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Una obra para la espiritualidad

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A mediados de abril quedará inaugurado el templo de la Iglesia de los Santos de los Ultimos Días, enclavado sobre un gran terreno de Villa Belgrano, en la zona norte de la ciudad de Córdoba. El edificio religioso sorprende por su arquitectura fastuosa, sus amplias dimensiones y materiales de alta calidad.

Por Carolina Brenner – [email protected]

Los fieles de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días consideran que el templo es la Casa del Señor, el lugar más sagrado sobre la tierra.

Bajo esta consigna y con una inversión de alrededor de tres millones de dólares se construyó el impactante centro de recogimiento que atrae todas las miradas de quienes transitan por las calles de Villa Belgrano, en el noroeste de la ciudad de Córdoba.

Se trata del segundo templo mormón del país (el primero está en Buenos Aires y fue inauguradoen 1986) que se erigió sobre un terreno de 20.900 m2 en las intersecciones de las calles Edmundo Mariotte y Pedro Laplace. Esta estructura con materiales de primera calidad y detalles fastuosos es la más grande del país.

La palada inicial se llevó a cabo en 2010, la construcción comenzó en 2012 y su inauguración está prevista para mediados del próximo mes.

Por su parte, la comunidad cordobesa y el público en general -más allá de quienes profesan o no esta religión- podrán conocer esta magnifica obra desde el viernes 17 de abril hasta el 2 de mayo, en un período denominado “la Casa Abierta”, Celebración Cultural y de Dedicación, en el que se espera la presencia de unas 60.000 personas.

Belleza espiritual
Los templos de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días son edificaciones estéticamente bellas que se distinguen por una meticulosa arquitectura. Están diseñados para honrar a Dios y como complemento de la comunidad local, conjugando valor y simbolismo. Son armónicos y cuentan con un cuidadoso tratamiento paisajístico en sus parques y jardines, generando un ambiente que sugiere serenidad y trascendencia. Están dirigidos a la familia, a las enseñanzas, a la reflexión y a la celebración de ceremonias trascendentes.

Estos edificios sagrados se diferencian de los miles de centros de reunión locales que hay alrededor del mundo, donde los miembros se encuentran normalmente los domingos para realizar servicios de adoración y tener actividades sociales entre semana y donde los visitantes siempre son bienvenidos. Por el contrario, los templos son utilizados únicamente para la realización de ordenanzas sagradas e instrucciones religiosas dirigidas al fortalecimiento de la relación de los miembros con Dios, con su familia y con los demás a su alrededor.

Además, estos templos no son construidos con grandes salas de reuniones como una catedral y no están diseñados para acoger a un gran número de personas al mismo tiempo; están construidos para recibir grupos pequeños que asisten al lugar en el transcurso del día y permanecen cerrados los domingos.

Los templos son considerados “casas del Señor” y están restringidos sólo a los miembros de la iglesia que demuestran una buena conducta y cumplen los principios básicos de la fe, lo que atestiguan ante sus líderes locales una vez cada dos años.

Existen 152 templos en todo el mundo, ya sea en funcionamiento, en construcción o anunciados. En la mayoría hay una estatua dorada de un hombre con una túnica ondulante con una larga trompeta en la boca. La estatua representa al ángel Moroni, un antiguo profeta y un personaje clave del Libro de Mormón.

Un ícono en Córdoba
La construcción del complejo religioso en Córdoba ocupa la mayor parte de la manzana y colinda con otros edificios existentes de la iglesia que se integran al conjunto. El templo se yergue en el lugar central y lo acompañan construcciones nuevas, destinadas a la administración, residencia de autoridades y misioneros, así como a los servicios de mantenimiento.

El terreno que ocupa en la manzana de la cuadrícula presenta fachadas en todas las calles de su perímetro. El ingreso se encuentra sobre la avenida Víctor Laplace, y llama la atención por el gran boulevard enmarcado por palmeras y arbustos.

Su ubicación posibilita contar con un espacio alrededor despejado, contribuyendo a la circulación del aire y a la visualización del edificio.

De noche, la iluminación y su vegetación proporcionan un marco adecuado para la exaltación de sus rasgos y el ambiente.

El proyecto y la dirección técnica del templo y del complejo religioso fueron compartidos por el estudio norteamericano Naylor Wentworth Lund Architects (NWL) y el estudio de arquitectura local JJMM Arquitectos de (Jabif-Mandril y Asociados), dirigido por los arquitectos José Néstor Jabif y María del Carmen Mandril, sociedad con una trayectoria de más de treinta años en obras de la iglesia.

“El diseño edilicio responde a un concepto clásico y sobrio, que se apoya en el carácter religioso reverente y en la honra otorgada al sitio y a las edificaciones. Su concepción simétrica y clásica resalta su carácter y provee a los fieles un ambiente de serenidad espiritual”, explica Jabif.

El templo se estructura con base en una conformación cuadrática simétrica, orientada hacia los cuatro puntos cardinales, en correspondencia con igual número de volúmenes prismáticos en dichas direcciones, que rematan en cuatro torreones, los cuales sirven de base para el nacimiento de la torre central.

Marcando los ejes transversales, ortogonales entre sí, y en continuidad con los volúmenes señalados, se proyectan sendos cuerpos cúbicos hacia las fachadas. Sobre tres de ellos y en cada uno, se marca una arcada principal que lo destaca. El restante, que corresponde al ingreso, se marca con un portal jerarquizado, que abre al vestíbulo en doble altura, coincidente con el eje del boulevard que proviene del acceso principal.

