ESCUCHARConocer la conversación gestual y corporal de los caninos permitirá mejorar la relación comportamental de la mascota con las personas. En Córdoba crecen las consultas de atención de cánidos ansiosos o fóbicos. En algunos casos, hasta se los medica con ansiolíticos y antidepresivos.
Por Carolina Klepp – [email protected]
“Una mirada dice más que mil palabras” es una frase frecuentemente utilizada para transmitir la potencia de la comunicación gestual, corporal y comportamental. A ella se puede recurrir para hablar de la comunicación entre perros y humanos, materia que está siendo estudiada por psicólogos y veterinarios. Los primeros, mediante la psicología aplicada al comportamiento canino; los segundos, por medio de la etología clínica. En lo que ambos coinciden es que cada mirada, movimientos de orejas y rabo del perro con una persona dice y mucho.
“En un país como Argentina, que tiene el récord mundial de psicólogos per cápita, no podía pasar mucho tiempo sin llevar a terapia al mejor amigo del hombre: el perro. La ciencia ha demostrado que los perros poseen notables capacidades cognitivas que les permiten utilizar claves comunicacionales con las personas. Una doctora en psicología analiza las capacidades de comunicación que despliegan los perros en su relación con los humanos”, informó la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
En tanto, en Córdoba, Omar Robotti, médico veterinario especializado en el tema también explicó a Comercio y Justicia lo que aquí se viene realizando en la materia.
Como el resto de los animales, los cánidos tienen varias formas de comunicarse con las personas.
“Una de las señales más relevantes es la dirección de la mirada a la cara del humano en una situación de conflicto”, explicó a la Agencia Argentina Investiga Gabriela Barrera, investigadora del Conicet que desarrolla sus actividades en el Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral (IciVet), dependiente de la UNL-Conicet.
Barrera contó que uno de los contextos que se estudiaron fue poner la comida a la vista del animal pero fuera de su alcance. Frente a esa situación los perros dirigían la mirada hacia los humanos para darles a entender su necesidad. El grupo de Investigación del Comportamiento en Cánidos (ICOC), en el que trabajó, pertenece a un rama de la psicología que tiene sus bases en la biología evolutiva y la psicología experimental.
“Específicamente, nuestras investigaciones se centran en conocer las capacidades comunicativas que los perros domésticos despliegan en su relación con las personas y, además, estudiar cómo el aprendizaje asociativo interviene en los mecanismos de la comunicación”, agregó esta investigadora, una de las pioneras en este campo en el país.
Claves sociales
Según el estudio que se vienen realizando, los perros no sólo se comunican sino que también son capaces de detectar y utilizar claves sociales comunicativas humanas, como el señalamiento o la posición del cuerpo para tener éxito en una tarea, por ejemplo para encontrar comida oculta. “Es decir, emiten y a la vez se valen de nuestras claves comunicativas”, destacó Barrera.
Tanto la especialista litoraleña como el cordobés coinciden en que todavía hay mucho camino por recorrer y es necesario sumar a más profesionales de otras disciplinas para que se extiendan las líneas de trabajo. El veterinario Robotti advirtió que este campo se está haciendo conocer cada vez más y que recibe múltiples consultas para mejorar la comunicación entre los dueños y las mascotas. Él está recibiendo casos en que hay patologías específicas. Los problemas más comunes por los que propietarios llegan a su asistencia es para mejorar la comunicación cuando los perros manifiestan agresividad a la familia, a las visitas o a otros perros o cuando -por ejemplo- muestran una mordida no controlada (de zapatos, pantalones, muebles, personas, etcétera) o se manifiesta destructor de puertas o plantas.
También actúa profesionalmente con perros miedoso y fóbicos, ya sea a las tormentas, a la pirotecnia o a los viajes. O cuando orina y defeca en lugares no apropiados a tal fin.
“El animal nos lee y muchas veces el humano es incoherente, por eso enseño al dueño como corporizar una comunicación mejor, como debería darle la enseñanza de un ‘no’, de un límite o de un ‘¡muy bien!’. En el caso de un freno para que no realice determinado comportamiento, la actitud del dueño debe ser dominante, con mirada elevada y verbalización firme”, ejemplificó.
Desde la denominada zoopsiquiatría, explicó también que se medican ciertos casos patológicos con ansiolíticos y antidepresivos. “En los perros se usan los mismos que en los humanos pero con valores más altos”, ejemplificó.
Según el veterinario, las razas más pequeñas son las que suelen presentar más problemas, son aquellas con las que se genera un vínculo de mayor apego, que suelen vivir en departamento, en espacios pequeños, el “perro humanizado”, como suele denominarse.
Estudio comparativo
Resultados distintos, según sean domesticados o de refugio
En la investigación sobre la comunicación canina se tiene en cuenta la situación en la que creció el perro. En un trabajo sobre las miradas, analizaron perros de refugio y los contrastaron con perros que viven en familias.
“En una fase que se denomina ‘extinción’, que es cuando dejamos de reforzar una conducta, en este caso, cuando dejábamos de darle comida ante la mirada del perro, encontramos que los perros de refugio tenían una mirada esquiva (hacia al ser humano) comparada con los perros de familia. Esto se debe a que la historia previa de aprendizajes en las interacciones con las personas durante la ontogenia modularía esta respuesta comunicativa”.
Estos y otros estudios demuestran que el vínculo de los cánidos con las personas es muy importante y su carencia puede generar estrés o problemas de conducta. “El vínculo con las personas es fundamental. Incluso se encontró que ante la separación del dueño se generan ciertos comportamiento de ansiedad y búsqueda de contacto como puede generar un bebé humano o de chimpancé ante la separación de su figura de apego”.
