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Lo que no se mide, no se gestiona

Por Luis Ulla *
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En el vocabulario y la fraseología del mundo de la administración, estamos muy acostumbrados a repetir la afirmación “lo que no se mide no se gestiona”, al punto de que nadie se detiene a repasar su validez.

Simplemente consideramos que todo aquello que no se pueda traducir en algo medible, inmediatamente sale del mapa de lo que se puede o se debe gestionar.

Con la responsabilidad social empresarial (RSE) y la sustentabilidad de los negocios ocurre algo similar. Necesitamos colocarles de algún modo una forma de registrarlas, de medirlas. qEl problema es ¿qué dimensión del mundo de lo tangible vamos a utilizar para identificarla?

Hace 15 años atrás, todavía era habitual confundir a la llamada RSE con prácticas filantrópicas o en el mejor de los casos con Inversión Social Privada. Era así, que la “medición” de la RSE se efectuaba en torno a cuánto dinero donaba o aplicaba la empresa a proyectos sociales. De ese modo, se fue haciendo común hablar del “presupuesto anual de RSE”. Claramente, la RSE se trataba de cuánto de las ganancias obtenidas por la empresa se aplicaba a donaciones o a inversiones sociales.

Con el devenir evolutivo del concepto, de casi una década a esta parte, se habla cada vez mas de RS&S o de gestión responsable orientada a la sustentabilidad (GROS). De hecho, hoy se entiende que una empresa socialmente responsable y protagonista activa del desarrollo sustentable es aquella que puede transparentar a sus públicos estratégicos información creíble y oportuna acerca de cómo ha obtenido los resultados que se propuso en un determinado ejercicio económico o en metas trazadas para lapsos de tiempo más amplios.

Hoy se considera necesario que la empresa hable de su performance a nivel económico-financiero, a la par que brinde cuentas de sus resultados en el plano ético-cultural, social y ambiental. Pasamos así de una mera cifra de donaciones anuales orientadas “hacia el afuera” de la empresa, a un reporte integral que refleja el múltiple cuadro de resultados que reflejan todo el valor creado hacia adentro y hacia afuera de la misma.

Visto el enorme cambio conceptual registrado en la manera de concebir el tema, era obvio que pasásemos a necesitar otras formas de tangibilizar la referida multiplicidad de resultados. Así hablamos, por ejemplo, de productos o servicios más seguros, de accesibilidad, de integración de la diversidad, de equidad de género, de ahorro de agua y energía, de reducción del packaging, de protagonismo ante el cambio climático, de trazabilidad social y ambiental de la cadena de valor, de comunicación, publicidad y marketing responsable, de manejo seguro de los vehículos de la flota, de reducción de accidentes, de compras inclusivas, etcétera.

No se abandonó el tema inicial del compromiso con la comunidad, sino que al ampliarse la mirada de la RS&S se va comprendiendo a la misma como una gestión de 360º. Por eso vemos cada vez a las empresas aprendiendo a medir y a gestionar de otra manera.

Pero – siempre hay un pero – las empresas más exigentes no sólo miden y reportan periódicamente sus logros en términos de creación múltiple de valor; ellas quieren saber cuánto han evolucionado. Precisan conocer -hacia adentro, en la intimidad de la propia gestión- cuánto de RS&S han incorporado al ADN del negocio.

Saben que ésa es la única manera de fijarse objetivos y metas asequibles, valiosos y deseables dentro de un plan estratégico de sustentabilidad que habrá de aportar cada vez más a la viabilidad misma del negocio en el mediano y largo plazo. Para ello existen los indicadores de RS&S. Para poder establecer cuál es la línea de base, cuando se los aplican por primera vez; y para determinar de manera tangible y precisa, cuál es el nivel de mejora que han alcanzado cuando se los vuelven a aplicar tras uno o dos ejercicios.

En resumen, hoy sabemos –y todos nuestros públicos de interés, también– mucho más acerca de qué es realmente la RS&S; por suerte disponemos de más y mejores formas de medirla y reportarla. También tenemos acceso al uso de herramientas de auto diagnóstico cada vez más precisas, integrales y exigentes, ideales para aquellas que no renuncian a su vocación de liderazgo.

* Director de Investigación y Desarrollo del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (Iarse)

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