ESCUCHARUna economía realmente nueva deberá ser profundamente ética en lo axiológico, socialmente inclusiva en su funcionamiento y resultado, y ambientalmente responsable y regeneradora de la vida en todas sus formas. Por Luis Ulla, director Ejecutivo del Instituto Argentino de Responsabilidad Empresaria (Iarse)
Muchos analistas de la evolución de la economía van ayudando, con sus aportes parciales, a delinear algunas de las características de lo que se ha dado en llamar la Economía 2.0. Basados en la idea de que la Economía 1.0, que fue la que nos trajo hasta aquí, ya está completando su fase final de vida.
Esa Economía 1.0 estuvo basada en ciertas concepciones que hoy estamos valorando cada vez más como erróneas, cuando no directamente equivocadas. Una de ellas era que los recursos del planeta Tierra eran ilimitados, por cuanto éstos se renovarían de manera permanente, haciendo que la abundancia fuese considerada casi como una variable fija. Este tipo de ideas se fueron sinergizando durante más de 200 años con otras que veían a las personas como meros recursos intermedios, para llegar al único y verdadero sentido del esfuerzo humano y del riesgo: obtener la máxima rentabilidad para el accionista.
Por ello no extraña que hace relativamente tan poco tiempo (1976) se haya otorgado un premio Nobel de Economía a Milton Friedman, destacado referente de la Economía 1.0. Mi abuelo solía decir que no era honesto criticar al Ford «A» por la falta equipamiento de confort que hoy vemos en los automóviles modernos sino que -más bien- había que verlo como algo que durante muchos años nos llevó y nos trajo de regreso. Haciendo lo mismo con la Economía 1.0, podemos decir que mientras ésta afectaba severamente la bio-socio-diversidad de la Tierra en los últimos 100 años, fue también la que permitió desarrollos científicos, tecnológicos y productivos que serán parte de lo que hará posible la Economía 2.0. Internet es, sin dudas, uno de ellos.
Los expertos suelen afirmar que aún se sabe poco de cómo será finalmente la Economía 2.0, pero que es fácil predecir que ella deberá tener algunos componentes esenciales para que su existencia sea duradera y legítima. Una economía realmente nueva deberá ser profundamente ética en lo axiológico, socialmente inclusiva en su funcionamiento y resultado, y ambientalmente responsable y regeneradora de la vida en todas sus formas.
Brindar datos actualizados acerca de nuestra realidad planetaria en materia de corrupción, pobreza, exclusión, devastación biológica y calentamiento global ocuparía más espacio que el previsto para esta columna, de modo que eso será tarea extra para aquellos que se interesan por lo que nos pasa y, además, son amigos del Dr. Google.
Considero importante destacar en este espacio que los primeros retoños de la Economía 2.0 están brotando desde hace más de una década y crecen a lo largo del Planeta. Esas nuevas formas de entender el rol de la actividad económica y productiva, que hace a la satisfacción de las necesidades humanas de todo tipo, se llaman hoy «empresas B». Son organizaciones empresariales que desde su ADN (sus estatutos sociales) ya definen que el cumplimiento de objetivos sociales y/o ambientales es lo que da sentido a su existencia económica.
Algunas se fijan metas sociales de inclusión de familias pobres a la dignidad del trabajo decente; otras, además, agregan metas ambientales como la regeneración del bosque nativo, etcétera. La rentabilidad encuentra así un sentido ordenador y pasa de fin a meta intermedia. Ya hay más de 35 «empresas B» en pleno funcionamiento en Argentina; Córdoba tiene en Ondulé a uno de sus mejores representantes. Algunas nacieron como «empresas B» y otras se han convertido -mientras otras se están transformando- a este nuevo modo de ser una organización social que participa activamente de la economía. Dentro de poco, una destacadísima multinacional de origen brasileño se tornará «empresa B». Por eso, si se quiere saber cómo será la Economía 2.0, que tal vez demore más de 50 años en llegar a definirse de una manera clara y definitiva, acérquese y conozca hoy a una de las «empresas B». Ellas tienen 98% del ADN de la nueva economía por venir.
«Ya hay más de 35 «empresas B» en pleno funcionamiento en Argentina; Córdoba tiene en Ondulé a uno de sus mejores representantes. Algunas nacieron como «empresas B» y otras se han convertido -mientras otras se están transformando- a este nuevo modo de ser una organización social que participa activamente de la economía. «
