El Estudio de Arquitectura Montevideo y Pablo Dellatorre convierte las obras de arquitectura en personalidades. Mediante una original composición de materiales, recursos, figuras geométricas y modelos que sobreviven a distintas épocas, conforma una experiencia vívida y particular para cada obra. Entre lofts, viejas fábricas, ranchos de playa y campos de maderas crujientes renacen nuevos lenguajes, de los que se hacen eco las estructuras, y se preguntan: “¿Que querríamos ser si pudiéramos pensar?”. Su más reciente innovación fue Distrito F, un “gigante que revivió” luego de la intervención de estos profesionales. Por Laura Pantoja – [email protected]
“Revivir un gigante” fue la premisa del Estudio de Arquitectura Montevideo y Pablo Dellatorre para encarnar la obra de Distrito F, un complejo abandonado, en pleno centro, que hoy irrumpe con oficinas y residencias, aportando a la zona una original impronta. Se autodefine como “creador de personalidades para sus clientes”, capaces de “teñirlas con sus propias paletas o perfumes”. Distrito F es una muestra, al igual que otras obras -como Galería Gremio, Milá, Maquinita y Alma Pueblo- en las que han jugado con combinaciones funcionales, tipológicas, compositivas, de materiales, personales, ambientales y hasta geométricas. Para conocer más de cerca la proyección, ideología, filosofía del estudio, El Inversor y la Construcción dialogó con Marco Ferrari, uno de los arquitectos integrantes del estudio.
-¿Qué estilo arquitectónico eligieron para Distrito F en función de lo que se pretende aportar a la zona?
– Si hablamos del “estilo” utilizado, realmente no seguimos un lineamiento estandarizado o único. Lo que hicimos en DF es crear una serie de conceptos que conforman la columna vertebral de toda la personalidad del proyecto. En este caso, lo urbano, cálido, introvertido, acogedor, industrial y cargado de vegetación fueron los conductores. La obra influye en sus usuarios de varias formas positivas: genera reconocimiento, pertenencia, afecta los sentidos de manera positiva, crea bienestar, agrado a la vista y una sensación general de confort.
-¿Han tomado algunos modelos como base para traspolarlos a esta estructura?
– Preferimos hablar de inspiraciones y no de modelos, basadas en tipologías nacidas en más de una época, es algo que va mucho más allá del estilo buscado para agradar. Esto se convierte en una fórmula innata creada desde las necesidades humanas, plagada de materiales nobles como aceros, maderas, ladrillos y hormigones. Desde allí nos encargamos de crear una composición con gestos geométricos armónicos y texturizados. El cliente, independientemente de la época, es siempre el hombre, a quien buscamos resolverle su confort, satisfacer sus sentidos en lugar de elegir estilos.
– ¿Y qué forma toman esas inspiraciones?
-Somos unos enamorados de los loft en las viejas fábricas o de esos ranchos de playa o campos viejos de maderas crujientes, los cuales buscamos transformar en estructuras útiles, con buenos detalles y funcionales. En la zona céntrica se manejan muchos lenguajes, por lo cual las intervenciones que hacemos son personales y menos contextualizadas. En la fachada procuramos ser intensos pero reservados.
-Una vez elegidos los ingredientes y la receta personalizada en la inspiración o modelos de varias épocas, ¿qué resulta de tal integración?
– El complejo es acogedor, industrial, flexible, cálido y está siempre acompañado por vegetación. Así fue el manifesto que creamos para acompañar el diseño desde la puerta de ingreso hasta el resto de los espacios. Todos cuentan la historia basada en viejas fábricas, casas antiguas, galerías playeras y bares de puerto, mixturados al amparo de nuestra intuición artesanal.
-Con todo, ¿cuál es el aporte más importante en materia de innovación que están entregando a la ciudad?
– Creemos que la arquitectura es una respuesta madura a las necesidades de las personas. Trabajamos de muchas maneras: funcionales, tipológicas, compositivas, materiales, personales, ambientales y de tipos de materiales o geometrías de materiales incluso. Pero las personalidades que creamos para nuestros clientes son fuertes y pueden diferenciarse entre ellas, describiéndolas en una sola oración pero siempre teñidas por nuestra paleta, un nuevo perfume.
-No sólo de personalidad, sino de toda una vida han dotado a esta estructura abandonada…¿No?
-Hablamos de revivir un gigante urbano, de hacer un restyling a un edificio abandonado, de darle un alma nueva y una relación con la vida del centro en la ciudad, tras 30 años de haber nacido. Pensamos en su velocidad, su ansiedad y sus ganas de estar en paz después de un largo día de trabajo. Es la nueva energía que tiene una viuda después de algunos años luto. Siempre nos preguntamos que querría ser este lugar, si pensara.
-Personificar una obra…
-Esa personalidad es nuestra innovación. Es más el discurso que damos con los ambientes y el nombre que la clásica visión académica del estilo estático y la mera combinación de materiales, que tan atrás quedó en nuestra manera de pensar. Buscamos fabricar personalidades, símbolos y creemos que va mucho más allá de la arquitectura.
