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La madera, una buena veta para la edificación sustentable

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En un contexto donde se consolida cada vez más el reconocimiento de la importancia vital de cuidar el medio ambiente y reducir el impacto de las construcciones al mínimo posible, así como también se afianza con mayor fuerza el concepto de bioconstrucción, la madera surge entre los elementos fundamentales para contribuir a la edificación sustentable, entendida como un recurso natural y renovable.

Por Carolina Brenner – [email protected]

Cada vez son más las personas y empresas que reconocen la importancia vital de cuidar el medio ambiente y reducir el impacto de las construcciones al mínimo posible. En este rumbo, también se afianza con mayor fuerza el concepto de bioconstrucción, entendido como sistemas de edificación realizados con materiales de bajo impacto ambiental o ecológicos, reciclados o altamente reciclables, extraibles mediante procesos sencillos de bajo costo y baja demanda de energía en el proceso de producción, transporte y montaje.

Generalmente, las obras de construcción ocasionan gran impacto medioambiental, debido a los materiales y herramientas que se usan y que generan diferentes tipos de gases y emisiones. Por el contrario, esta modalidad tiene como objetivo minimizar dicha contaminación, ayudando a crear un desarrollo sostenible que no agote al planeta sino que sea generador y regulador de los recursos empleados para conseguir un hábitat saludable y en armonía con el resto.

En un contexto donde se consolida cada vez más esta tendencia, la madera surge entre los elementos más importantes para contribuir a la edificación sustentable, entendida como un recurso natural y renovable.

“La madera es ideal para los sistemas de edificación de bioconstrucción, por sus múltiples ventajas, sobre todo en el ámbito ecológico”, comentó Daniel Lassalle, gerente Comercial de la Cámara de la Madera Argentina.

“Es fundamental destacar y difundir que este material continúa con sus propiedades de absorción de CO2 una vez preparada y colocada en obra. Esto permite una drástica reducción en las emisiones de este nocivo gas y un valor añadido en comparación a las construcciones tradicionales de hormigón”, agregó el directivo.

En este plano, la madera se consolida como uno de los materiales protagonistas por ser un recurso sustentable y aislante térmico que genera gran ahorro energético y armonía con el entorno.

En diálogo con el Suplemento El Inversor y la Construcción, Jorge Barroso, director del Departamento de Arquitectura de la Cámara Argentina de la Madera, rescata el crecimiento del uso de este material y su valor dentro de las obras más ecológicas.

¿Cuál es el crecimiento del uso de la madera como material para la construcción?
En ocasiones recuerdo los cuarenta años transcurridos en la difusión de la madera como material de construcción de edificios. Como todo proceso que implica modificación de valores de la cultura dominante, requiere tiempo y paciencia. A mi entender vale esperar, por los beneficios que aportará a la sociedad un incremento en el uso de la madera en la construcción del hábitat.

En los últimos años se nota una aceleración de su aceptación, no solo por los usuarios sino también por los organismos del Estado. Diríamos que el país comienza a recorrer el camino de otras naciones que, sin fuerte tradición de madera, amplían y aceleran el proceso, como los casos de Francia, España o Inglaterra.

Parecería que también nosotros estamos llegando a ese punto de inflexión, impulsados también por el desarrollo de nuevas tecnologías en la madera y sus derivados, como la creciente preocupación por el medio ambiente.

¿En qué ámbitos de la obra es donde más se utiliza y más aporta al medio ambiente?
Como pocos materiales, la madera puede resolver toda la materialidad de un edificio, no solo una vivienda. En algunos edificios desde la fundación (como por ejemplo la infraestructura de algunas vivienda de la ciudad de Venecia, en Italia). También se puede utilizar desde el basamento (cumpliendo la función de contrapiso) y, por supuesto, en los pisos, donde propone una variedad enorme de estéticas. Además, es muy utilizada y recomendada en los tabiques interiores y muros exteriores, así como en los entrepisos y la cubierta.

