ESCUCHARDIMU, el Posgrado de Diseño de Muebles que se desarrolla desde hace diez años en Córdoba, estableció un nuevo formato de cursado, que dio lugar a un concurso entre sus participantes para crear innovadores asientos destinados a la empresa Andre Kevin. Tres fueron los ganadores, quienes firmarán un contrato de para la fabricación de los productos.
Por Laura Pantoja –
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El diseño del mueble cordobés cobra cada vez mayor protagonismo gracias a DIMU, el Posgrado en Diseño de Muebles que se desarrolla desde hace diez años en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Córdoba, de manera conjunta con la Cámara de la Madera de Córdoba. Semanas atrás, DIMU difundió los nombres de los ganadores del concurso de diseño de asientos para la empresa Andre Kevin, con la que firmaron un convenio e instalaron una nueva modalidad de cursado en este postítulo.
Hasta 2012, la modalidad de trabajo era mediante la formación de grupos de diseñadores que trabajaban con empresas; en general eran 30 diseñadores (arquitectos, diseñadores industriales, diseñadores de interiores, etcétera) para 10 empresas, que se organizaban en grupos de tres para cada una de las organizaciones.
“Los trabajos resultantes fueron diversos en función de las empresas; algunos casos son industrias establecidas con estructura y tecnología de vanguardia; otros son talleres con maquinaria básica, donde trabaja el dueño y dos empleados. El curso era heterogéneo en tal sentido y llevaba distintas formas de avance según el producto, por ejemplo, pasaba que un grupo trabajaba con una empresa que operaba con placas y tecnología automatizada para la producción, y otro lo hacía con una empresa casi artesanal, que trabaja la madera sólida, con todo lo que cada caso implica”, explicó Jonny Gallardo, uno de los profesores del posgrado.
“Esta versatilidad y variedad aporta una gran experiencia al curso porque la transferencia de conocimientos es permanente; buscamos que se mezclen diseñadores con arquitectos, lo que mejora el resultado y verifica la riqueza dada por la transdisciplina”, apuntó.
El año pasado el curso tomó otro formato a partir de un acuerdo con Andre Kevin, empresa local que se dedica a la comercialización de muebles de diferentes proveedores y que apuesta a incorporar productos de diseño local. El convenio consistió en llevar adelante un concurso de diseño de asientos, cerrado para los participantes del curso. “Se propuso como tema trabajar con el diseño de un asiento o familia de asientos que se destaquen por su innovación, desde la propuesta conceptual, funcional, los materiales, la fabricación, nuevos modos de uso para el habitar contemporáneo enfocado en vivienda, empresa y oficina. Incluía materiales libres, pero se sugirió el uso principal de metal”, precisó el docente coordinador del curso de posgrado.
Andre Kevin, como eje del proyecto, trabajó con una serie de pymes, que colaboraron en la producción de los prototipos como talleres productores. La semana pasada se divulgaron los nombres de los tres ganadores del concurso, quienes como premio firmarán un contrato de Royaltie con la empresa para la producción de los asientos.
Los productos ganadores fueron: Genera Y; Ak Toy y Siestero, según pudo confirmar a El Inversor y la Construcción, la arquitecta María José Verón, coordinadora del posgrado junto a Gallardo.
Genera Y
La silla fue pensada por Soledad Gordillo, Milagros Porta y Sofía Trucco, para todos los jóvenes que son parte de la denominada generación Y. “Quienes le damos importancia a la emocionalidad y detestamos la insensibilidad de las organizaciones somos exigentes en temas como el tipo de tareas que nos asignan; nos tienen que divertir, motivar o bien debemos sentir que nos beneficiamos en el crecimiento personal”, indicaron las mentoras.
“La educación convencional choca con esta generación, ya que nuestro principal estímulo es la creatividad. Nos caracterizamos por el conocimiento tecnológico, la facilidad para acceder a la información, la cultura colaborativa y la transparencia en todas sus formas”, añaden.
La silla nace junto a un nuevo modo de trabajo: ágil, cambiante, más activo y en constante movimiento, que se gesta en el marco de una reunión improvisada o en el intercambio de ideas que surgen sobre la marcha.
