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Los primeros movimientos de la industria petrolera argentina

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Por Silverio E. Escudero

La creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), empresa llamada a tener una gravitante importancia en el desarrollo económico del país, favoreció la ocupación territorial de la Patagonia.

“Alcanzaremos el autoabastecimiento energético, basado en la explotación de los yacimientos de petróleo y carbón y en la utilización de la potencia hidroeléctrica. Esa riqueza potencial debe convertirse en una realidad al servicio del progreso y el bienestar”

Arturo Frondizi.

Las noticias de la existencia del “aceite de piedra” –petróleo- en el territorio de la República Argentina se remonta a mediados del siglo XVI.
Los cronistas de época dieron noticias de que era usado por algunos nativos, especialmente en la provincia de Salta, como combustible para iluminar mediante teas ardientes sus casas-habitaciones y, para impregnar o calafatear paredes y techos para combatir los duros fríos de altura y el escurrimiento del agua de lluvia o del derretimiento de las nieves invernales.
En Cuyo, la explotación privada del petróleo argentino se remonta al siglo XIX.
Esos intentos mendocinos, valiosos en sí mismos, fueron un verdadero fracaso, según anotan en sus crónicas y memorias Damián Hudson, fray Reginaldo de la Cruz Saldaña Retamar, Felipe Velázquez, Eleodoro Lobos, Tomás Jofré y Bernardo Movsichoff, entre muchos otros.
Ello porque las dificultades para poner en marcha una empresa de petróleo excedían la propia industria. Los ferrocarriles, vinculados con el mundo británico del carbón, no tenían incentivos para favorecer el desarrollo de la nueva industria.
Pocos años después, mientras el país vivía una severa crisis financiera, la Compañía Mendocina fue afectada por el impacto simultáneo del declive en la producción de los pozos de esa provincia y de una experiencia frustrada en el norte argentino.
“En 1897, tras haberse perforado casi 30 pozos y producido cerca de 8.000 toneladas de petróleo desde la primera perforación, la actividad fue prácticamente abandonada”, destaca el licenciado Fernando Risuleo.

El descubrimiento accidental de petróleo en Comodoro Rivadavia, en diciembre de 1907, transformó la agenda política y económica de Argentina. Habida cuenta de que dinamizó la economía argentina al quebrar el sistema monoproductor lanero de la Patagonia y, transformó el Estado nacional en propietario de todos los yacimientos por descubrir en un radio de cinco leguas mediante un decreto firmado por el presidente José Figueroa Alcorta y que rezaba: “Estando practicándose las perforaciones en el territorio del Chubut por disposición del Poder Ejecutivo (PE), y de conformidad con lo dispuesto por el artículo 15º de la Ley 4167, el Presidente de la República, decreta: Artículo 1º – Queda prohibida la denuncia de pertenencias mineras y concesión de permisos de cateos en el Puerto de Comodoro Rivadavia, Territorio del Chubut, en un radio de 5 leguas kilométricas, a todo rumbo, contándose desde el centro de la población.”
En 1909, el presidente perfeccionó los instrumentos legales del país. Envió al Congreso un proyecto de ley que fue sancionado con el número 7059 (nuestra primera Ley de Hidrocarburos) por la que el Congreso autorizaba al Poder Ejecutivo a reservar una extensión de 5.000 hectáreas en la zona petrolífera de Comodoro Rivadavia, dentro de la cual no se concederían “pertenencias mineras, ni pertenencias de exploración y cateo durante el término de cinco años”.
La zona podía dividirse en secciones de 625 hectáreas, las que serían ofrecidas en licitación pública para su explotación petrolífera, pudiendo ser adjudicadas a uno o varios concesionarios. Luego de algunos escándalos que conmovieron el gobierno de Hipólito Yrigoyen, se produjo el primer enfrentamiento con el grupo Menéndez-Behety que, asociado a la Standard Oil y Dutch-Shell, pretendía transformarse en árbitro de la producción petrolera argentina.
La reacción gubernamental fue inmediata. Se decidió la creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), empresa llamada a tener una gravitante importancia en el desarrollo económico del país, favoreciendo la ocupación territorial que, como en el caso de Comodoro Rivadavia, pasó de ser un campamento transitorio a una prospera ciudad de más de 200 mil habitantes. Además, se promovió, en la provincia de Santa Cruz, el nacimiento de poblaciones como Caleta Olivia, Pico Truncado y Cañadón Seco. Es decir, la oveja había dejado de imponer sus condiciones.
La batalla por el petróleo tendría singularidades especiales. Casi las mismas que sufrieron otros países del continente.
El primer análisis del petróleo comodorense tuvo sus implicancias. Lo realizó en Campana un laboratorio ligado a la Standard Oil, que concluyó de que se trataba de un producto de carácter inferior “no sirviendo como combustible”.
A pesar de ello, el Estado –sabiendo que los datos proporcionados eran falsos- hizo grandes aportes de dinero e YPF comenzó a producir y a duplicar año en año la producción.
En 1916 la explotación privada fue tangible, aunque bajo la dirección del por entonces coronel Enrique Mosconi, YPF logró dominar el mercado interno, tras inaugurar la Destilería de La Plata cuyas obras se iniciaron el 14 de enero de 1925 y culminaron con el corte de cintas el 23 de diciembre de ese año.
Al acto concurrieron Mosconi, entonces director General de YPF; el presidente de la Nación, Marcelo Torcuato de Alvear; el gobernador bonaerense, José Luis Cantilo, y el ministro de Agricultura, Tomas A. Le Breton.
En la ocasión, el vocal del directorio de YPF, doctor Carlos de Madariaga, al presentar la obra concluida dijo: “Considero que la destilería es una obra de gran interés, por lo que hago el ofrecimiento de garantizar con mi fortuna particular la operación necesaria para la obra propuesta por la Dirección General.”

