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La economía comportamental, un campo disciplinario con múltiples aplicaciones

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Entrevista a la doctora Cecilia Reyna, investigadora del Conicet y directora del Equipo de Economía del Comportamiento del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIPsi) de la UNC

Por Luz Saint-Phat – [email protected]

Días pasados se conoció que el investigador y economista estadounidense Richard H. Thaler fue galardonado con el Premio Nobel de Economía 2017 y calificado como un gran “divulgador” de la economía del comportamiento, ya que no se conformó sólo con el abordaje académico del campo disciplinario sino que quiso acercar sus conocimientos al ámbito de las políticas públicas.
En este contexto, Comercio y Justicia dialogó con una referente de la disciplina en Córdoba, la doctora Cecilia Reyna, investigadora del Conicet y directora del Equipo de Economía del Comportamiento del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIPsi), unidad de doble dependencia del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
En el diálogo, la académica explicó detalles sobre el campo disciplinario y enfatizó en sus múltiples aplicaciones.

– ¿Qué es la economía del comportamiento y cuáles son las temáticas que aborda?
– En lo personal, trabajo en algunos temas que se engloban en la línea de la economía del comportamiento. Una de las cuestiones que más se abordan son las preferencias sociales. Aun así, no existe una definición cerrada sino que se trabaja con distintos campos que permiten acercar el conocimiento de la psicología a lo que son las tomas de decisiones económicas. Particularmente, la economía comportamental es un campo con bastante dinamismo; no sólo incluye conocimientos de la economía y la psicología sino que también confluyen biólogos, sociólogos y filósofos.

– ¿En qué aspectos o cuestiones reales se pueden aplicar los desarrollos de este campo disciplinario?
– En realidad, la economía comportamental tiene aplicación en -diría- todos los aspectos. Aunque vale aclarar que en la economía del comportamiento hay gente que trabaja desde cuestiones más bien teóricas, fundamentalmente estos conocimientos están pensados en términos aplicados.

Por ejemplo, el hecho de que en la boleta de luz aparezca información sobre el consumo que el usuario tuvo el año anterior puede incidir en el comportamiento actual del individuo. Incluso, conocer información del consumo de los vecinos puede influir en el comportamiento de cada familia. Esto tiene que ver con lo que nosotros denominamos el estudio de las normas sociales y cómo influye ese tipo de información en el comportamiento. Eso es un ejemplo de cómo a estudios que se han desarrollado de manera clásica de la psicología -particularmente la psicología social- se han ido incorporando modelos sobre consumo.
Otro ejemplo clásico es el de las opciones por defecto. En algunos países, la donación de órganos es un hecho por defecto. En cambio, en otros -como el nuestro- cada persona tiene que manifestar la intención de donar órganos, lo cual hace que la tasa de donación sea mucho menor en relación con los países donde esta opción es por defecto. En este sentido, se puede aplicar la noción de status quo que hace que los seres humanos tendamos a mantenernos en las opciones por defecto antes que mantener una intención de cambio. Es por eso que lo recomendable en este caso, por ejemplo, es que se dé por defecto la donación de órganos. Éste es otro ejemplo de cómo los conocimientos vinculados con el campo de la economía comportamental también se pueden trasladar directamente a las políticas públicas.

– Específicamente en Córdoba, ¿cómo está trabajando este campo disciplinario y cuáles son los temas que se están abordando?
– En Córdoba, yo soy parte de un equipo de investigación que trabaja junto a otros psicólogos y algunos biólogos. También tenemos contacto con algunos economistas de otros lugares. Estamos trabajando en el campo de las preferencias sociales sobre unos tópicos particulares como, por ejemplo, cómo influye el hecho de pertenecer o estar en determinado estatus social en nuestras decisiones de cooperación; o cómo influye estar en un contexto cooperativo o competitivo en las decisiones que el individuo toma. También indagamos en cómo el hecho de contar con distintas oportunidades educativas influye en las decisiones que tomemos en relación con otros, ya sean de confianza o de cooperación.
Esto venimos trabajándolo por el momento con una herramienta clásica de la psicología y de la economía comportamental relacionada con los experimentos, que nos permiten extender algunos procesos en condiciones controladas. Obviamente, la idea es poder avanzar en algunos otros estudios más de campo.
Otro de los temas que trabajamos en una línea de investigación distinta es la percepción de riesgo ambiental. Son desarrollos muy recientes y, en este tema, confluyen otros campos como la psicología social y la psicología cognitiva.

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