Parece que Córdoba no es una “isla” sólo en términos de políticas públicas e iniciativas oficiales que, por una cuestión de disputa de poderes, intenta diferenciarse de los ideales de la gestión kirchnerista.
Por Cecilia Pozzobon – Redacción de Comercio y Justicia
Aparentemente, lo distintivo llegó a los números privados -los cuales, supuestamente, hasta no hace mucho, excedían el ámbito de intervención de los funcionarios públicos-.
Y digo “supuestamente” porque el común de la gente no logra tomar conciencia de lo largo que puede llegar a ser el brazo del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a la hora de lograr aquello que se propone. Y quienes sufren el hostigamiento no se animan a ponerlo en evidencia por temor a “enfurecerlo”. Varios empresarios cordobeses ya pudieron comprobarlo.
Es, al menos, lo que comentan en los pasillos de reuniones en las que se les cuestionan las diferencias existentes entre las mediciones (nacionales y provinciales) de desempeño de distintas actividades del quehacer económico.
“A veces se inflan un poco los indicadores”, reconocen entre líneas y explican: “Obedecen a cuestiones políticas. ¿Sabés lo que significa tener que explicar que la cosa no está tan bien como ellos dicen?”, argumentan los empresarios al buscar cierto apoyo periodístico.
Parece que Córdoba no es sólo una isla en términos de política pública sino también en cuanto al resultado del desempeño de su actividad económica.
Y parece que el brazo de Moreno definitivamente es muy largo, porque no sólo ha conseguido distorsionar las estadísticas que realiza el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) sino que ha alcanzado a algunos de los que dibujan los números privados.