Cabe acción reivindicatoria aun antes de la tradición del inmueble

Se ordenó la restitución de un campo en Tulumba, aclarándose que los reivindicantes tenían la facultad de ampararse en el derecho que a su antecesor le correspondía para ejercer la petición. [privado] La Cámara en lo Criminal, Correccional, Civil, Comercial, Familia y del Trabajo de Deán Funes ratificó que los adquirentes de un inmueble que cuentan con la pertinente escritura traslativa de dominio pueden ejercer la acción reivindicatoria para reclamar el campo contra el tercero poseedor, aun antes de la tradición del fundo. Así, rechazó la apelación planteada por una persona que esgrimía que era el poseedor veinteañal de un fundo de 31,5 hectáreas compuesto por cuatro parcelas, ubicado en San Roque. En su fallo, la alzada confirmó la sentencia dictada por el juzgado con competencia múltiple de Deán Funes, que hizo lugar a la acción reivindicatoria promovida por los propietarios del campo contra el recurrente, ordenando la restitución del bien. La causa se originó con la demanda que presentaron los actores que, en virtud de una escritura labrada en enero de 2003, esgrimían ser los copropietarios del campo. También invocaron que, según el acta labrada por el juez de Paz en febrero de 2003, el accionado irrumpió ilegítimamente en el fundo, colocó una casilla y lo cerró con alambre, lo que los privó de la posesión que hasta entonces ejercían. Por su parte, el demandado sostuvo que, junto a otras dos personas, poseía pública, pacífica e ininterrumpidamente el predio por cesión de sus antiguos poseedores, conforme una escritura confeccionada en 1983, que incluía el fundo en uno más grande. Asimismo, invocó que los demandantes acreditaron ser los propietarios porque el título de dominio no fue inscripto, razón por la cual no se consumó la tradición. Evidente A su turno, el camarista Juan Abraham Elías argumentó que resultaba “evidente e inconmovible” que la adquisición del dominio por los reivindicantes (por haber obtenido el título) era anterior a la ocupación del apelante, lo cual -según enfatizó- dirimía la controversia. “El impugnante no ha logrado probar su derecho a poseer, lo que es precisamente la materia de este litigio, al no demostrar una posesión anterior que lo legitime”, reseñó. Al respecto, el juez plasmó que aunque los reivindicantes no hubieran adquirido el dominio por falta de tradición, tienen la facultad de ampararse en el derecho que a su antecesor le correspondía para ejercer la acción petitoria, en virtud de la escritura y ante la falta de presentación de título por parte del reivindicado que demuestre un mejor derecho. En esa línea, Elías respaldó la postura del a quo, quien a la luz de los testimonios determinó que el apelante (accionado) sólo acreditó la realización de un acto material sobre el terreno, en el año 1983, consistente en el paso de una máquina topadora, puntualizando que con esa acción “meramente accidental no excluyó de la posesión a los actores o a sus antecesores”. Además, el juez de grado remarcó que en el transcurso de los siguientes 20 años no hubo utilización de la tierra, desmonte, cultivo o explotación ganadera ni se efectuó plantación alguna que confirmaran la posesión invocada por el demandado. De esa manera, Elías, a cuyo voto adhirieron sus pares Horacio Ruiz y Juan Carlos Serafini, concluyó que el título invocado por los actores, incluida la inscripción registral pertinente, era anterior a la traba de la litis, por cuanto el accionado contestó la demanda en diciembre de 2003, mientras que la escritura traslativa de dominio fue labrada en enero de 2003 e inscripta en el Registro General de la Provincia el 23 de septiembre del mismo año. Título “Dicho título encuadra en la hipótesis prevista por el artículo 5 de la Ley 17801, según el cual las escrituras que se presentan en el RGP dentro de los 45 días posteriores a su otorgamiento se consideran registradas desde la fecha de su instrumentación”, acotó. Finalmente, el tribunal desestimó el planteo de nulidad efectuado por el apelante, quien adujo que su alegato fue incorporado al expediente con posterioridad al dictado de la sentencia de primera instancia, ya que estimó que además de no haber probado qué perjuicio le ocasionaba eso, no cuestionó en su momento la providencia de autos para sentencia, con lo cual ésta quedó firme, presumiéndose consentidos todos los vicios anteriores. [/privado]

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