sábado 23, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Los vaivenes de las reservas monetarias

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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El reiterado “stop and go” que caracterizó a Argentina durante la segunda mitad del siglo XX, en la actualidad ha dado paso a un manejo más desahogado de divisas pero persiste el riesgo de afrontar severas restricciones.

En el año 2002 se procedió a crear el denominado Mercado Único y Libre de Cambios, administrado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) que concentra las reservas y, por tanto, las actividades relativas a compraventa de divisas en la condiciones y con destinos previamente establecidos. Esa delicada gestión empezó a ser perturbada con creciente intensidad desde mayo de 2013 mediante la cotización paralela e ilegal denominada “dólar blue”, que puede ser adquirida fácilmente en cualquiera de las numerosas “cuevas” que pululan en la “city”. Es bastante difícil entender por qué las acciones represivas en esa materia son tan leves, casi teñidas de indolencia o permisividad.

Dado que la población, por su parte, tiene muy arraigada la costumbre de ahorrar preferentemente en dólares -algo que no sucede en otros países, como Brasil o Chile-, y al ser la gestión accesible a todos para la compra del citado “dólar blue”, éste ha trepado rápidamente en el transcurso del año 2013, llegando su cotización en algún momento a ubicarse hasta 70% por encima del oficial, según la normativa del BCRA. Esas transacciones diarias son de escaso volumen (nunca supriores a 3%del total) pero operan a modo de referencia obligada para los que realizan transacciones “en negro”.

Las intensas presiones que ejercen quienes, sin identificarse, inciden decisivamente llevaron a fines del año anterior a un virtual “callejón sin salida” que invalidó la prosecución del proceso de minicorrecciones diarias. Ello precipitó, además, una devaluación que se realizó entre los días 22 y23 de enero pasados, que pasó a concretar un “ajuste” de cierta importancia (alrededor de 18%) y obligó a adoptar otra mecánica.

Desde entonces, sin mayores variaciones la paridad legal se sitúa alrededor de $ 8,01 p/dólar, autorizando al mismo tiempo la compra de moneda extranjera provista en las ventanillas bancarias a quienes puedan justificar su capacidad en el marco del impuesto a las Ganancias. Este tipo de operaciones registró una tendencia descendente, razón por la cual las maniobras se fueron diluyendo y la cotización paralela se ubicó ligeramente debajo de $11. De todas maneras, se detecta en ese ámbito una cierta expectativa y prima un tenso suspenso.

La realidad actual
Entre el año 2010 y fines de 2013, luego de alcanzar el stock máximo de US$52.000 millones, comenzó a operarse un continuada caída que las llevó a unos US$30.000 millones, cifra que en el primer bimestre de 2014 siguió con esa modalidad y llegó a perforar un peligroso “piso” de US$27.000 mil millones. Dicha tendencia se revirtió nítidamente en el pasado mes de abril pues las compras netas del BCRA ascendieron a US$2.420 millones. No obstante, pudo conservar para acrecer sus reservas poco menos de la mitad y obviamente se detuvo la sangría.

Argentina no tiene libre acceso al mercado internacional de capitales y su política prioriza ir cancelando los pasivos pagaderos en moneda extranjera a medida que venzan tales compromisos. En cumplimiento de tal esquema, durante el período 2010/13, aquéllos se redujeron por esa vía en US$34.000 millones. A ello se sumó, a partir del 27 de enero de este año, un nuevo régimen que permite, dentro de ciertos límites, la compra de dólares con fines de atesoramiento, aunque la autorización respectiva emana de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).

En las primeras semanas de vigencia fueron muy numerosas las transacciones pero, a medida que la paridad tuvo cierta estabilidad, hubo una clara tendencia a disminuir que llegó a significar una reducción de 60%, referida tanto al número de adquirentes como a las cifras globales negociadas. Prueba de ello es que en los tres primeros días de febrero totalizaron la cifra más alta (US$62 millones) incluyendo en esos días cuando se alcanzó el récord absoluto al trepar a US$37.893 millones.

Durante los mismos días del siguiente mes de marzo se comenzó a insinuar una cierta distensión pues la cifra alcanzada en ese lapso sólo llegó US$46 millones, importe éste que en abril bajó a US$38 millones (18.215 operaciones); mientras en mayo se circunscribieron a sólo 15.760, por un total de US$33 millones. Resulta obvio que el transcurso del tiempo sin que haya modificaciones en la cotización de la divisa suscitó una corriente de confianza suficiente como para que la acumulación con fines de atesoramiento cayera 46,8%.

Lo cierto es que el BCRA fue superando sucesivamente propios nuevos récords mediante compras diarias pese a que las cerealeras, los grandes productores o acopiadores de soja y maíz, al margen de los atrasos habidos en la cosecha gruesa por persistencia de un reiterado mal tiempo, venden por cuentagotas sólo lo indispensable para cubrir gastos de explotación impostergables.

