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Sorprendente evolución e impulso de la actividad cultural en China

Por Salvador Treber. Exclusivo para Comercio y Justicia
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Por Salvador Treber

La Oficina Nacional de Estadísticas de ese país revela en forma contundente que se están produciendo sensibles cambios y que dicha área de gestión lidera en la actualidad los mayores avances en materia de desarrollo

En Beijing ya se está hablando en forma laudatoria de los cambios cualitativos que se estarían impulsando mediante las áreas más dinámicas de la llamada “nueva economía”. De esa forma hacen alusión a los notoriamente superiores índices de crecimiento correspondientes a las que identifican como “industrias creativas”, que han superado holgadamente especialidades que venían siendo líderes absolutas: la inversión en infraestructura y la actividad exportadora, que marcaron rumbos para todo el proceso económico durante las últimas tres décadas.
Adjudican ese “nuevo salto” a la influencia de los ultramodernos parques temáticos que, al compararlos con lo que ahora refieren como “actividades tradicionales”, marcan con amplitud su mayor dinámica. El grado de interés que muestra la población ante las “novedades” tales como Disney, instalado en Shanghai, y la cada vez mayor concurrencia a los cines muestran también el grado de avidez reinante por conocer lo que sucede en los cinco continentes. Las recaudaciones de taquilla son extraordinarias y el afán por incorporar a la vida diaria todo lo que signifique un avance es el aspecto distintivo.

Un agudo observador internacional, como es la agencia Bloomberg, suscribe un artículo periodístico al respecto y sostiene que «China se basa cada vez más en el consumo y los sectores de alta tecnología para impulsar su crecimiento, mientras los servicios tradicionales de manufactura y de industria pesada se enfrentan a una notable desaceleración», con lo cual apunta a llamar la atención al advertir que dicho país ha superado una etapa e inicia otra con mayor ímpetu aún, una superior, para lo que no requiere aportes provenientes de otros países sino mantener un sólido y extenso clima de paz tanto interna como externa.
Ello se aprecia con nitidez pues la Oficina Nacional de Estadísticas, con sede en Beijing, ha medido tal proceso y determinó que en el primer trimestre de 2016 la producción de industria «creativas» registró un incremento interanual de 8,6%, trepando a US$258 mil millones. Los ingresos generaron por transferencias a otros países de «servicios de trasmisión cultural», incluyendo Internet y telecomunicaciones, que más que triplican ese ritmo. Tal característica se puede verificar fehacientemente en el último año pues lo hizo en nada menos que en +27,8%. Otros servicios adicionales de telecomunicación, como radio y televisión, y museos exhiben un comportamiento semejante pues han avanzado de en un no menos de un ponderable +25%.

Extensión territorial de los servicios
Según la misma fuente informativa, luego de realizar una macroencuesta que abarcó a 47.000 entes u empresas, es posible advertir que las zonas que generaron mayores ingresos han correspondido a las cinco ciudades más importantes de ese país , las áreas de influencia en las provincias del centro, por encima de las costeras bañadas por el Océano Pacífico. Aparentemente, la enorme difusión que se da a estos emprendimientos, entre otros objetivos, buscan que sean conocidos y reconocidos por todos los países vecinos, convirtiéndose -de hecho- en líderes y guías en las diversas especialidades culturales.
En forma paralela, desde las más altas esferas se divulgan al detalle los nuevos avances tecnológicos y comunicacionales, ofreciendo un ejemplo vívido de todo lo que pueden hacer y lograr por esa vía. De tal manera pretenden contrarrestar la intencionada omisión informativa que se hace de forma sistemática en todos lo demás países del planeta. En realidad, la cuantiosa e insistente campaña para hacer conocer los nuevos avances en materia cultural se han convertido en la principal «arma» con la cual procuran contagiar el propio empuje y en tal sentido, ofrecen compartir los frutos de sus constantes progresos sin exigir mayores costos que las erogaciones que cubran la mayor generación de los mismos.

El esquema de expansión mundial también se concreta mediante amplias y consistentes inversiones productivas. Bajo esa faceta, por ejemplo, en África, ascienden a un equivalente de más de US$140 mil millones, especialmente concentrados en generación energética; mientras que las realizadas en el área de transportes son observadas con indisimuladas muestras de recelo y desconfianza por las autoridades. En este tipo de localizaciones las empresas chinas han concretado, hasta la fecha, inversiones por US$165 mil millones y manifiestan la intención de duplicarlas hasta el año 2025. En la actualidad ya casi equiparan a las del gigante americano, en especial en los países de América Latina, donde consideran está situado su «patio trasero».
En oportunidad de aprobarse el XII Plan Quinquenal bajo el mandato de Hu Jintao, predecesor del actual máximo jefe de gobierno Xi Jinping, ya se había dispuesto prestar especial atención y preferencia hacia ramas de la industria pesada; pero en el subsiguiente, esa tendencia se ha intensificado y ampliado bajo la virtual sentencia que muestra cual es el camino por el que han optado, sintetizado en la simple expresión «emprendimientos masivos-actividades creativas». Bajo esa virtual consigna se reconoce gran importancia a la innovación digital como verdadera punta de lanza del período que están impulsando. También se puede comprender la muy singular energía y decisión con que han adoptado tales expansiones y programan las próximas.
Otra de las iniciativas para comprometer la mayor variedad y cantidad, no sólo de obreros o técnicos sino muy preferentemente a estudiantes de especialidades afines, es multiplicar para ello el régimen becario, tratando así de conquistar la satisfacción expuesta de invitarlos a ser protagonistas o acompañantes e impulsarlos a modo de » pilar de la economía nacional». El gobierno ha adoptado como estandarte de su acción el notable grado de avance de esas ramas que, además, constituyen una fuente generadora de empleo de máxima calidad. Los observadores externos, no obstante, reiteran que la disposición de información de más alto valor aparece bastante retaceada.