En los vanos de la “caja arquitectónica” también insertamos puertas y ventanas de madera y, si se puede, este material sirve para mesadas de cocina y de lavatorios.
Desde hace más de diez años, la madera se despega del piso y hasta los edificios de no gran altura comienzan a hacer uso de esta herramienta a través de nuevas tecnologías.

¿Cuánto puede reducir el impacto ambiental una vivienda que cuente con materiales en madera?
La construcción de edificios representa a escala mundial una de las mayores demandas de materiales, de energía en su proceso de producción y de funcionamiento, y aporte de CO2, el ”malo de la película” del cambio climático.

Sin entrar a competir, entre todos estos aspectos, la madera disputa los primeros lugares para combatirlo. Es un recurso renovable, transforma la energía solar en biomasa, en un ciclo permanente. Esta biomasa se forma, fijando el carbón del CO2 del aire y liberando el oxigeno. Como solemos afirmar la madera se produce con aire. Según algunas estimaciones una tonelada de madera, representa una reducción equivalente de CO2. Asimismo, requiere poca energía en sus procesos de producción: la denominada biomasa forestal.

Un edificio de madera pesa de cinco a siete veces menos, que una construcción tradicional de mampuestos cerámicos y hormigón, y por consiguiente la reducción de los dimensionamiento estructurales. Además, la madera es reutilizable y reciclable.

Por su parte, las tecnologías de construcción en madera facilitan su asociación con materiales que permiten obtener altos valores de resistencia térmica, y su consecuencia de la reducción de la demanda de energía en el funcionamiento de los edificios.

En conclusión, las particularidades de este material son casi ideales para resolver el problema del “abrigo” de nuestra sociedad, para todo tipo de edificios, más allá de la vivienda.

Tal vez esto fundamente que sea el material que más consume el mundo: más de 4.000 millones de toneladas anuales, que suplen las necesidades de “papel”, y de energía, y de muebles, y cada vez más de edificios.

En un horizonte cercano, nuevas tecnologías ampliarán el uso de este material, dando respuesta a nuevos desafíos, para una sociedad que crece, amplía sus demandas y, al mismo tiempo, debe proteger el medio ambiente que le da sustento.

En cuanto a sistemas de edificación realizados con materiales de bajo impacto ambiental o ecológico, es decir en lo que contiene a la bioconstrucción, ¿cómo nos encontramos como país y como provincia?
Si bien estamos retrasados, y el cambio es lento, hay grupos interesados en impulsar este proceso lo que seguramente, con el paso del tiempo, se va a producir. Esto es así en el ámbito nacional y el uso de la madera es un buen camino.

¿Qué otros materiales aportan a la bioconstrucción?
Entre los materiales que pueden acompañar a la madera en la bioconstrucción se encuentran, por ejemplo, las conexiones de caucho o polipropileno, polibutileno, o también polietileno. Por otro lado, se deben utilizar pinturas al silicato, agua, aceite de linaza, colofonia, ceras naturales, y otros similares. Y para complementar los cimientos y las estructuras, conviene utilizar cemento natural o cal hidraúlica, o adobe.

El aporte a la bioconstrucción
–  Es renovable: el fenómeno de los bosques de cultivo ha quitado presión al uso de maderas nativas. En Argentina por ejemplo, 95% de la foresto-industria trabaja sobre este tipo de bosques.

–  Es sustentable ya que, haciendo un uso responsable y un aprovechamiento sostenible, ayuda al incremento de los bosques.

–  Durante su período de crecimiento, los bosques fijan en su interior gran cantidad de CO2, uno de los gases que provocan el “efecto invernadero” sobre la Tierra. Pero son los bosques jóvenes, es decir, los que están en crecimiento, los que fijan más carbono. Los bosques adultos, aquellos que casi han alcanzado su máximo crecimiento, fijan cantidades muy pequeñas de carbono. Por tanto, es necesario realizar un aprovechamiento sostenible de los bosques que ya han alcanzado su máximo crecimiento, favoreciendo su regeneración y crecimiento.

–  Su transformación requiere un mínimo consumo energético.

–  Sus desechos son biodegradables y reciclables, ya que es un material orgánico.

–  Es un excelente aislante térmico, así colabora al ahorro energético y a la eficiencia energética.

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