Frente a la relativa estabilidad del tipo de cambio, el “blue” o paralelo redujo sensiblemente su cotización en el mercado marginal hasta situarse muy ligeramente por debajo del denominado “turista” -debido a que está afectado exclusivamente a esta finalidad. Al cerrarse la última semana completa de abril, que finalizó el 26 de ese mes, sólo US$1.035 millones se sumaron a las reservas; mientras el resto de lo adquirido fue utilizado para pagar deudas externas, rescate de Bonex 2015 y Bonar X, compra de energía y a una serie de compromisos de menor cuantía. En resumen, a la fecha los mayores de 18 años que han adoptado la modalidad de adquirir dólares, previa autorización, ascienden a tres millones de titulares; o sea, 12% de la población total.

Las divisas y el sector industrial
La generación de medios de pago externo es en nuestro caso una preocupación permanente pues sólo un par de actividades del sector secundario permiten disponer de saldos positivos estables. Es obvio que lo sustancial son los excedentes provenientes del sector primario, ya que a ellos se suman apenas un par de especialidades fabriles que implican la elaboración de Productos Alimenticios, Grasas y Aceites.

La mayor debilidad proviene de la imposibilidad de lograr créditos financieros externos de cierta magnitud pues Argentina tiene cerrada esa posibilidad y sólo dispone de unos pocos acordados por los organismos internacionales de los cuales es miembro. Por el contrario, a partir de 2006, cuando canceló mediante un único y solo pago su deuda entonces existente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se ha venido haciendo lo propio sistemáticamente con los demás compromisos concertados hasta el año 2002, a medida que se sucedían los respectivos vencimientos. Quedan sin resolver todavía los créditos que también datan de entonces y que se habían logrado en el seno del llamado Club de París, además de los que manejan arteramente los denominados “fondos buitre”, los cuales insisten en pretender por esa vía acceder a un trato “preferencial” que les exima de toda quita.

Durante el año 2013, por medio de ellos lograron captar US$22.411,3 millones, cifra ésta que, frente a la de US$7.356,1 millones ingresada en 2003, conforma un notable aumento de 204,7% En realidad, el “salto” más significativo ocurrió en el quinquenio que finaliza en 2008, ya que entonces trepó a US$ 17.484,3 millones (+137,7%). En el inmediato siguiente, que llega hasta fines de 2013, se advierte una evidente desaceleración ya que sólo se operó un crecimiento adicional de apenas 28,2%.

Esta parábola declinante no dejó de plantear una nueva problemática. Dado que todos los demás rubros generaron permanentemente sendos desequilibrios en nuestra contra, ellos no pudieron ser atendidos plenamente por medio de aquéllos y, muy por el contrario, las respectivas brechas tornaron a subir continuamente. En 2003, los ocho aludidos en último término cerraron con un déficit global de US$10.319,6 millones, importe éste que en 2008 ya ascendía a US$ 25.524,8 millones (+147,3%) y en 2013 a US$32.004,1 millones (+25,5%).
El rubro que registra las mayores exigencias es el de Maquinarias y Material eléctrico, pues generó hasta fines del año pasado un déficit de US$16.525,5 millones, o sea 51,6% del total de todas las ramas industriales. Curiosamente, ya en el año 1988 por ese mismo concepto se requirió cubrir un desequilibrio de US$9.133,6 millones, cuyo incremento posterior se atenuó al punto que actualmente es sólo 94,5% mayor que aquel de 15 años atrás.

Un examen intrasectorial permite advertir el reciente gran crecimiento del déficit en materia de combustibles y demás fuentes de energía, que en 2010 todavía se mantenía superavitario, llegando en 2006 a acumular en ese concepto un saldo a favor de US$6.030 millones. A partir de entonces fue descendiendo hasta que en 2011 surgió el primer saldo negativo, de US$2.784 millones, que a fines de 2013 virtualmente se triplicó. La perspectiva de volver a cerrar esa brecha depende muy especialmente de los futuros resultados de una intensiva explotación que se encare en el yacimiento neuquino de Vaca Muerta.

Éste requiere el manejo de una tecnología e instrumentales especiales pues además de estar ubicado entre 2.000 y 4.200 metros de profundidad permanece en estado sólido y adherido a mantos rocosos. Se trata de combustible no convencional que requiere la inyección a presión de arena y agua para despegarlo; etapa previa antes de extraerlo mediante su aislamiento “in situ”.

El yacimiento de Neuquén es el segundo en importancia del mundo en gas y cuarto en petróleo pero demorará no menos de cinco años en llegar a su nivel de rendimiento óptimo. Por el momento, Estados Unidos -que viene utilizando esa técnica desde los años 80 del siglo XX-, y Canadá, desde hace un quinquenio, marcan la senda a seguir en esta materia.

La concurrencia de capital privado externo directo fue de sóloUS$2.400 millones en 2013, la cifra más exigua de la década e incluso marcando una baja sensible respecto a 2012, cuando había llegado a US$3.700 millones. El intento de mejorar el desempeño mediante un régimen especial de “blanqueo” que ha gozado de un plazo “abierto” no dio los frutos esperados y la caída generalizada de la actividad económico-financiera, incluso en los países de crecimiento más dinámico (China e India) son claros indicadores de que este año seguirá siendo difícil de superar con éxito.

No obstante, en los últimos meses se atisba el comienzo de una firme recuperación relativa al nivel de reservas, que constituye un buen signo que hace alentar un mayor grado de confianza.

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