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Parto humanizado: “Es necesario continuar trabajando en el encuentro entre las disciplinas”

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Aportes de la Salud Mental para comprender la importancia del momento del nacimiento en la subjetividad. La psicóloga Carola Dunayevich reflexiona sobre la implementación de un paradigma más integral en la práctica médica del parto.

Por Luz Saint Phat – [email protected]

Amparados en la Ley de Parto Humanizado (Nº 25929), una mujer y su familia pueden informarse y elegir sobre la manera como el niño llegará al mundo. Esta nueva perspectiva que intenta incorporar la subjetividad y la cultura de cada comunidad en el momento de dar a luz es todavía un desafío y un camino a transitar para los equipos médicos.

Carola Dunayevich es psicóloga y tiene una importante trayectoria de trabajo en la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de Córdoba. Actualmente es parte del Servicio de Salud Mental del Hospital Materno Neonatal.

En diálogo con Comercio y Justicia, la especialista reflexionó sobre la importancia de las condiciones del nacimiento en el despliegue subjetivo del vínculo entre la madre y el niño.

-¿Cómo incide el momento y las condiciones en que se realiza un parto en la subjetividad de la madre y del niño?
-La implicancia que tiene para una mujer el momento del parto va a depender de qué supone ese acontecimiento particular en la historia de la mujer. Por ejemplo, no es lo mismo pensar en una mujer que tiene su primer hijo y que ha deseado quedar embarazada que en una mujer que no lo buscó y es un embarazo no esperado. En cualquiera de estas circunstancias, la implicancia puede ser considerada un hito y una crisis vital, entendida como el movimiento de muchísimas variables para la historia de la mujer y del niño que está por nacer.

-¿Cuáles son los beneficios que tiene para estas construcciones subjetivas sobre el momento del nacimiento la implementación de la Ley de Parto Humanizado?
-Se trata de una ley nacional que, como siempre sucede con las normativas, puede ser un proyecto muy loable y muy valioso pero que adquiere su verdadera fuerza cuando se puede “bajar” a la realidad. Y eso lleva un tiempo y un trabajo. La ley pretende concientizar a la sociedad sobre la importancia de acompañar a las mujeres en el parto y que ellas puedan elegir cómo y quién las acompañará.

Humanizar el parto también tiene una historia y es una vuelta a cuestiones culturales de otros tiempos. Tenemos que tener en cuenta que, actualmente, los avances que ha habido en la medicalización son muy valiosos para prolongar la vida y salir del paso en dificultades en el parto. Pero aunque esta disciplina es muy importante, a veces pasa que desde la psicología continuamos con la histórica lucha de poder trabajar más en conjunto con los médicos, que son quienes llevan adelante la práctica en sí misma. Lo que pasa es que no es necesario separar por un lado el acto médico y por otro lado la cuestión de salud mental o el acto humano. Y allí entra el tema de la humanización del proceso médico, en el sentido de que es importante tener en cuenta que en ese momento comienza una vida y es necesario darle calidad y cuidado a la madre para que pueda trabajar en ese vínculo que se inicia, sea cuál fuere el contexto de la mujer.

-Sobre este punto ¿cuál es la importancia del contacto entre madre e hijo en ese primer momento después de nacer?
-Salvo una cuestión de salud, se están dando cada vez más casos en los cuales el bebé enseguida está con la madre. En este primer encuentro es sumamente importante la cuestión de “piel a piel” entre el bebé y la mamá. Que la madre mire a su hijo y que pueda conectarse con él es un reaseguro inicial para el buen despliegue de la subjetividad del niño. Que el bebé pueda sentirse mirado y establecer un apego es fundamental para que sienta que es querido y cuidado incondicionalmente. Después del parto, si no existen cuestiones de salud urgentes, la idea es que niño esté junto al cuerpo de la madre.

-Según su experiencia, ¿el campo disciplinar está preparado para incorporar estos modelos más integrales en la práctica médica?
-A pesar de los muchos años de trabajo de la salud mental, todavía estamos en la labor de interrelacionar las disciplinas. Es necesario entender que la salud mental no es una excepción, que no es el cuerpo por un lado y la cabeza por el otro. Esto tiene relación con una concepción atomicista que tenemos de pensar que lo social va por un lado, que lo psicológico va por otro lado y que lo orgánico tiene otro camino. No terminamos de entender que se trata de una unidad. Aunque el modelo médico hegemónico es muy fuerte, las áreas de salud mental en los hospitales están hoy más desarrolladas. Aun así, no es una acto regular la intervención de los equipos de salud mental en los partos. Es necesario continuar trabajando en el encuentro entre las disciplinas.

-En su opinión ¿qué beneficios puede tener la realización de un parto respetado en el domicilio?
-Primero que todo, apelaría a lo importante que es la cuestión de la cultura y la costumbre de cada familia. En principio, se trata de respetar lo que cada persona decida sobre cómo quiere traer a su hijo al mundo. Aun así, el parto domiciliario tiene algunos riesgos y si esos riesgos están controlados preventivamente, el acto es tan loable como dar a luz en otras circunstancias. En ese sentido, es importante prever que tiene que haber un servicio de emergencia o una neonatología cercana por si se presentan complicaciones. Igualmente, esta práctica todavía no se ve mucho, sino como una cuestión emergente y de excepción.

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