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Linchamientos: “Son mecanismos de defensa básicos, sin referencia a una autoridad que ordene”

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Al analizar los casos de “justicia por mano propia”, la psicoanalista Claudia Lijtinstens indica que la época contemporánea está caracterizada por la caída del orden simbólico, de lo cual surge la agresión y no media la palabra.

Por Luz Saint-Phat – [email protected]

En los últimos meses, en la agenda de los medios locales figuraron relatos de hechos de violencia urbana contra personas que delinquen. El fenómeno, comúnmente calificado como “justicia por mano propia”, invita a la reflexión sobre las condiciones sociales que posibilitan que la agresión impere en la resolución de conflictos y en la relación entre los ciudadanos.

Claudia Lijtinstens, psicoanalista miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), dialogó con Comercio y Justicia sobre esta temática. En su reflexión, indica que la época contemporánea está caracterizada por la caída del orden simbólico y, en consecuencia, surge la agresión y no media la palabra en la relación con los otros.

– ¿Cómo pueden interpretarse desde el psicoanálisis los hechos de agresión o violencia que se están registrando contra personas que delinquen?
-La agresión, desde el psicoanálisis, es estructural. Está en la base de la estructura humana y para salir de ese registro se requieren mecanismos y un entramado simbólico. Pero, justamente, esta época señala y denuncia que ese entramado no funciona. Entonces, estos fenómenos de agresividad tan recurrentes y tan próximos indican elocuentemente que el orden ha cambiado. Esto produce que cada uno intente recurrir a modos de defensa básicos, sin referencia a una autoridad que ordene. Ni la palabra ni la autoridad funcionan como ordenadores.

– ¿Se trata entonces de un fenómeno de época o tiene características específicas que lo distinguen de otras modalidades de violencia?
-Me parece que se trata, efectivamente, de un fenómeno de época. La actualidad está atravesada por ese eclipse de autoridad. Lo que vemos hoy en las calles, en las escuelas y en las situaciones cotidianas está relacionado con que el sujeto no encuentra la contención en el otro. Es decir, no encuentra una palabra que amortigüe la agresividad y que entrame eso en un discurso. Justamente, cuando hay agresión no hay palabra.

-¿Cuáles son las consecuencias que tiene para la sociedad la predominancia de lo agresivo, por encima de la palabra?
-Surgen patologías del orden del acto, del paso al acto, en los cuales los cuerpos y las palabras quedan totalmente desconectados, sólo aparecen mecanismos de defensa desbordados. Las experiencias que escuchamos y que tenemos noticia por los medios son situaciones puramente defensivas. Se trata de no poder relacionarse discursivamente con los otros. No hay comunicación.

– ¿Qué posibilidades existen en esta época para que el individuo se oriente a lo simbólico, a la palabra?
-Me parece que se trata justamente de pausar, de tratar de pensar, de reinventar y también de trabajar junto al otro la cuestión del estatuto de la palabra. Creo que es necesario introducir -yo diría- alguna especie de puntuación en estos cuerpos comandados por empujes de defensa, de satisfacción y de aniquilación del otro. Lo importante también es trabajar la idea de diferencia porque justamente la agresividad es una respuesta a lo insoportable de lo distinto; es cuando el sujeto quiere encontrarse a sí mismo en el otro como igual, es “yo o yo”. Entonces, en ese acto se aniquila al otro. Creo que se trata de poder introducir en las escuelas, en los espacios de salud, en los espacios de escucha y en la familia un mensaje en el que tenga predominancia el recurso de la palabra.

– ¿Qué aportes puede realizar el psicoanálisis en este sentido?
-El psicoanálisis es una experiencia, una práctica de la escucha y de la palabra, un espacio donde se pausa al sujeto, se pausa el empuje a lo peor. La persona se encuentra con la posibilidad de escucharse y de detenerse para construir un entramado simbólico que le permita contactarse con el otro y enlazarse justamente con la vida y no con lo mortífero. Es una vía que favorece la vida.

Comentarios 1

  1. La sobrdeterminacion linguistica y comunicacional resulta cuanto menos esteril para abordar los linchamientos o la justicia por mano propia. Es casi una caricatura que la carencia de un orden simbolico-discursivo y de espacios de dialogo sea la explicacion monocaulsal para sostener una antropologia negativa -en el fondo de nuestra naturaleza somo violentos, le falto agregar salvajes-.
    Toda una pseudo sofisticacion conceptual, y una lectura ortodoxa de Lacan para reafirmar el status quo, el pacto social y de paso, gratuitamente gracias al dialogismo, tapar todas las capas de temporalidades que coexisten en un enfrentamiento de clases, de razas y etnico. Por no decir nada de nada de un estado neoliberal en retirada, un policia arbitraria y narcocorrupta.
    Mucho ruido y pocas nueces o porque el solido lacanismo se disuelve en el aire
    Martin Adrian De Mauro
    [email protected]

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