Es la evolución que registró en un año, desde que comenzó a medirse. Para una familia tipo se ubicó en $5.348. En tanto, para no caer en “carencia severa” un grupo familiar debió contar con ingresos mayores de $2.314. Los datos deben cotejarse ahora con la EPH de Indec para conocer la cantidad de hogares que encuadran en esas condiciones. A priori, no se han producido mayores variantes con relación a un año atrás.
El ingreso neto de una familia cordobesa tipo debió alcanzar 5.348 pesos al tercer trimestre de 2014 para no caer en la “carencia”, 29,52 por ciento más elevado que un año atrás.
En tanto, el límite de la “carencia severa” alcanzó en el mismo período 2.314 pesos, 29,42 por ciento mayor respecto al cuarto trimestre de 2014.
Estos datos, relevados por la Dirección de Estadísticas y Censos de la Provincia -difundidos en las últimas horas-, deberán ser cotejados ahora con la información del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) que en los próximos días se conocerá -conforme la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)-, a los efectos de conocer cuántos hogares, por ejemplo del Gran Córdoba, se encuentran bajo la línea de carencia o de carencia severa.
Esta información es un “insumo básico” para que el Ministerio de Desarrollo Social determine luego quiénes pueden ser beneficiarios de un programa social.
La metodología, que debutó un año atrás, apunta a medir los conceptos de carencia y carencia severa con base en ingresos y no en consumo, esto es en una canasta. Se trata de un método indirecto de medición a partir de datos relativos como ingresos.
Con todo, los datos que arroje el cotejo con la EPH pueden equipararse de manera aproximada con los indicadores de pobreza e indigencia que el Indec dejó de publicar hace casi dos años.
Si bien la Provincia evitó avanzar en conjeturas respecto a si hubo un aumento o no de la carencia o de la carencia severa con relación a un año atrás, a priori admite que, en caso de haberse producido, los cambios no son contundentes.
Es que más allá de que una lectura rápida pueda suponer que efectivamente se registró un aumento conforme las subas que muestran, por ejemplo, la mayoría de las canastas que miden consultoras o entidades privadas, la comparación no es tan lineal.
Por lo pronto, una primera instancia para cojetar puede ser la variación de los salarios en el mismo período, considerando que la metodología para estimar la carencia y la carencia severa se asienta justamente en los ingresos netos de un grupo familiar.
Desde esa perspectiva, el Índice de Salarios que releva mensualmente el Indec se ubicó para el período considerado en torno a 30%. Desde esa perspectiva, el 29,5 por ciento de variación de los límites de carencias y carencias severas está en línea con la suba general de salarios, por lo que no se habría producido desde esa lectura un aumento de familias carenciadas. Con todo, el Índice de Salarios tiene como limitante que es general para todo el país y no mide las particularidades de Córdoba. Otra lectura ineludible puede ser comparar los datos de carencias y carencias severas con el aumento experimientado por una canasta de bienes y servicios en el mismo período.
En principio, prácticamente todas las canastas para los 12 meses que van desde el cuarto trimestre de 2013 al tercero de 2014 muestran subas superiores a 35 por ciento, toda vez que incluyen las fuertes subas de precios de fines de 2013 y el contundente impacto de la devaluación sobre valores de productos y servicios, al menos en el primer trimestre del año pasado. Sin embargo, la mayoría de esas canastas es general y no releva de manera precisa la conducta de consumo de sectores carenciados, más allá de que sus trabajos de campo muchas veces son limitados.
Finalmente, debe aclararse que las cifras informadas para no caer en la carencia o carencia severa son “ingresos disponibles netos” que surgen a partir de la verificación de ingresos de los solicitantes de planes sociales y “de la consideración de erogaciones específicas, tales como las relacionadas a gastos en salud, de alquiler o a la presencia de personas con discapacidades”. Esto es, en los ingresos considerados ya se descuentan los montos correspondientes al pago de esos items, alquiler y medicamentos, por ejemplo.
De acuerdo con los datos informados al momento del debut del indicador, al cierre de 2013, 15 por ciento de los hogares del Gran Córdoba se encontraba bajo la línea de carencia, en tanto que 4 por ciento era carenciado severo.
Traducido en hogares, para la Provincia, había 71.454 carenciados en el Gran Córdoba, de los cuales 19.316 eran carenciados severos. Por el contrario, para el Indec, los hogares pobres eran 21.013 y los indigentes, 6.686, de acuerdo con las últimas cifras informadas, antes de discontinuar la difusión de datos.