OPINIÓN

Cuando el diario Comercio y Justicia se convirtió en una noticia judicial

Por Armando S. Andruet (h)

“¿Qué habría sido si, 20 años atrás, las cosas no hubieran tenido el rumbo que tuvieron? Se habría dado por clausurada en forma abrupta la colección de jurisprudencia local más significativa que en la provincia ha existido y donde los grandes maestros de nuestra cultura jurídica de Córdoba escribían con frecuencia y devoción”

Nuestro título para esta pequeña reflexión puede parecer un tanto desconcertante, pero en rigor de verdad, sin duda es lo más auténtico que se puede decir, cuando se reconstruye el rompecabezas judicial-concursal, sindical-laboral y humano-económico; que unos 20 años atrás le correspondió transitar al diario Comercio y Justicia y su suplemento Semanario Jurídico.

Las vicisitudes de aquel año 2002 son dignas de conocimiento para una arqueología jurídica, puesto que, en esos acontecimientos, se materializa el derrotero que atravesó, por los mares del sistema de justicia, un buque, que había sido un diario que navegaba en esas aguas procelosas y que tuvo que encontrar la coincidencia de una buena tripulación y un gran Capitán, para asegurar que no encallara o naufragara y poder, así, llegar al puerto más deseado, como era y es, seguir navegando.

Aquellos tripulantes que no abandonaron la condición de ser tales hoy fueron los actores privilegiados que pusieron su economía y esfuerzos para que el momento del huracán jurídico no arrastrara el buque y encontraron la coincidencia de un Capitán, que en el caso fue una noble y sensible jueza –Dra. Beatriz Mansilla-, quien no se desanimó y puso su tiempo y empeño para que el naufragio no se produjera y dictó una resolución disruptiva de la jurisprudencia en la materia y que fue objeto de comentarios de todo color y textura. Recordamos con entusiasmo que ello fue así.

El Diario sigue su marcha y quizás pocos recuerdan lo sucedido y seguramente otros directamente lo ignoran; como es, que las 12 páginas de diario Comercio y Justicia – El diario de los empresarios y profesionales que regularmente pueden leer o consultar, más las diferentes secciones que en los ejemplares se acompañan, esto es: Judiciales y Comerciales (B), Indicadores Finanzas, Agro, Economía (C), Leyes y Comentarios (D), Licitaciones (E), Índice de Remates (F); son el resultado de una supervivencia alcanzada por un esfuerzo mayúsculo de personas que primero estaban convencidas no sólo de cuál era su oficio o profesión sino del verdadero compromiso que tenían con dicha dimensión realizativa de su opus.

Y luego, porque quien tenía que discernir lo adecuado en el caso concreto encontró los caminos que modelaban aquella idea de la equidad, que -como tantas veces lo hemos repetido- es la justicia adaptada a la completa naturaleza del problema. Al decir de Aristóteles, es “… como la regla de plomo de los arquitectos lesbios, que se adapta a la forma de la piedra y no es rígida…” (Ética a Nicómaco, 1138a10). Todo ello nos ayuda a pensar, que en muchas ocasiones, la realización de la justicia es también un entrecruzamiento de casualidades y personas y no solo de normas y dinero.

Como resultado más que evidente es que Comercio y Justicia, fruto de esos esfuerzos,se ha prolongado hasta este año, nada menos que 20 años más. Con ello, ha llevado su edad en el medio local y nacional a los 83 años. En una ciudad como Córdoba, fundada 449 años atrás y tomando como referencia que el primer diario en la República Argentina fue “La Gaceta” en 1810, es decir, que nos acompaña 212 años de prensa libre; dimensionar que Comercio y Justicia lleva 83 años, no siendo un Diario de masividad sino direccionado a unos auditorios específicos tal como su subdenominación lo indica -“Relativo a Profesionales y Empresarios’- no puede ser considerado un hecho menor sino que dice de su consistencia periodística propiamente como diario y, también, de la relación de empatía y fidelización que ha logrado generar con sus lectores y suscriptores.

En el año 1998 un reconocido historiador inglés, Niall Ferguson, escribe una obra muy citada por aquellos años, y que era el ejercicio de pensar contrafácticamente situaciones historiográficas determinadas, como si ellas hubieran existido de otro modo y con lo cual poder construir situaciones no reales, pero que pudieron ser posibles.

Siguiendo muy indisciplinadamente aquella manera de ejercitar el pensamiento, podemos hacer una construcción contrafáctica de cuestiones muy importantes que se habrían “discontinuado” y otras que definitivamente nunca habrían podido comenzar.

Y en realidad deberíamos decir, para seguir la misma letra de Ferguson, que desde ya que no podemos volver al pasado y hacer las cosas diferentes, porque en este caso no es ello nuestro deseo ni mucho menos, pero sí hacerlo, para de esa manera “imaginar contrafactuales de este tipo, forma parte esencial de nuestra manera de aprender” (Ferguson, Niall (1998) Historia Virtual: ¿Qué hubiera pasado si…?. Madrid, Taurus). Así entonces decimos, que nos proponemos aprender de las “privaciones’”que habríamos tenido y también sabiendo, que las hipótesis contrafácticas, como bien dice otro ilustre historiador -Edward Carr- son algo así como un “juego de salón”.

