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El consumo cae pero crecen a 8% las ventas de productos “a base de”

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Un relevamiento del Centro de Almaceneros de Córdoba confirmó una caída de casi 18 puntos en el consumo -en general- de productos lácteos. Sin embargo, sus sustitutos más baratos y de menor calidad se venden como pan caliente

Por Javier De Pascuale – [email protected]

Queso de rallar que no tiene queso, yogurt que sólo tiene una pequeña parte de yogurt, leche que en realidad no lo es, embutidos 100% de pollo que tienen más papa que pollo… Existe una infinidad de productos alimentarios que si no los revisamos conscientemente al momento de la compra, pueden inducirnos a confusión y finalmente a consumir algo que en realidad no buscamos consumir.
Con los profundos cambios registrados en los patrones de consumo, que se fueron agudizando en el último año y medio en plena crisis del consumo, tomaron vuelo los “productos a base de”, sustitutos económicos de mercancías base pero en versiones alternativas que, con la “ayudita” de un buen envoltorio y puestos en la misma góndola de los originales, pueden llevar al engaño al más avispado de los consumidores.
Según un relevamiento del Centro de Almaceneros de Córdoba, la venta de estos productos sustitutos aumentó 8% en agosto respecto del último año, en un contexto de caída generalizada de las ventas. “Mientras el consumo del conjunto de lácteos cae 17,7% en un año, crecen ahora las ventas de productos a base de leche, o productos a base de yogurt que no contienen el 100% de los nutrientes necesarios para el cuerpo”, advierte Vanessa Ruiz, gerente de esta organización que está inquieta por la extensión del fenómeno.

“Estamos preocupados por la aparición y la extensión de estos productos ‘a base de’ leche y otros, que no hacen más que esmerilar el consumo de lácteos. Ya veníamos con un consumo ‘planchado’ en lácteos, estos productos ya repuntan 8% y son productos económicos que no contienen el 100% de los nutrientes necesarios”, expresó la ejecutiva de Almaceneros.
Se trata de mercadería que promete algo que no cumple, que engaña. “Eso es lo que dota de gravedad al tema”, alerta Ruiz. “Todo el tiempo están apareciendo nuevos productos, las empresas trabajan para eso y obviamente que están aprobados por la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos) y certificados. Pero acá se roza la delgadísima línea del engaño, que el código alimentario argentino prohíbe cuando especifica que en las presentaciones no debe caber duda alguna de qué alimento se está presentando”, advierte.
Esta última afirmación es la que abre la posibilidad de acciones de las cámaras empresariales de la distribución contra la proliferación de estos productos.

Prometen lo que no dan

“Rozan el engaño”. Parece queso rallado, dice “rallado”, tienen una vaquita, un pastito pero no es queso. Es un sustituto.

Ése es sólo un ejemplo de lo que proliferó con el ajuste en los hábitos de consumo. Están autorizados, pero comienzan a preocupar.

El tema se debate en las cámaras empresariales de la industria de la distribución y el retail. Elevarán lapreocupación a las autoridades y podría haber novedades.

Almaceneros recurrirá ante las autoridades por el “engaño»

“Acá cuando vemos una presentación con una vaca y un pastito puesta en la misma góndola donde está el producto original y con una aclaración no del todo legible, con letras muy pequeñas, que dice ‘alimento a base de leche o de yogurt’, terminamos con un consumidor que no sabe bien del todo lo que está llevando. Ahí se roza prácticamente el engaño”, afirmó Vanessa Ruiz.
“Las presentaciones son prácticamente iguales a la del yogurt, acá está lo delicado de la situación”, agregó. “En otros países las empresas son fuertemente multadas por esto. Ha habido campañas para concientizar a la gente, incluso”.
Indudablemente, los almaceneros cordobeses se enfrentan a un problema ético al vender estos productos. “Por eso estamos trabajando en la presentación de una nota a las autoridades para que se trabaje mucho en patrones de información. No tenemos poder de policía para verificar esto en los almacenes. Estamos haciendo un gran trabajo en Comisión Directiva y con nuestros asociados para mantener la fidelidad de los alimentos y sobre todo el derecho de los consumidores, que los alimentos de calidad lleguen a todos, que es lo que marca la Constitución”, aseguró Ruiz.
Suena increíble pero en algunos casos los envases no terminan de zanjar la duda sobre frente a qué producto nos encontramos. Algunos expertos recomiendan, para dilucidar la cuestión, leer la información nutricional y los datos de productos con los que están elaborados. Es un tipo de fraude en la alimentación: el denominado fraude de identidad del alimento.
Así como puede suceder que haya un fraude en el peso de un paquete, que dice un kilogramo y tiene menos, o un fraude de calidad, cuando proclama una y contiene otra, existe un fraude contra la identidad de un producto cuando el producto mismo no se corresponde con lo que anuncia o deja suponer su envoltorio o condiciones de marketing.
Un ejemplo internacional de este engaño son las famosas hamburguesas de carne de caballo, etiquetadas como de carne vacuna. Este caso, al contrario de lo que fue trasladado a la opinión pública, no implicaba un riesgo para la salud sino un fraude contra la identidad, ya que el producto no se correspondían con la procedencia o con la calidad expresada en el envoltorio.

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