Por Claudio Pizzi (*) – exclusivo para Factor.
La administración es una necesidad básica que aún no ha sido detectada por las pymes.
Así como un barrio carenciado observa lentamente la llegada de los servicios mediante caños, hombres con casco desplegando múltiples tareas, excavadoras y surcos en la tierra, la “administración” debe conectar urgentemente con este tipo de organizaciones a través de profesionales, papers, vídeos y cualquier medio que pueda comunicarla y darla a conocer con amplitud. La administración nace con el hombre, pero se organiza como tal a partir de la primera revolución industrial (1760), en la que se organiza la producción de ciertas actividades por medio de la “fábrica”. Allí nace la mentalidad empresarial de la mano del mundo textil, la siderurgia, la agricultura, para luego afirmarse en la segunda revolución industrial de 1870, caracterizada -entre otras cosas- por la llegada de fuentes alternativas de energía, tales como la electricidad y el petróleo.
Como consultores, cuando visitamos una pyme, una de las primeras cosas que intentamos observar es si existe la administración en alguna de sus tres expresiones: arte, técnica o ciencia. Algunas veces encontramos un enfoque artístico; en otras, el despliegue de algunas técnicas basadas en cierta planificación del trabajo, pero en buena parte de ella, hay ausencia de “rigor científico en su aplicación”. Algunos creen que administrar es cubrir un puesto, comprar un enterprise resource planning (ERP, por su sigla en inglés) digitalizar un proceso de trabajo para ahorrar papelería o colocar un sistema de cámaras para monitorear el desempeño en tiempo real de los empleados.
Cuando hablo de ciencia, me refiero a entender la administración desde la concepción de una teoría que a través de los años ha generado innumerables aportes para las organizaciones no tan sólo desde un enfoque cuantitativo como, por ejemplo, el concepto de calidad total o la programación lineal de las operaciones. Existen decenas de modelos estratégicos, tácticos y operacionales disponibles para hacer más eficiente y eficaz la gestión de una organización que van desde la matriz Boston Consulting Group (BCG, por su sigla en inglés) el análisis de la cadena de valor, el six sigma, el modelo Canvas, hasta el cuadro de mando integral. En las pymes observamos un cierto orden que nace de la práctica, la costumbre, la observación o la copia. La administración es delegada a personas que no siempre tienen la suficiente preparación para ordenar la información, generar circuitos flexibles de control o reducir los costos mediante la mejora en la atención al cliente, la producción y las entregas de productos y servicios.
La pyme de hoy juega la mayoría de sus recursos a evitar juicios laborales, reducirla carga fiscal, mantenerlas ventas, cobrar las deudas y tratar de pagar los sueldos. Se ha desarrollado en una visión corto placista en la que el concepto “planeación estratégica”, por ejemplo, no forma parte del menú del día. Muchas pymes no han experimentado en la actualidad el enfoque “conductual de la administración”, que es aquel que se orienta hacia las personas, y que revisa su comportamiento organizacional como sí lo hacen las multinacionales. Es una ventaja enorme que se da en un contexto cambiante y complejo. Las nuevas generaciones de trabajadores, con sus diferentes apreciaciones acerca de la vida, su concepto del trabajo, objetivos y motivaciones, obligan a las pymes a mirar más allá de la coyuntura, si pretenden mantenerse y ser rentables.
En la actualidad se observa en las pymes falta de trabajo en equipo, problemas de comunicación, falta de conocimientos y metodologías profesionales para manejar conflictos, ausencia de procesos estadísticos en las operaciones para proyectar requerimientos de materiales, fondos, inversiones. Este tipo de organizaciones descansa en la ley de la supervivencia, descuidando una variable sensible que puede hacer la diferencia: el manejo profesional de la administración. Vuelvo a repetir la frase inicial. “Es una necesidad básica que aún no ha sido detectada por las pymes”. El Ministerio de Producción de la Nación (datos del 2016) menciona que, aproximadamente, del 100% de las empresas argentinas, 99,8% es pyme; 83%, microempresa; 16,8%, mediana y tan sólo 0,2% es considerado grande. Que cada año mueren 68 mil empresas y se crea una cifra similar.
Esta quizás sea la prueba más contundente que puedo mencionar al respecto. Los factores causales podrán ser diferentes, no lo dudo, pero debemos estar seguros de una cosa. No es la “sana administración la que saca a una organización de su estado cortoplacista y la transporta hacia la sustentabilidad”, es la aplicación del arte, la técnica y la ciencia. Es la administración funcionando a pleno, aportando toda su sabiduría y experiencias de la mano de profesionales que aman a las organizaciones y están dispuestos a acompañarlas en el difícil camino del desarrollo sustentable.
(*) Licenciado en Administración. Profesor de Administración General Ciencias Económicas (UBA). Máster en Dirección Estratégica de Empresas. Director de la Consultora Organizacional www.dorbaires.com