De 443 empresas analizadas, 60% está de acuerdo con involucrar a sus empleados en la gestión del negocio y 88% afirmó que su personal “se encuentra suficientemente capacitado para ejecutar las tareas vinculadas con el puesto que ocupa”.
El mundo está en las puertas de una nueva economía: la del conocimiento, que se caracteriza por la diseminación de tecnologías de la información, el desmantelamiento de las jerarquías nacidas a mediados del siglo pasado y la relevancia del conocimiento y la información compartida, en tanto fuentes de riqueza principales.
Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) desarrolló una investigación con base en la importancia que tiene conceptualmente la “gestión del capital intelectual” como un componente estratégico para la generación del conocimiento en las pymes villamarienses y generar ventajas competitivas sostenibles.
El estudio concluyó que “existe conocimiento y manejo del capital intelectual, lo que les permite a las empresas generar ventajas competitivas sostenibles, pero que aún se descuidan elementos del capital relacional y estructural”.
La investigación utilizó un método exploratorio y descriptivo sobre la población de empresas pequeñas y medianas comprendida por un radio de 100 kilómetros, tomando como centro la ciudad de Villa María.
“El capital intelectual y el capital social de las pymes como base para el desarrollo” fue un proyecto de investigación estructurado en dos partes, que se inició con el objetivo de conocer el nivel de gestión de estas variables por parte de las empresas.
“En una primera instancia realizamos una síntesis del estado del conocimiento en la materia y de los principales conceptos que conforman su modelo teórico. Y en la segunda parte se muestran los resultados alcanzados en el trabajo de campo realizado, en el que se indagó a las pymes sobre el manejo que poseían de la gestión del capital intelectual”, explicó Nicolás Beltramino, uno de los investigadores de la UNVM.
La muestra consistió en 443 empresas, de las cuales 84 por ciento tiene una antigüedad superior a cinco años y es, en su mayoría, de tipo familiar.
Menos de 36 por ciento de estas firmas enfrentó la crisis de transmisión generacional de la primera a la segunda generación y aproximadamente ocho por ciento la superó con éxito y son administradas por la tercera generación.
Buen concepto
Otros datos importantes que consideraron los investigadores estuvieron relacionados con que más de 60 por ciento de las empresas consultadas reconoció estar de acuerdo con involucrar a sus empleados en la gestión del negocio, y que 88 por ciento afirmó que su personal “se encuentra suficientemente capacitado para ejecutar las tareas vinculadas con el puesto que ocupa”.
Según sostuvo Beltramino, “el nivel de manejo de las variables del capital intelectual se demuestra observando la antigüedad promedio de las empresas, la que se encuentra en algo más de 21 años de existencia, antigüedad a la que es imposible llegar si no se manejan los factores intangibles que son los que posibilitan la competitividad y la supervivencia empresarial en entornos cada vez más competitivos”.
No obstante, agregó que “un interrogante a resolver está dado por determinar cuál es la brecha existente entre lo que los empresarios manifiestan que hacen y lo que realmente hacen en materia de capital intelectual”.
El equipo de investigación estuvo integrado por Edgardo Veraheghe, Nicolás Beltramino, María Cecilia Conci, Cledis Peccoud, Marcelo Ingaramo, Ana Laura Piekenstainer y Mario Tamagno.
Cultura inmigrante
En el trabajo también se contemplaron factores externos, como el origen cultural de los empresarios. Se determinó que, en su gran mayoría, proviene de una corriente migratoria del norte de Italia, lo que acentúa ciertos valores que luego prevalecen en las culturas organizacionales de las empresas, como “el trabajo duro, el valor de la palabra, la lealtad, la tolerancia al riesgo, el respeto a las instituciones y la tenacidad”, entre otros.