-Entonces, con base en sus intervenciones y proyectos ya concluidos, me imagino que han fusionado y creado un sinfín de personalidades…
– Al tener cada obra una distinta personalidad, ambiente, aroma, podríamos decir que todos los proyectos tienen eso, nuestra manera de pensar y hacer las cosas. En cada uno de ellos se encuentran materiales e ideas nuevas, recursos que usamos desde siempre, detalles curiosos y en forma permanente, cambios y novedades. Incluso las sucursales de la misma marca tienen sus diferencias en sus características, como es el caso de Milá, tanto entre las sucursales de Chile, Buenos Aires y la nueva de Córdoba (restaurante tipo bodegón porteño de vieja época, con onda y estética contemporánea). Cada sucursal, si bien esta vestida por elementos similares, ropajes de la misma marca, son hermanas de distintas en edades, contextos y discursos. Se podría decir que nuestras obras están todas ligadas por una apariencia y diferenciadas en sus presencias internas, sus manifestos.
-¿En qué otros diseños podemos ser acreedores de esa personalidad?
– En la Maquinita, que es un edificio de oficinas de coworking en Córdoba, la conectividad, el siglo 21 y la juventud fueron los conceptos centrales. Eso puede observarse en sus lazos geométricos, físicos e incluso desde fuera del edificio a la distancia. Desde Ochre hasta la Galería Gremio, pasando por Alma de pueblo, Medialunas Calentitas Yrigoyen, esta ideología de personalidad + perfume es una constante en nuestras creaciones.
-¿Avanzan en otros proyectos?
– Sabemos que somos una referencia en materia de lenguaje en Córdoba pero hay muchos que se dedican a fomentar esta manera de diseñar. En cuanto a oficinas, ya he hecho cinco proyectos. El mix edificio-oficina es nuevo para nosotros y DF fue la primera prueba. Estamos trabajando en un proyecto muy importante de mix de usos que incluye un parque en el primer piso, con galería comercial, hotel, hostel, estacionamientos y también proyecta un teatro en el mismo complejo.
-Según algunas de sus elecciones, ¿puede decirse que vuelve lo vintage? ¿Es un estilo de moda y qué pretende reflejar?
– Vintage es un término amplio, que es bastante indefinido en sus materiales, tal vez es más definido en su gráfica. Si vamos al caso del diseño gráfico presente en todas nuestras obras, lo vintage prácticamente no existe. Creemos que se dice que lo vintage vuelve, muchas veces, sólo por el uso de madera y objetos, a lo cual respondería que la madera nunca pasó de moda, sólo hubo cambios en sus usos y su presencia. No obstante, después de una época fría de cortinas de vidrio impersonales, alucobon y luz blanca, estamos muy contentos de que un poco de las viejas ideologías inherentes al ser humano hayan retornado. Tal es el caso de la buena iluminación cálida, como la nobleza en materiales con sus nuevos usos y tratamientos. Sobre todo el intento del retorno de las experiencias vividas, tal vez esto es vintage: lo original, lo simple, tradicional, relajado, sintético y no lo pretencioso, actuado o duro. Personalidades que se transforman en diseño que desencadenan en experiencias vívidas, memorables, que dejan atrás la dureza y la frialdad. No creo que sea parte de un género pero sí de una pedido interno del inconsciente colectivo.
– Al ser artífices de un lenguaje propio en la arquitectura, ¿cómo lo combinan con el arte?
– Tal vez en arquitectura, su expresión y su gesto, es el lado más cercano al proceso del arte, en el cual libremente se desarrolla una idea, todos los elementos de la época y situación disparan premisas para crear un objeto mediante la interpretación y las búsquedas del diseñador, es la época que habla. La forma como un elemento físico tiene la intención de modificar positivamente la sensaciones en el vivir de las personas. Tal vez esos impulsos e intenciones libres de bordes son los gestos más relacionados con el arte.
Montevideo y Pablo Dellatorre
Es producto de dos estudios asociados que trabajan desde hace tres años. Montevideo, está conformado por Marco Ferrari, Ramiro Veiga, Gabriela Jagodnik, y por Pablo Dellatorre como estudio unipersonal. La unión Montevideo-Dellatorre generó un movimiento de muchas obras que terminó convirtiendo el grupo de cuatro en un equipo de 10 personas. Sofía Faur, Ignacio Igarzábal, Florencia Martínez, Ignacio Ongini, Antonella Faucher y Emi Derricades. Cuenta con perfiles también en las ramas del diseño gráfico (Clara Quinteros) y publicitario (No maten al mono).
Es una cadena de personas alineadas en crear estas obras guiadas por estos dos estudios que funcionan como uno solo a esta altura. En Buenos Aires también cuenta con obras, clientes y proyectos. Su intervención más reciente es Distrito F, un edificio de usos múltiples recientemente presentado después de un proceso de remodelación que llevó casi un año. Tiene un bloque de oficinas de cinco pisos que da a la calle, otro de 39 unidades con departamentos de un dormitorio y monoambientes, y otro residencial, con departamentos de tres dormitorios.