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A 40 años del nacimiento de Semanario Jurídico

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Por Francisco Junyent Bas

Abordar, aunque sea en unas pocas líneas, la historia de Semanario Jurídico como “revista especializada y actualizada” en materia de doctrina y jurisprudencia, tanto provincial como nacional e incluso de derecho comparado, implica comprender que el actual diario Comercio y Justicia fue su fundamento necesario y su cimiente eficaz y central.
En efecto, el 11 de julio de 1977, en el número 1 de Semanario Jurídico lo reconocíamos, y por ello decíamos que Comercio y Justicia había realizado esforzada y sistemáticamente la labor de publicar tanto la doctrina como la jurisprudencia vernácula, y que los 25 tomos conformados en el año 1977 constituían un testimonio inequívoco de dicha tarea periodística al servicio del quehacer judicial cordobés del periódico especializado que había nacido originariamente como Comercio y Tribunales, de la mano de José M. Eguía Zanón, Francisco Junyent y Domingo Pronsato.
Luego de aquellos primeros años, con el correr del tiempo en la década del 70 se tuvo clara conciencia de la necesidad de dotar a Córdoba de un órgano ágil, dinámico pero enjundioso, que reflejase adecuadamente la rica doctrina de los especialistas en el derecho patrio, sin menoscabo de los aportes del derecho comparado, como también de los fallos de nuestros tribunales, cuyos criterios eran sumamente valorados en el país y que en los últimos tiempos se vieron enriquecidos por la vigencia de los tratados constitucionalizados. Aspecto éste último que se acentúa cada vez más a la luz del derecho del consumidor, de la tutela del ambiente y, por ende, de lo que se ha dado en llamar un “consumo o desarrollo sustentable”.

En la doctrina y jurisprudencia cordobesas, una pléyade de autores de primera línea colaboraron con nuestro nacimiento y sus aportes enriquecieron nuestras páginas durante años. Entre muchos de ellos podemos citar a juristas de la talla de Alfredo Orgaz, Ricardo Núñez, Jorge Carranza, Enrique Banchio, Pedro León Feit, Luis Moisset de Espanés, Matilde Zavala de González, Olsen Ghirardi, etcétera, quienes jalonaron el pensamiento jurídico cordobés y nacional e integraron el primer Consejo de Redacción del Semanario Jurídico.
Sólo recordar sus nombres nos introduce en las más rica tradición jurídica civil, comercial y penal que convirtieron a Córdoba en un “centro indiscutible” del quehacer judicial y, allí, nuestro semanario se convirtió en un instrumento sencillo, pero sólido, enjundioso y de fácil acceso para el foro de nuestra provincia, es decir, para jueces, funcionarios y abogados. Donde se reflejó y hoy se recibe el quehacer doctrinario y jurisprudencial que enriquece la cultura jurídica.
Los años pasaron y muchos doctrinarios reflejaron en nuestras páginas los avances y vaivenes de la búsqueda de un “proceso justo”, al decir de Augusto Mario Morello, que sirviera de “eficaz respuesta” a la “necesidades del justiciable”, aspecto siempre pendiente en una sociedad cada vez más compleja y necesitada de una auténtica vivencia y vigencia del derecho.
Hoy no puede ignorarse la dura crítica al Poder Judicial, bajo el velo de que aquélla sólo alcanza a la Nación, y donde la gestión judicial parece incapaz de dar adecuada respuesta a los reclamos sociales. Por lo que se hace impostergable un replanteo, no sólo de su gestión, sino de su articulación independiente para lograr construir un “orden social más justo”.
En este largo trajinar y relevante prospectiva de esta labor no podemos dejar de lado la especial conciencia que la cooperativa de trabajadores que hoy conduce a Comercio y Justicia tuvo y tiene sobre la relevancia del Semanario Jurídico como vehículo de un pensamiento plural y moderno pero siempre comprometido con la justicia real, como fundamento indispensable de la paz social.

La comunidad que integra el Semanario tiene plena conciencia de que para dejar de ser un “país al margen de la ley”, como dijera el maestro Carlos Nino, y consecuentemente superar la “anomia” social hay que fortalecer y democratizar al Poder Judicial e integrarlo en un diálogo permanente con el foro y sus integrantes, para beneficio de la sociedad toda.
Dicho, sin ambages, el derecho no es para sí mismo, sino para servir a la dignidad del hombre y establecer relaciones de convivencia justas que eviten “las calderas sociales” y ordenen la sociedad al bien común, tal como lo plasmaron y desearon nuestros padres de la patria al formular el preámbulo de nuestra Carta Magna. Y expresar como directrices centrales afianzar la justicia como fundamento del bienestar general y que hoy se impone con la vigencia de los tratados constitucionalizados que deben hacer realidad los fallos de nuestros tribunales.
Esta es también la utopía de quienes forjaron Semanario Jurídico y quienes trabajan día a día, silenciosamente, para que todas las semanas su edición sea una realidad. Pues, como dice Francisco Luis Bernárdez “lo que árbol tiene de florido vive de lo que tiene sumergido”, es decir, de sus raíces, que no se ven pero allí están dando la vida silenciosamente con una vitalidad indubitable.

Como integrantes de Semanario Jurídico deseamos honrar la memoria de tantos doctrinarios y jueces que colaboraron con nosotros y, por ende, con la comunidad toda, con sus ensayos y sus fallos, dejando una memoria imborrable en el foro cordobés de modo tal que sería imposible nombrarlos y recordarlos a todos.
Por ello, sólo podremos incorporar algunos trabajos concretos a un número especial, intentando dar significación a la comunidad jurídica cordobesa toda, sin distinciones de ninguna clase.
A tantos profesores, docentes, abogados, jueces, funcionarios… muchísimas gracias por su acompañamiento.
Ahora bien, este comentario no estaría completo si este director no nombrara, a la par de los juristas que hemos recordado, a una trabajadora incansable, laboriosa, inteligente y sensible; al motor del Semanario Jurídico y que, en este acto, cabe hacer un homenaje como periodista especializada y mujer de valía: nuestra coordinadora Estela González.
Todos los asociados de Comercio y Justicia, así como los integrantes del foro de nuestra ciudad, conocen de su calidad humana y de su capacidad jurídica. Es, sin dudas, una de las estilistas, semióticas, redactoras e editoras más completas, al grado tal que supera a muchos de las grandes editoras multinacionales, con una diferencia a su favor: ha dedicado su vida a Semanario Jurídico sin otra pretensión que servir a la labor común.

Mil gracias, Estela; tus compañeros sabemos que has dado la vida por Semanario Jurídico y, de allí, nuestro más sincero y sentido homenaje.
Por último, y para cerrar esta nota, nuevamente nuestro agradecimiento a todos los abogados cordobeses, que siguen viendo en nuestras páginas la doctrina seria sobre el quehacer judicial y una reseña de jurisprudencia, siempre indispensable para el desarrollo de la profesión.
Dicho derechamente a los “soldados desconocidos de la jurisprudencia”, los abogados de a pie, nuestro acompañamiento especial.
En esta senda estamos con gente nueva, jóvenes abogados y periodistas, con ideales de justicia y cultores de un periodismo comprometido, pues ellos amplían nuestros horizontes y nos renuevan, por dentro y por fuera, para seguir siendo una eficaz revista jurídica al servicio de la comunidad forense de nuestra provincia.
Así proseguiremos, como dijimos hace 40 años, elevando desde Córdoba una voz propia en el concierto jurídico del país, con la finalidad de coadyuvar a consolidar la institucionalidad judicial, tan necesaria en nuestros días.

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