“Hace falta reordenamiento, pero no un ajuste ortodoxo”

El especialista consideró que hay desequilibrios que deben ser atendidos, como la escasez de dólares, el déficit fiscal y la tendencia recesiva. Pero evaluó que la coyuntura está lejos del caos de 1983 o del de 2001, cuando la economía “se derrumbó”.

Invitado por la Cámara de Industrias Informáticas, Electrónicas y de Comunicaciones del Centro de Argentina (Ciiecca) para disertar sobre “Nuevas tecnologías, motores del desarrollo nacional”, Aldo Ferrer, doctor en Economía, vicepresidente de la Fundación Konex e integrante del Grupo Fénix -formado por economistas argentinos que buscan diseñar un modelo económico alternativo a las políticas neoliberales-, dialogó con Comercio y Justicia sobre la realidad macroeconómica y el futuro energético.

-Algunos hablan de que se viene un “Plan Primavera” con una nueva devaluación ¿Lo cree posible?
-Yo creo que hay desequilibrios en la economía, hay escasez de dólares, la situación fiscal hay que mejorarla y hay una tendencia recesiva en la economía. Es un cuadro complejo que al mismo tiempo es muy distinto al de 2001 ó 1983, en los que la economía se derrumbó. Acá eso no sucede porque la economía está desendeudada, el sistema bancario está sólido y el país está cumpliendo con sus compromisos externos con recursos propios. De tal manera que hay un piso que sostiene la situación argentina que no anticipa que esto vaya hacia una crisis mayúscula.

-Pero hay señales de alerta…
-Hay problemas como la alta inflación y la tendencia recesiva que hay que enfrentar. Hace falta un reordenamiento. No hace falta un ajuste ortodoxo de contracción económica. Hace falta un reordenamiento del tipo de cambio, de la situación fiscal, de la política monetaria, que tienen que operar coordinadamente para transmitir sensación de que la economía está funcionando, a fin de generar expectativas positivas que eviten la inflación y la fuga de capitales. No hay ningún instrumento específico, como por ejemplo el tipo de cambio, que por si solo resuelva la cosa.

-Entonces, ¿es mentira que la devalución cambiará las cosas?
-Una devaluación sola no resuelve nada. Se repetiría lo que pasó en enero. El tipo de cambio no puede ser un serrucho que se modifica en función de la relación entre el tipo de cambio nominal y el índice de precios. Esto es absolutamente inconsistente con un clima de inversiones e incentivos. Hay que buscar un tipo de cambio competitivo y estable a largo plazo, que requiere condiciones de mayor estabilidad en el manejo de la política fiscal y monetaria. Son los desafíos de un proyecto que pretende transformaciones profundas que están sujetas a tensiones.

-¿Cómo se incentivan las inversiones si no hay posibilidad de que se giren utilidades?
-Nuestro problema no es que vengan inversiones de fuera. Aquí y en todas partes del mundo, 90% del financiamiento y la acumulación de capital se hace con ahorro interno. La inversión extranjera es un aporte complementario. Todos los países de Asia -China, Corea, Malasia- han crecido fundamentalmente con el ahorro interno. Esa expresión (que es un lugar común en Argentina), de atraer inversiones, implica el supuesto de que la inversión es lo que viene de fuera. Y esto es falso. Lo que hay que hacer es crear condiciones para invertir el ahorro nacional. Cuando uno logra eso, lo que viene de fuera bienvenido sea en términos complementarios, pero cuando uno descansa en lo que viene de fuera estamos perdidos. Es lo que nos pasó en tiempos de la dictadura y en la década del 90, cuando vendimos el patrimonio nacional y nos endeudamos hasta el límite de la insolvencia.

-Vaca Muerta…
-Es una gran alternativa. Yo creo que la recuperación de YPF fue una de las grandes medidas que se adoptaron. Pero es un proceso que no es de corto plazo. Yo creo que YPF está operando bien, está logrando éxitos considerables y espero que pueda movilizar los recursos necesarios para hacer un desarrollo lo más rápido posible.

-¿Qué opina del proyecto para una nueva ley de hidrocarburos?
-Allí tenemos un problema que es resultado de la Reforma Contitucional de 1994. Ésa fue una maniobra neoliberal para destruir al Estado nacional, privatizando el control de los recursos. Allí se provincializaron los recursos. Como si Vaca Muerta, que está en Neuquén, fuera patrimonio de los neuquinos. Sin perjuicio de que la provincia lo aproveche después, Vaca Muerta es patrimonio de los argentinos. El patrimonio de los recursos naturales del país es de la Nación. Y esa provincialización generó un problema de gestión muy importante que ahora no va a ser fácil resolver. Habrá que coordinar las políticas de las provincias con la de la Nación, es decir, YPF debería conducir una política en la cual participen las provincias para tener finalmente una política petrolera.

-¿Lo ve viable?
-Lo veo como una de las debilidades de nuestra democracia. Hemos recuperado la democracia, pero hay que organizarla mejor de manera tal que permita un diálogo más extenso, fecundo y coordinado entre el Gobierno federal y las provincias.

-¿Con esa ley se generarán las inversiones que se necesitan?
-Va a depender sobre todo de la gestión de YPF. Creo que tiene muy buenas posibilidades porque Vaca Muerta es una oportunidad de negocios muy fuerte para intereses petroleros internacionales.

-¿Pueden llegar grandes operadores sin que se resuelva el tema houldouts?
-Ningún gran operador petrolero deja de hacer negocios en Vaca Muerta por solidaridad con los buitres. Puede ser un obstáculo si YPF quisiere hacer emisión de deuda en el mercado de capitales, pero lo que son negocios directos de asociación con corporaciones transnacionales no están complicados. Y hay tratativas.