La actual relación con Argentina
Hasta la fecha, las más recientes relaciones entre ambos países que data de los años 80 en adelante, registra constantes y crecientes saldos a favor del país asiático. Esta desigual relación casi logró equipararse fugazmente en el bienio 2007/08, pero con posterioridad se profundizó la brecha. Mientras nuestras ventas se mantenían en niveles semejantes, con un máximo en 2008 de US$6.598 millones, pasado ese año se tornó a un ritmo ligeramente descendente. Por su parte, las importaciones de ese origen subieron en forma muy notoria, registrando incluso un virtual «alto», que para 2015 las hace ascender a US$11.249 millones contra US$5.174 millones que sumaron nuestros embarques; es decir, el saldo en nuestra contra trepó a US$6.575 millones, cifra que más que duplica las exportaciones al gigante asiático.
En lo referente a ventas de productos primarios, sin o muy escaso valor agregado, y bienes manufacturados con base en materia prima agropecuaria, cubrieron en el año precedente 85,4% del total. China ha tratado de hacer lo más accesible posible la zona portuaria e incluso ofrece amplios pabellones de varios kilómetros de extensión con carácter exclusivos para facilitar las operaciones de descarga a los proveedores más importantes, como es el caso de Australia e incluso de Chile. Con su especial cortesía permiten que tales usuarios decoren esos lugares a su gusto, al par que dentro éstos les facilitan bodegas aptas según el tipo de mercaderías que deben manejar.
Lo más singular y novedoso es que también ponen a disposición planchones que sirven para exhibir los productos recién llegados, facilitando así su colocación casi inmediata. El lugar es continuamente visitado por empresarios mayoristas que tienen la oportunidad de comparar, elegir y concretar compras. Los servicios incluyen luego trasladarlas desde dicha especie de «zona franca» a su destino final. Allí es todo grande, aunque actualmente se está ampliando esa zona en no menos un millón de metros cuadrados. Están integrados por depósitos de 400 mil metros cuadrados, especialmente preparados para la concertación de negocios y en otros 350 mil funcionan muy elegantes shoppings; además de una serie de escuelas y zonas de esparcimiento general.

Frente a ellos, existe un «virtual» cerco liderado por Estados Unidos, el cual logró erigir un «cordón» de doce miembros ambas márgenes del océano Pacífico que su inspirador y conductor reconoció, sin eufemismo alguno, se creó con el fin de «contener a China», Ésta prefirió no responder y sólo exige con energía que no se violen sus aguas territoriales. Debe recordarse que a mediados del año 2014, cuando desde los organismos mundiales se le comunicó que habían superado el nivel del producto bruto interno (PBI) de EEUU y le preguntaron si se realizarían festejos contestaron desde Beijing que «no tenían nada que festejar».
Con posterioridad dejaron constancia en tal sentido que la meta es, por lo menos, equiparar el producto bruto interno por habitante del gigante americano para festejar. Claro que ello les exige más que cuadruplicar el PBI, pero lo sorprendente es que en el Congreso partidario, de octubre pasado, corrigieron fechas para el cumplimiento tal objetivo en vez del año 2042 lo han adelantado al año 2030. El gran impulso que se ha concentrado muy especialmente en la actividad cultural y producción que requiere la disposición de tecnología de avanzada, seguramente se explica por semejante meta que no tiene referencia histórica por el corto tiempo en que piensan satisfacerla.
La mejora en las condiciones de vida que presupone no podrá ser satisfecha sin disponer de una gran provisión de bienes «commodities», en especial alimentos, que no podrán ser cubiertos con producción interna. Tal situación se convierte en una gran oportunidad para Argentina, pues es uno de los pocos países están en condiciones de convertirse en gran proveedor de China.
Actualmente se ha logrado producir 112 millones de toneladas de cereales y oleaginosas que pueden satisfacer integralmente la demanda de 440 millones de habitantes y, para dentro de un quinquenio más estaría en situación favorable para llegar a 760 millones por la doble vía de ampliar el área sembrada y optimizar los rindes. Es de esperar que no se deje pasar tan extraordinaria oportunidad.

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