La información aparecida en las últimas horas mediante un cable de la agencia oficial de noticias Télam respecto a un posible acuerdo de compensación de deudas entre la Nación y la Provincia, a instancias del Ministerio de Economía nacional, constituyó el primer signo de aproximación entre dos administraciones que, por razones diversas, optaron hace tiempo por el autismo en detrimento de la necesaria interrelación política e institucional que redunde en beneficio de los cordobeses.
Por Alfredo Flury – [email protected]
La historia de ese quiebre es harto conocida. Los argumentos de una y otra parte para justificar ese derrotero, también.
Como fuere, desde hoy se abre un nuevo escenario político y la oportunidad de torcer ese destino en apariencia ineludible que signó las relaciones entre la administración de José Manuel de la Sota y Cristina Fernández.
El enfrentamiento político no parece tener retorno. Y está bien que así sea. Al fin y al cabo ambos representan modelos de país ciertamente diferentes. El punto es que ese abismo que separa a las dos administraciones deje de interferir en la urgente necesidad de recomponer relaciones y abordar decisiones clave que afectan de manera directa a la Provincia.
En ese marco, la señal surgida del cable de Télam exige ser consolidada con hechos concretos para los dos últimos años de gobierno de ambos dirigentes.
Las deudas cruzadas entre las dos administraciones bien pueden ser el punto de inicio de un cambio de escenario que en los últimos meses se tradujo en demandas judiciales las diferencias en los distintos frentes.
Sin mayores precisiones aún sobre la posibilidad cierta de un compensación de pasivos, la jugada surge a priori forzada por un posible fallo adverso para la Nación por parte de la Corte Suprema en las diferencias vinculadas con la cobertura del déficit de la Caja de Jubilaciones de la Provincia.
No obstante, la excusa bien puede abrir un escenario de negociaciones mas amplias.
De la Sota y su equipo alientan esa alternativa al recordar que, tras las elecciones de medio tiempo en 2009, el Gobierno nacional se allanó al diálogo por el rojo previsional y terminó firmando un acuerdo ciertamente beneficioso para Córdoba.
Nada asegura que esta vez la situación se repita. Por lo pronto, a diferencia de entonces, la Nación dejó de transferir fondos para la cobertura de los déficits previsionales de todas las provincias que no traspasaron sus regímenes a Anses, al menos dejó en girar esas partidas de manera formal y protocolar.
Con todo, parece ineludible que aborde con las provincias los vencimientos de deuda que vuelven a activarse en 2014 luego del extendido período de gracia del plan de desendeudamiento lanzado por la Presidenta en 2010 y que tanto benefició a Córdoba.
Al fin, la política en los últimos años ha dado sobradas muestras de decisiones cambiantes aun en escenarios que parecían signados por lo irreversible. La posibilidad está abierta una vez más y los resultados de esas determinaciones serán vitales para todos los cordobeses.