Hay personas para las cuales salir de la rutina y disponer de tiempo libre es una tarea difícil. A veces, el momento más anhelado del año termina generando ansiedad o cansancio. En otras ocasiones pasa lo mismo cuando se regresa al trabajo.
Por Luz Saint-Phat – [email protected]
Decidir con amigos, pareja o familia cómo pasar el tiempo libre que suponen las vacaciones de verano, preparar el equipaje, elegir el transporte y realizar las actividades planificadas puede ser –para algunas personas- una odisea de ansiedades y cansancio. Iguales sentimientos pueden surgir una vez finalizado el receso, al momento del retorno a las tareas habituales.
Paola Rossini es licenciada en Psicología con experiencia en temáticas vinculadas con los recursos humanos. En conversación con Comercio y Justicia, esta especialista explica algunos aspectos del estrés vacacional y pos vacacional.
-¿Qué son el estrés vacacional y el posvacacional?
-El estrés vacacional tiene que ver con todo lo que implican las vacaciones para una persona y para una familia. La planificación de las actividades es importante porque es toda una decisión, sobre todo en los casos en los cuales la familia posee varios miembros. Influyen la distancia del hogar y la preparación de todo el viaje para cuatro o cinco personas: cerrar la casa, preparar la ropa, tener listo el auto. Por otro lado, las vacaciones son fundamentalmente un momento de parar la rutina en general y de encontrarnos. Durante el año, cada persona está con su trabajo y con sus actividades y la rutina sigue día tras día. Y las vacaciones implican un cese de todo eso, un compartir, un estar con el otro y charlar y, a veces, eso puede generar en ciertas personas mayor estrés. Pero es importante tener en cuenta que no tiene que ver con las vacaciones en sí sino con algo que traemos nosotros previamente. Lo que pasa es que mientras transcurre la rutina habitual, esto pasa inadvertido. Por su lado, el estrés pos vacacional tiene que ver con las expectativas que se depositan en esas vacaciones. A lo mejor, las personas han estado planificando este tiempo durante todo un año y, al no poder cumplir con esas expectativas, sienten una desilusión por lo que no se logró, que puede ser un viaje, un deporte, el compartir más tiempo con los hijos. Igual esto es a nivel general, porque cada sujeto presenta una problemática particular.
– ¿Cuáles son los síntomas que permiten diferenciar este cuadro de estrés?
-Tienen que ver principalmente con el cansancio físico o emocional. En general, el efecto del estrés es igual en casi todos los casos. Quizás, el prevacacional está más relacionado con la ansiedad y con la expectativa que genera lo que se va a hacer. El posvacacional, quizás, tiene que ver con el cansancio porque las actividades fueron muchas o porque se hicieron cosas que no se querían hacer. También se manifiesta como un estado emocional de desilusión que puede o no tener un efecto físico ligado al cansancio y que se manifiesta al momento de reintegrarse al trabajo y a las tareas habituales.
-¿Por qué los problemas que tienen los individuos durante el año surgen en forma de estrés en este período?
-Eso está relacionado con el hecho de frenar las tareas habituales y ése es el factor fundamental. Pongamos como ejemplo un empleado judicial o un docente que está de vacaciones y tiene un mes y un poco más de tiempo libre. Es un tiempo para estar en casa, compartir y evaluar. Cambiar el escenario de lo que se hace habitualmente puede generar estrés, si la persona ya posee un conflicto emocional previo porque las vacaciones por definición se refieren a compartir, relajar, disfrutar, salir.
-¿Qué pueden hacer las personas para poder trabajar sobre este problema?
-En mi opinión, el estrés siempre se puede prevenir y más específicamente en las vacaciones. Se puede organizar el tiempo libre con anticipación y se puede disfrutar la actividad que se está realizando -desde estar viendo una película o una maratón de series en casa hasta estar tomando sol en la terraza con la pelopincho-. El disfrute no tiene que ver necesariamente con irse 15 días al Caribe. Eso no importa sino que se trata de disfrutar de ese cambio de escenario y permitirse cada uno satisfacer los deseos personales. Las vacaciones tampoco son momento para las imposiciones, como por ejemplo salir a correr todos los días, cuando la persona –en realidad- no tiene deseos de realizar este tipo de actividad. Esto tiene que ver con poder elegir actividades que nos gusten y que nos permitan disfrutar, relajarnos y salir de la rutina.