En Argentina, las empresas familiares representan 80% del total de las firmas, 70% del empleo privado y el total de su facturación equivale a 60% del Producto Nacional Bruto (PNB). Sin embargo, sólo 30% de estas empresas llega a la segunda generación y únicamente 15% alcanza la tercera, lo que indica que los períodos de transición generacional son su talón de Aquiles.
Por Eduardo M. Favier Dubois * – Exclusivo para Comercio y Justicia
Las empresas familiares y las familias empresarias tienen características propias que ofrecen esas capacidades y ventajas competitivas que las hacen fuertes. Sin embargo, también tienen debilidades y retos que asumir, que son propios y específicos de la relación familia- empresa, la cual en muchas ocasiones pone en peligro la existencia y continuidad de la empresa familiar.
La causa fundamental de los problemas de las eempresas familiares es la ausencia de límites claros y objetivos entre familia y empresa, es decir, la confusión entre estas dos entidades. Las vías a través de las que pueden llegar esos problemas son cuatro: la familia, la propiedad, la empresa y el cambio generacional.
La trampa más habitual en la que caen miembros de familias empresarias es confundir la condición de heredero o de socio con la de trabajador. Otra confusión habitual de roles es cuando varios familiares trabajan en la empresa y reciben idéntico sueldo al margen del puesto de trabajo que ocupen.
Otra trampa habitual de la empresa familiar es confundir las cuentas de la empresa con las de la familia. ¿Qué sucede cuando esto ocurre? En algunos casos sucede que a la hora de repartir los beneficios de la empresa, la decisión se toma en función de las necesidades de la familia, olvidando -en la mayoría de los casos- las necesidades de capitalización o financiación de la empresa.
También sucede que la caja chica de la empresa es considerada por la familia como el bolsillo de donde tomar para los gastos privados, como ser pago de cuentas de la casa, colegios de los niños, dietas y viajes personales de miembros familiares, etcétera.
Los desafíos
Se dice que uno de los grandes retos de la empresa familiar es el tránsito generacional, y ciertamente lo es porque no es un suceso (algo que sucede en un día o días, o el cambio de una persona por otra en un cargo) sino que es un proceso, largo, muy largo, invisible que se gesta en toda familia empresaria.
¿Existen sucesores perfectos? ¿Qué se ha de considerar para tener éxito?
La respuesta no es fácil: al igual que no hay hijos ni padres perfectos ni familias empresarias perfectas, tampoco hay técnicas perfectas para garantizar la continuidad pero sí existen maneras para lograr planificadamente ciertas garantías de éxito.
Una premisa importante de partida es pensar que, normalmente, los sucesores adecuados a la empresa se hacen. Y hacerlos, del mismo modo que hacer una empresa sólida, lleva tiempo.
Un elemento clave es la comunicación: hay que estar dispuestos, tanto padres como hijos/as, a tratar temas con claridad y sin evasivas. Es frecuente encontrar padres que nunca dicen a sus hijos lo que piensan de ellos por miedo a ofenderlos o herirlos y no se dan cuenta de que esos pensamientos ocultos no sólo los hijos los intuyen sino que, además, crean una sensación de desconfianza que no permite mejorar.
* Presidente del Instituto Argentino de la Empresa Familiar