Los volúmenes esquineros más bajos, intermedios a los principales, son prismáticos y con aberturas rectangulares.

La torre central se eleva y termina en una cúspide, coronada por la estatua dorada.

Los restantes edificios, de menor porte, presentan formas cúbicas con techos a cuatro aguas y fachadas tratadas con diferente revestimiento y coloración.

Conformación
El templo está desarrollado en los niveles de planta baja, entrepiso y subsuelos. Contiene locales con capacidad para albergar a grupos limitados, contando además con ambientes de mayor porte que congregan a los fieles para reuniones y ceremonias.

Entre sus salones se destacan: el baptisterio, sala a doble altura, donde se realizarán los bautismos. Este ambiente cuenta en su centro con el vaso de la pila baustimal circular -sostenida por estatuas de doce bueyes que representan a las tribus de Israel- a la cual se accede mediante una pasarela. La sala de novias, habitación delicadamente tratada, destinada a los preparativos previos al matrimonio y el salón celestial, ámbito calificado por la luz difusa cenital.

Sus interiores están ornamentados con motivos apropiados a un lugar de religiosidad. Las salas están decoradas con rosetones, guardas, molduras y vitrales de amplias dimensiones finamente trabajados. La luz natural difuminada y tamizada, penetra por ventanales rectangulares altos y esbeltos.

El subsuelo y el entrepiso técnico apoyan a la planta baja, concentrando las infraestructuras sanitarias, energéticas, de aire acondicionado y demás servicios. Vale destacar que para su control se implementó un sistema domótico centralizado.

La construcción
“En un primer paso se realizó una detallada planificación y cuidada ejecución. Las premisas fueron conseguir durabilidad y seguridad, con eficiente prestación funcional. Los templos cumplen altas exigencias en calidad, por lo que se compatibilizaron y aplicaron las reglamentaciones vigentes a nivel nacional e internacional, comprendiendo a la calidad de las infraestructuras, materiales y componentes, premisas ambientales y procesos constructivos. La seguridad de las personas, bienes y terceros fueron temas prioritarios en todo el proceso”, afirmaron fuentes del estudio JJMM Arquitectos.

En esta sintonía, se utilizó un sistema de modelación del proyecto en 3D, Building Information Modeling (BIM) para lograr una estricta coordinación entre las instalaciones entre sí con la obra civil, posibilitando ajustes y minimizando defasajes e inconvenientes.

Para la ejecución de las obras se estableció un programa de control de calidad y las tareas se realizaron bajo la supervisión y coordinación de la iglesia mediante un gerente en obra, conjuntamente con el equipo permanente de gerenciamiento en obra de la dirección técnica, contando con el apoyo de especialistas, consultoras y laboratorios nacionales e internacionales. En función de los estándares demandados, se seleccionaron empresas y proveedores para cada rubro, empleando materiales y mano de obra de alto nivel.

Predominó el uso de elementos y accesorios de origen nacional, siendo importados aquellos no disponibles en el medio o que debieron ser incorporados por su especificidad o por su significado para la iglesia.

Para la construcción se contrató a la empresa Walbridge Internacional, que -por medio de Walbridge Argentina y su alianza con la empresa cordobesa Tecsma, gerenció el proyecto.

Aspectos técnicos
La característica arenosa de los terrenos constituyó uno de los principales desafíos para cumplir con los estándares de seguridad en los aspectos técnicos operativos, disponiendo al efecto tablestacados, empalizadas y pasarelas técnicas y coordinando los movimientos y los desplazamientos en las operaciones. La estructura principal se ejecutó en hormigón, disponiendo paneles livianos de yeso en tabiques interiores, que respondieron a las máximas exigencias de normas en cada rubro. Para asegurar la aislación hidrófuga, tanto en los planos soterrados como en las elevaciones se colocaron membranas bajo las losas de piso y los revestimientos de fachada en los paramentos verticales. La carpintería de madera, tanto en aberturas, molduras o muebles esta conformada con alto nivel de calidad, finos detalles de terminación y destacados herrajes. Se colocaron pisos y zócalos de piedras naturales de diversos orígenes, matizadas con guardas trabajadas en diferentes piedras naturales. La fachada ventilada se realizó con placas y piezas decorativas de granito, sustentadas por soportes de acero inoxidable. Se revistió completamente el exterior con granito natural “gris mara”, variedad obtenida en Córdoba.

Los cristales decorativos de ventanales constaron de tres capas, con cámaras de aire y terminación tipo vitraux, con un diseño exclusivo para el templo. A su vez, se dispusieron cortinados y alfombrados acordes al ambiente. En los espacios exteriores se trataron las áreas verdes según sus distintas escalas, incluyendo ejemplares de especies autóctonas como algarrobo blanco y ceibo, la flor nacional argentina. Dos ejemplares de la especie se colocaron marcando el acceso principal. Se introdujeron también aquellas exóticas que están incorporadas, por uso y estética, a la imagen ciudadana habitual, tales como aguaribay, crespón y jacarandá.

Con este templo, Córdoba tendrá un edificio destacable, tanto por el valor espiritual asignado por la feligresía de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días como por las características técnicas y espaciales de su realización e impronta urbana, que dará un sello particular al sector.

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