ESCUCHARNo viene a ensamblar vehículos o camiones, como lo hacía en otras épocas, pero sí a vender sus nuevas SUV premium. La marca alemana resurgió de la mano de capitales chinos y ahora presenta un formato de negocios novedoso
Por Javier De Pascuale – [email protected]
Como el fénix, la legendaria marca alemana de automóviles Borgward renació de sus cenizas después de 54 años de ausencia en el Salón de Frankfurt, y desde que lo hizo, incorporó a Argentina en su plan de negocios.
Ya sea por condiciones de mercado (desde principios de año el segmento de vehículos alta gama disparó sus ventas), por la brecha que abre el atraso cambiario o por la remembranza histórica, la marca vuelve al país que supo fabricar sus autos, después de cinco décadas de ausencia. Todo un hito, para los tiempos que corren.
A su vez, Borgward no sólo vuelve sino que lo hace a lo grande: con un SUV al que ha denominado BX7, con el que buscará competir con el Audi Q5 o con el X3 de BMW.
El modelo es un vehículo de tamaño medio (4,7 metros de longitud) equipado con un propulsor naftero 2.0 turbo que tiene 224 CV de potencia, pero que está más enfocado en el confort que en las prestaciones crossover; de hecho, aporta una versión específica para ese segmento. Incluso presentó la novedad de una versión híbrida enchufable, con motor naftero en la tracción delantera y con eléctrico para la trasera.
Con un arranque de gama en torno a 50 mil dólares, el vehículo acaba de ser presentado en Autoclásica 2016, la exposición que cerró el pasado lunes 10 en el hipódromo porteño de San Isidro. Hasta allí llegaron nada menos que Ulrich Walker, presidente y CEO global de Borgward y Tom Anliker, vicepresidente de Marketing, Ventas y Servicio, presencias que expresan el interés de la marca por el mercado argentino.
“Somos conscientes de que Borgward tiene un prestigio excepcional en Argentina, como en otros países de América del Sur, y ésa es la razón por la que estamos reflotando la marca en este mercado, iniciando un acercamiento para analizar la viabilidad de una posible actividad comercial en la región”, señaló Anliker a la prensa en la oportunidad.
Sobre la nueva etapa que vive la compañía, que cuenta con el aporte de capitales chinos, Walker afirmó en su paso por el país: “Estoy convencido de que Borgward recuperará su lugar en el mercado internacional del automóvil con su diseño elegante, su calidad excepcional y sus tecnologías innovadoras y sustentables. En este entorno desafiante, el éxito sólo puede lograrse mediante la cooperación internacional e intercultural y estamos trabajando en ello”.
Se trata de una compañía con historia en el país y especialmente en Córdoba. Christian Borgward, nieto del fundador, supo declarar en oportunidad del un nuevo lanzamiento de la firma: “Gracias a la voluntad de mi abuelo, su coraje y entusiasmo en la creación de la empresa hace 50 años, Borgward vendió más de un millón de autos, dando empleo a más de 20.000 personas”.
Parte de esa historia se escribió en los talleres que Dinfia tenía en el predio de la actual Área Material Córdoba, donde funciona en la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea), lugar que vio nacer a muchas de las leyendas de las industrias aeronáutica y automotriz argentina. Presente Borgward en la Argentina desde 1954, una alianza con la estatal Dinfia le permitió fabricar en Córdoba el clásico Isabella, uno de los autos más bellos de la historia.
La nueva Borgward rinde tributo a aquella herencia, por lo cual incorporó a su staff al diseñador danés Anders Warming, quien renunció como jefe de diseño de Mini para sumarse a la marca que con un esquema de negocios basado en ofrecer autos premium, pero a precios competitivos (en todo el mundo sus modelos se conseguirán a 30 mil dólares, salvo en Argentina), planea colocar 800 mil unidades por año, hasta 2019.
UN POCO DE HISTORIA
Auge y muerte de borgward argentinaResponsables del Museo de la Industria de Córdoba comentan que los Borgward argentinos fueron fabricados en la provincia por la empresa Dinborg, que era una alianza entre la Borgward alemana y la Dirección Nacional de Fabricación e Investigación Aeronáutica (Dinfia), dependiente de la Fuerza Aérea.
Los autos eran ensamblados en las instalaciones de la Fábrica de Aviones, con partes traídas de Alemania. Cuando cerró la casa matriz en aquel país (año 1961) “fue imposible seguir con la producción de los Isabella (sedán y coupé) y de los camioncitos B611. Lo que perduró más fue la fábrica de motores diesel en Isidro Casanova, en el partido de La Matanza en Buenos Aires, ya que pasó a fabricar los Indenor hasta que (el ex ministro de Economía de la dictadura José) Martínez de Hoz cerró IME de un día para otro y esto arrastró a la quiebra de Borgward Argentina, junto a un montón de autopartistas”. Cuentan que todavía hay dos líneas de colectivos de Isidro Casanova cuyo cartel anuncia “Por Borgward”.
