Frente a la proyección de un bajo crecimiento económico, las pequeñas empresas deben prepararse. Hacer el ejercicio de cómo afrontaron la crisis de 2001 es un buen comienzo.
En un escenario político económico turbulento, donde los protagonistas de 2014 serán la inflación, la incertidumbre, la no creación de nuevos empleos y la desinversión, la recomendación del economista Guillermo Acosta para las pequeñas y medianas empresas es “armar un escenario catástrofe” que plantee la “peor situación hipotética ” y sus vías de resolución, “teniendo en cuenta algunas de las decisiones tomadas en la crisis de 2001”.
“¿Qué pasó con la peor situación de la política económica reciente?. Es necesario que hagan el ejercicio de 2001. Tener en cuenta aspectos como: ¿Cómo acomodé mi negocio? Si se llegara a repetir el panorama: ¿Qué resolución tomé con las instalaciones físicas, con los empleados, con las finanzas?”, precisó el especialista de la Bolsa de Comercio de Córdoba ante una consulta formulada por Comercio y Justicia.
Sus recomendaciones intentan arrojar luz a las pequeñas y medianas empresas, comercios y firmas de servicios que, en medio de la caída del consumo, la escalada de la inflación y la crítica situación vivida semanas atrás tras los saqueos, han agudizado sus temores y magnificado sus problemáticas.
El economista, lejos de alarmar, propone hacer un parate en la vorágine de la tesorería diaria, para dar lugar a un momento de análisis y retrospección. Recordando las resoluciones tomadas en la “peor época” y sus consecuencias, la empresa no sólo evitará sorpresas, sino que estará preparada internamente para afrontar el devenir.
Planificar en vez de contar
“La pyme está muy acostumbrada al tesorero que cuenta día a día los billetes, ahora es tiempo de analizar, de planificar. Es necesario incorporar un gerente financiero que sea capaz de cuidar la sustentabilidad financiera”, agregó Acosta.
En un año en el que se prevé una inflación de 30% y un consumo que no podrá ser “alentado” por el Gobierno ni mucho menos por los salarios, que “escasamente aumentarán a la par de la inflación”, según precisa Acosta, las pymes deben “planificar”.
Un gerente financiero es capaz de planificar y administrar el stock, los ingresos y egresos, sabe cómo gestionar “los cheques de proveedores en una Sociedad de Garantía Recíproca, por caso, para que se puedan descontarlos en el mercado de capitales. A diferencia de lo que piensan las pymes, no es un proceso tedioso, al contrario, permite de hacerse de efectivo a tasas muy convenientes”, precisó.
Consultado acerca de cómo debieran afrontar este costo las pymes, justamente en este momento en el que la inversión es la que está en duda, Acosta aclaró: “Como primera medida existen consultoras que hoy prestan este tipo de servicios; en segundo lugar, la inversión en mantenimiento siempre es necesaria para no perder competitividad. Si yo tomo un recurso que me ayuda a gastar menos y a ganar más con lo mismo, deja de ser un gasto y se convierte en inversión. Es decir, es un ‘gasto’ que se termina recuperando”, enfatizó Acosta.
“La competitividad no sólo tiene que ver con el tipo de cambio y los impuestos, depende de los aspectos internos de la empresa: la profesionalización, la optimización de los procesos, la eficiencia en la cadena de valor. Hay que invertir en Argentina, tenemos que estar preparados para las oportunidades”, finalizó.