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“Se trata de cómo quiere vivir cada uno, sin fórmulas socialmente impuestas”

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La psicoanalista Adriana Laión reflexiona sobre aspectos de la vida contemporánea. “Cómo vivimos hoy” es el título del próximo seminario internacional del Centro de Investigación y Estudios Clínicos (CIEC). La propuesta invita a debatir sobre las subjetividades, en tiempos del avance de la ciencia, la tecnología y el consumo.

Por Luz Saint-Phat – @LuzSaintPhat 
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“Cómo vivimos hoy” es el título con el cual se desarrollará en Córdoba el próximo seminario internacional del Centro de Investigación y Estudios Clínicos (CIEC) (www.cieccordoba.com.ar/). La propuesta del psicoanálisis de orientación lacaniana es debatir en el mes de abril sobre los nuevos síntomas y construcción de subjetividades que se suceden en la era contemporánea, en el marco del avance acelerado de la ciencia, la tecnología y el consumo.
La psicoanalista Adriana Laión es directora del CIEC y miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana. En conversación con Comercio y Justicia, reflexionó sobre los principales temas vinculados con las subjetividades de nuestra época.

-¿A qué refiere “Cómo vivimos hoy”, el título del próximo seminario internacional?
-Es un trabajo que hemos realizado en función de constatar la subjetividad de la época. Nosotros siempre tratamos de interpretar los modos de vivir y, particularmente, el sufrimiento o el malestar. Entonces, en el título “Cómo vivimos hoy” constatamos un modo de vida con satisfacciones solitarias, que tiende más al individualismo. En “Cómo vivimos hoy” decimos que la vida del siglo XXI es diferente y existe una multiplicidad de posibilidades para vivir y satisfacerse. Esto tiene que ver con la alianza que se ha producido entre la ciencia, el mercado y el consumo, y con la necesidad de satisfacción inmediata que orienta la vida de los sujetos.

Está relacionado con un cierto frenesí, con la ruptura de los lazos, con un modo de vida menos compartido. Lo que vemos en este momento es que más que apostar a la palabra, hay una aversión por el lenguaje y un modo de vivir más ensimismado y autoerótico. Además, la tecnología permite encontrarse a cada uno con su propio gusto y esto dificulta el lazo con el otros.

-En este contexto, ¿cuáles son las problemáticas que surgen en la clínica psicoanalítica?
-Uno de los mayores síntomas que estamos escuchando son problemas en el cuerpo. Son los modos  por los que se manifiestan las enfermedades y los síntomas, los cuáles enfrentan al sujeto con lo peor. Así surge el desconcierto y la perplejidad. Un ejemplo de esto son los ataques de pánico, en los que se registran todos los síntomas similares a un ataque cardíaco. Nosotros los interpretamos como angustia. También en los niños surgen los problemas de atención: niños imparables, niños hiperactivos que no pueden concentrarse, que no pueden quedarse quietos. Otro de los síntomas son los problemas de pareja. Muchos desencuentros y mucho sufrimiento por algo que se espera y no se encuentra. Y también un sufrimiento con respecto a un sentimiento de soledad que implica no saber cómo estar con otros, que implica la sensación de estar perdidos o un poco errantes. También surgen los síntomas ligados a las compulsiones, como puede ser la toxicomanía, las adicciones o el poner en juego el cuerpo en deportes de alto rendimiento.

-¿Cómo se explica desde el psicoanálisis la relación entre estos síntomas y el contexto que describía anteriormente?
-La vida contemporánea hace que los sujetos estén aislados; ya no hay una brújula que oriente. Entonces, cada uno busca frente a eso un modo de existir. Eso implica que el psicoanálisis investigue esas invenciones para existir. Nosotros escuchamos a los sujetos cuando estos artificios ya no funcionan y los hacen sufrir. Existe en este mundo no sólo una caída del padre (N de R: entendida como caída de la autoridad), sino también una caída de los ideales y un empuje a un modo de vida de consumo, de pronta satisfacción y de felicidad. Los sujetos más que consumidores terminan consumidos, están perdidos o no tienen una referencia. Es importante señalar que hay posibilidades de encontrar esa referencia, pero los sujetos tienen que hacer un trabajo para orientarse por lo que quieren.

-¿Qué aporta el psicoanálisis para trabajar sobre estas cuestiones?
-Primero, lo que aporta es el encuentro con el analista, lo cual permite que -respecto del desvarío que pueden tener los sujetos en su sufrimiento- se vaya avanzando sobre lo más singular de cada uno, encontrando lo más propio para identificar cada deseo y los modos con los cuales se logra la satisfacción de ese deseo. No es tan fácil querer lo que cada uno desea; es todo un trabajo de largo trayecto analítico. El psicoanálisis ofrece la posibilidad de orientarse en cómo vivir de un modo singular, para cada uno.

-¿Qué herramientas brinda el psicoanálisis para el establecimiento de los lazos, aun en un contexto de soledad e individualismo?
-No todos quieren enlazarse con el otro. A veces, el enlace es un imperativo que indica que hay que tener familia, hay que tener pareja, hay que tener una profesión. En realidad, no es un imperativo tener un lazo sino que cada uno puede vivir de acuerdo con su propio gusto y modo. Ésta es la cuestión: se trata de lo más propio para cada uno y de cómo quiere vivir cada uno, sin fórmulas socialmente impuestas.

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