Eran tiempos heroicos, nos dirá el cordobés Ángel Vargas en una columna fechada el 5 de febrero de 1963, de la defensa del petróleo y de la más avasallante prepotencia de los trusts.
“Los paladines guardianes celosos de esa riqueza natural argentina, generales de división ingenieros Enrique Mosconi y Alonso Baldrich, dejaban gran parte de sus sueldos en propaganda y en giras en las que hacían conocer al pueblo las posibilidades de YPF y la importancia de las riquezas del subsuelo patrio; en que los vocales, general de Brigada Ángel P. Allaria, ingeniero Víctor Valdini y el señor José Aguerre, donaron sus sueldos y viáticos para mejoras en dependencias de la Institución; en que el vocal señor Eduardo Zuberbühler donó íntegramente sus emolumentos para una sala de cirugía; en el que el vocal doctor Adolfo Güemes, destinaba los suyos para libros especializados, etcétera”.
El Gobierno nacional, presidido por Yrigoyen tuvo, una fina intuición de hacia dónde marchaba el mundo. Comprendió cabalmente que se estaba produciendo –a fines del Siglo XIX y principios del XX- en Estados Unidos y Europa un cambio tecnológico de trascendencia. El petróleo había dejado de ser un aceite iluminante para convertirse en una materia prima-poder.
Ayudaron, a su modo, el descubrimiento de las lámparas incandescentes por parte de Thomas A. Edison y el desarrollo de los motores de combustión interna en Alemania.
Fueron los marinos de guerra ingleses encabezados por su jefe, Winston Churchill, quienes antes del inicio de la Primera Guerra Mundial reemplazaron en su flota el carbón por el petróleo y fueron imitados de inmediato por los norteamericanos, obteniendo óptimos resultados en la contienda.
“También es Churchill quien en 1914 adquirió para Gran Bretaña 50% de la Anglo-Persian, transformada posteriormente en British Petroleum”, explicó Gustavo Calleja en una conferencia titulada “Yrigoyen, YPF y el petróleo”.
“Hoy, esta petrolera es socia de Bridas en Pan American Energy, que explota actualmente, en condiciones leoninas y hasta el año 2047, el más importante yacimiento argentino: Cerro Dragón, que en sus orígenes fue entregado por Arturo Frondizi a Amoco –con el apoyo del ‘patriota’ Raúl Scalabrini Ortiz-, pacto anulado por Íllia y reivindicado por Onganía. Sin dudas, la influencia inglesa sobre nuestros marinos fue decisiva en la explotación estatal de las reservas de Comodoro Rivadavia descubiertas en 1907. Tampoco podemos dejar de mencionar como precursores a Jorge Newbery, quien escribió el primer libro argentino sobre petróleo y al Perito Francisco P. Moreno”, destacó Calleja.

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