Se estrenó, el jueves previo al Día de los Enamorados, la película de la novela Cincuenta sombras de Grey. Ya como libro había sido un éxito de ventas pocas veces visto en la historia.
Junto a sus otros dos “hermanos” en el papel, Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas, tal trilogía literaria vendió 31 millones de ejemplares en todo el mundo.
La trama es más que predecible. Una joven bella e ingenua y un millonario con toda la facha, más plata que Gold Silver y más “bolonquis” en la cabeza que todo un neuropsiquiátrico en conjunto.
Como se escribió en la parte de espectáculos del diario El Comercio, de Perú, por estos días: “En su paso a la pantalla, en la cinta dirigida por Sam Taylor Johnson, el argumento es el mismo del libro. Sólo que los personajes han cobrado vida y se mueven y hablan. O al menos parece que lo hacen (…) ante las escasas virtudes cinematográficas descubrimos que estamos frente a un producto más cercano a la manufactura de ‘Twilight’ que a las grandes producciones de Hollywood. Es decir, cine barato. No de bajo costo, sino barato en toda su apariencia y estructura. Claro, el gran anzuelo es el ‘sex appeal’ de sus protagonistas”.
Fue ese particular toque de erotismo no convencional lo que catapultó a la fama al libro y hace ahora de igual modo con la película. Y no hablamos de las cuestiones que involucran adminículos varios o actos de distinto tipo. Lo que la autora E. L. James ha logrado, y un público mayoritariamente femenino ha comprado, es la imagen de un “malo bueno”.
En las inmediaciones de tribunales I, una muy rubia colega laboralista, devota de don Grey desde que el primer libro cayó en sus manos, nos dijo su opinión sin ambages: “La liberación femenina nos obliga a las mujeres a hacernos las duras. Y está bueno manejar tu vida sin tener que rendirle cuentas a un tipo a tu lado, sólo porque es hombre. Pero eso no quita que nos encante ser consentidas, amadas, protegidas y, por qué no, que nos conviertan en objeto de adoración”.
Un colega varón tiene otra perspectiva, aunque sin salirse de ese género: “Más allá de que la mayoría sean mujeres, no pocos hombres han ido y van a ir a verla. Casi ninguno de ellos te lo van a aceptar abiertamente. Pero la omnipotencia de Christian Grey ‘garpa’ en el universo masculino. ¿A quién no le gustaría tenerlas todas a favor cuando encarás a alguien que te gusta?”.
Y si de secretos ocultos hablamos, otra colega -especialista en temas de familia- nos acotó en un cruce de pasillos en Tribunales III: “No es políticamente correcto decirlo, pero a no pocas mujeres les encanta que las tengan zumbando. No hablo de violencia o situaciones raras. Yo, personalmente, a Grey le hubiera dado un bife cuando se apareció con el dichoso contratito de sumisión. Pero en este mundo de incertidumbre, a no pocas les cierra tener a alguien que amorosamente les diga qué hacer”.
Como ven, hay opiniones para todos los gustos. Evidentemente, como todo éxito de masas, ha tocado una fibra profunda en el espíritu de muchos. Casi nunca una película vende entradas en forma anticipada como ocurrió en este caso. O tiene el estreno más exitoso en dos años, desde que llegó al cine la saga de Crepúsculo.
* Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. ** Abogado. Magister en Derecho y Argumentación Jurídica