principales empresas de alimentos y bebidas de Argentina expresó la semana pasada su “preocupación” por la gran caída de las exportaciones a Brasil, el principal socio comercial del país.
En efecto, según el último reporte de la Coorinadora de las Industrias de Consumos Alimenticios (Copal), entidad que preside Daniel Funes de Rioja, las ventas de la industria de alimentos y bebidas al país vecino “descendieron 30% en volumen entre 2010 y 2014”.
Asimismo, de acuerdo con el análisis del Departamento de Comercio Exterior de la Copal, en el último año la caída fue de 8,5% en volumen y de 9,7% en la facturación en dólares, respecto del año anterior.
Consultado al respecto, Jorge Riba, presidente del Departamento de Alimentos de la Unión Industrial de Córdoba (UIC), explicó a Comercio y Justicia cuál es la problemática que atraviesan las empresas cordobesas.
-¿Cómo viven las firmas cordobesas esta caída que acaba de informar la Copal?
-El problema específico que estamos teniendo es que, en el caso de Europa, todos los que están importando productos de nuestro país están pidiendo que les rebajemos los precios 10 ó 15 por ciento por el problema del euro con el dólar. Si no, nuestros productos quedan fuera de competencia. El caso con Brasil es similar, por la diferencia que hay con el real. La devaluación y la recesión hacen que los volúmenes exportados se caigan, que la competencia europea sea un hecho y la americana también. Nuestros productos compiten también con los de Medio Oriente. La realidad es que el comercio exterior de todo el mundo está en vendedor más que en comprador. Todos los días nos están llamando los clientes para que les bajemos los precios en dólares. Pasa con la pulpa de frutas, con las mermeladas, con las aceitunas, con los duraznos… – entre otros productos-. Y nosotros acá, estamos con costos crecientes, por encima de lo que marca la devaluación, por lo que ahí está el meollo de la complicación de sostener los clientes.
-¿Cómo se acomodan frente a eso?
Obvio que lo que uno trata de hacer como empresario es mantener los clientes, esperando nuevos vientos, esperando que se acomoden las situaciones tanto a nivel mundial como a nivel nacional. Cuesta mucho conseguir un cliente fuera, cuesta viajar, cuesta misiones comerciales. El costo es tanto privado como público a nivel provincial y nacional cuando se organizan las misiones comerciales. Por eso es que tirar todo por la borda no tiene sentido. Hoy creemos que la problemática es de corto plazo. Esperemos que no se mantenga y se vuelva de mediano plazo porque ahí sí que será imposible trabajar. Cuando no se recuperan los costos variables, se hace muy difícil. Los costos fijos, por ahí, se pueden sostener un poco más y uno lo va estirando lo más que puede. Lo que puedo decir es que se ha decidido no tomar la decisión de no vender. Pero la realidad es compleja.
-En la caída que menciona Copal se menciona pérdida de clientes y también caída de los volúmenes a los clientes actuales. ¿Es así?
-Sí, porque se está compitiendo contra un mundo que quiere vender. Hay países que son más demandantes que ofertantes, pero la realidad indica que la oferta ahora es mucha. Lo indica la caída del precio de las commodities, la caída del precio del petróleo, y todo eso arrastra para bajo los demás precios.
-¿Qué opciones tienen para trabajar sobre la competitividad de las empresas ante una coyuntura en la que parece que el tipo de cambio no va a tener modificaciones sustanciales al menos hasta diciembre?
-Nosotros decimos que tenemos que buscar la manera de que nuestras empresas sean cada vez más tecnológicamente adecuadas, bajar los costos por unidad de producto para poder competir con el mundo. El mundo tiene muchas más herramientas que nosotros para competir, por eso debemos ajustar nuestras plantas en pos de la mayor eficiencia posible, porque si se llega a dar esto de lo que hablan de que paulatinamente se va a caer el cepo cambiario, y paulatinamente se van a bajar los costos y las retenciones, vamos a tener que estar en condiciones de poder exportar contra una mayor apertura, por decirlo de alguna manera. Así como nosotros pedimos que los mercados de fuera sean más amigables con nosotros, los de fuera también nos piden a nosotros los mismo. Un amigo costarricense decía que no hay manera de exportar si primero no hacemos que llegue el barco a nuestro país. Eso grafica muy bien la cosa. Asimismo, hay que tener en cuenta que en materia logística también estamos en una parte del mundo que no nos ayuda demasiado. Por todo eso, creo que hay que trabajar mucho, y hacerlo más que nada sobre la eficiencia. No nos queda ‘otra”.
Según la Copal
La relación con el real es la menor en 12 años
En línea con lo que explicó Riba a este medio, desde la Copal hicieron referencia a la devaluación del real para explicar la pérdida de comeptitividad y de ventas para con el país vecino. La relación con el real está en “el nivel más bajo en los últimos 12 años”, indicaron en el informe.
Asimismo, los empresarios insistieron nuevamente sobre los costos logísticos, insumos estratégicos y la “superposición e incremento de la presión impositiva a nivel municipal, provincial y nacional”.
Los 17 rubros que forman parte del informe sobre las exportaciones que elaboró la Copal sufrieron -según se indicó- caídas en los últimos cinco años salvo por el sector “panadería, galletería y pastas”, que si bien creció 103%, no alcanzó a compensar el resto de los descensos.
De acuerdo con el trabajo, el rubro con mayor caída fue el de “pescados, crustáceos y mariscos”, con un derrumbe en las ventas de casi 45 por ciento. Tanto “productos de molinería” como “hortalizas y legumbres” completan la lista de los tres rubros con mayor descenso, de 39,9 por ciento y 28 por ciento respectivamente.