Basta recordar, para darle cuerpo al concepto de “privaciones”, que se habrían generado si 20 años atrás, las cosas no hubieran tenido el rumbo que tuvieron, finalmente sería pensar; que por lo pronto el diario Comercio y Justicia no tendría 83 sino sólo y nada más que 63 años de existencia. Que con ello, se habría dado por clausurada en forma abrupta la colección de jurisprudencia local más significativa que en la provincia ha existido, y donde los grandes maestros de nuestra cultura jurídica de Córdoba, escribían con frecuencia y devoción; y a la vez, se invitaba a jóvenes abogados que no eran por nadie conocidos a que sus artículos, si pasaban un control de calidad de quien ejercía la Secretaría de Redacción de dicha colección tan apreciada como era y es, Semanario Jurídico, fuera también premiada dicha labor con la inclusión del artículo en algún número del Suplemento.

No puedo dejar de recordar con mi agradecimiento perdurable, que yo mismo integré, aquel colectivo de ignotos aportantes de artículos que nos alegrábamos profundamente, cuando por esos misterios del azar, nuestro artículo se publicaba en un número en el que también una autoridad del derecho había escrito y ello nos hacía inferir, que al menos por carácter residual nuestra modesta contribución podía ser objeto de lectura.

Seguramente desaparecido dicho complemento de Comercio y Justicia, otros emprendimientos habrían tomado esa ausencia en la plaza judicial y se habrían fortalecido comercialmente por aquella ausencia; pero nadie podría retirar el recuerdo de los días dorados de aquellos Maestros y de los noveles aprendices, en los que todos eran convocados con igual magnetismo por ese apéndice del diario; que tenía tanta centralidad.

Los 20 años desde el salvataje de Comercio y Justicia a hoy pueden también ser un reflejo de la misma evolución y transformación que en él mismo se va produciendo constantemente, y quisiera brindar, como su lector, dos impresiones significativas. Por una parte, parto de destacar, que es un diario que muestra un cuidadoso equilibrio entre información y opinión. Ello no es frecuente para los diarios pequeños sino que es parte de un lujo que se pueden dar en principio, sólo pocos periódicos de gran masividad de lectores.

Comercio y Justicia posee pocas páginas, conlleva información especialmente orientada a lo que es su auditorio de lectores. Quien quiera estar informado de todo lo que acontece en términos generales, no encontrará ese resultado en este diario. Sin embargo el tener un núcleo duro y selecto de información empresarial y judicial, le ha permitido desplegar el capítulo de la opinión, reflexión y pensamiento como un activo muy valioso para sus lectores.

Quien repare con detenimiento habrá de visualizar que existen, desde hace varios años, nombres propios que firman sus columnas y contratapas en días asignados y cada uno de ellos tiene auditorios de lectores bien diferenciados, sin perjuicio de que habrá algunos espacios de opinión, que puedan ser leídos por todos los auditorios. Lecturas éstas que llevan de cuatro a 12 minutos y a cuyo fin no sólo se advierte que ha habido un elemento disparador que generó el breve ensayo sino también una contribución de actualidad, de relacionamiento o solo de formación cultural.

Esta combinación de información y de opinión que se conjugan en una simbiosis constante en Comercio y Justicia, habla también de las miradas perspicaces que la Cooperativa de Trabajo La Prensa Ltda –hoy Comercio y Justicia Editores Coop. de Trabajo Ltda.– que como propietarios del diario han tenido. Tiempos en los que las redes sociales desafían la existencia de grandes periódicos; por diferentes caminos Comercio y Justicia fortalece su relación con sus lectores.

A más de ello, debo señalar que como colaborador permanente del diario desde fines del año 2014 con nuestra contratapa quincenal de los días miércoles, también debo agradecer, que siempre las observaciones que desde la Editorial que se han hecho, lo han sido para la mejora del producto, como también, que la libertad de expresión jamás ha sido censurada y la disposición del diario ha sido la mejor muestra del cariño que todos los que están allí tienen por ese diario y que los que hemos llegado más tarde, también abonamos de la misma manera.

La segunda de las observaciones en la que me quiero detener se vincula con la constante atención que la Dirección coloca en los aires nuevos que soplan y que traen consigo las necesidades que se van generando en el espectro de lectores. Desde ese punto de vista, a ninguno de nosotros se nos puede escapar, que el capítulo que se integra en el diario bajo el rubro Capacitaciones Comercio y Justicia, donde se visualizan las ofertas académicas que el diario va sumando desde su campus virtual, con excelentes magistrados y abogados, es un reflejo que confirma que Comercio y Justicia puede seguir creciendo en la innovación sin perder la tradición por demás bien ganada.

Ésta es nuestra reflexión, pensada desde todo lo que tendríamos como carencia, si 20 años atrás no hubiera ocurrido, al fin de cuentas, lo que mejor pudo suceder, tal como ocurrió, es que este Diario Comercio y Justicia siga siendo leído diariamente.