“Intenta establecerse como un elemento accesible, funcional y que todos los “generación Y” van a querer tener en sus oficinas, escritorios o jóvenes empresas. Es un elemento que aporta color, y un nuevo concepto en silla de escritorio diario”, añadieron las profesionales ganadoras.
Silla AK-toy
El modelo fue creado por los diseñadores Federico Guzmán y Esteban Labarthe. Es una silla de interiores con variedad de colores, fabricada en fibra de vidrio, con tecnología de matriz única más hierro curvado pintado.
El proyecto se origina en la idea de proporcionar una re-interpretación del modelo de silla para exteriores Toy, que presentaba considerables inconvenientes al fabricante, por tratarse de una sola pieza de fibra de vidrio, que no resultaba apta para el método productivo y tecnológico escogido. Como consecuencia, buscaron rediseñar la pieza con el objeto de eliminar las superficies agudas y delgadas que son, justamente, las que presentaban dificultades a la hora de su fabricación. Esto optimiza el proceso tecnológico utilizado, a la vez que brinda una alternativa renovada, versátil y moderna, según señalaron los profesionales.
Sillón Siestero
Creado por la arquitecta Carolina Alcántaro, quien inspiró su búsqueda en las imágenes de las sierras cordobesas. La predominancia de los perfiles dentados de las montañas con el cielo, los colores vibrantes ocres de los pastizales, arboledas y flores, así como el reflejo de los colores en ríos y lagos fueron las postales inspiradoras para este diseño.
“El sillón siestero es un mueble para poder acostarse, relajarse, descansar y disfrutar de un siesta al aire libre como en un interior. Nos permite compartirlo con otra persona. Es un mueble para interactuar, acostarse, sentarse mirar hacia atrás, a un lado, ver al cielo, usarlo con otra persona, logrando más posiciones”, explicó la creativa.
El concepto optimiza las posibilidades gracias a la minimización de la materialidad y eliminación de los mecanismos, lo que da como resultado un mueble más accesible económicamente que brinda la opción de usarlo no sólo en viviendas privadas, sino también en departamentos de alquiler y cabañas vacacionales. “Es de bajo mantenimiento con una vida útil en buenas condiciones. Es posible diseñarlo en varios colores o telas diferentes logrando un mueble personalizado”, graficó la profesional.
La creatividad y la industria
Esteban Dutto y Carlos Ramos, propietarios de la empresa Andre Kevin, comentaron qué imagen tienen de los diseñadores y del modo en que se vinculan con la industria local: “Como todo proceso de cambio y/o innovación, creemos que los resultados no se ven de un día para el otro. Esto lleva años y años de trabajo, de esfuerzo conjunto y mancomunado entre la industria, cámaras empresariales, universidad y Gobierno. Esto hace que recién ahora se empiece a vislumbrar una conexión y mayor presencia de diseñadores en la industria local, están egresando las primeras camadas. Esto es incipiente, y ya no se los ve como un bicho raro o como un gasto. Algunos empresarios están empezando a entender que en este mundo globalizado y tan competitivo, el diseño y su profesionalización son una necesidad y una inversión de mediano y largo plazo. El que no lo entienda de esa manera, quedará fuera de mercado».
Con relación a las expectativas que la firma depositó en el momento de acordar la participación en el concurso, comentaron que la idea de Andre kevin es apoyar “a quienes con mucho esfuerzo, trabajo , dedicación y pasión trabajan para que el diseño tenga su lugar, su espacio y su identidad”. “En este caso puntual del concurso, sabemos cómo los arquitectos Jonny Gallardo y Maria José Verón (con su equipo) lo hacen de manera responsable, profesional y con mucha seriedad. Como lo dijimos antes, estos son procesos que llevan años. Y como referentes en la comercialización de diseño en esta ciudad, es un honor que nos hayan invitado a formar parte y poder contribuir desde nuestra posición con un pequeño granito de arena», apuntaron en los momentos de iniciar el posgrado el año pasado.
«Estamos gratamente sorprendidos. Los jóvenes que cursan el DIMU demuestran que tienen ganas y mucha capacidad. No lo hacen para pasar ni para zafar. Se ven ganas de aprender, dedicación y mucho talento. Escuchan, están atentos”, comentaron los dueños.
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