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Precios: se multiplicaron por diez en 15 años

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Según la consultora Ecolatina, un billete de $100 hoy tiene el mismo poder de compra que $10 de fines de la década del 90, aunque la proporción varía según el rubro de consumo. Asimismo, advierte de los costos que genera sostener la impresión de billetes de baja denominación.

Nadie duda de que el poder adquisitivo de los salarios no es el mismo que el de un año atrás. De hecho, de no haberse verificado tal situación no se hubieran acordado el pago de plus o bonos navideños o de fin de año en muchos gremios, ni otros tantos estarían solicitando la reapertura de paritarias. Ahora, el dato llamativo es que en la práctica se ha perdido un cero en el valor de la moneda nacional en los últimos 15 años.

Un informe de la consultora Ecolatina detalla que desde 1999, el nivel de precios se multiplicó por diez, y asegura que a la misma conclusión se llega si se analizan el Índice de Precios al Consumidor (IPC) San Luis y el del Congreso, que difunde la oposición.
El trabajo concluye en que 100 pesos de hoy tienen el mismo poder de compra que 10 pesos de fines de los 90.

“Podríamos decir que virtualmente, le hemos sacado un cero al poder de compra del peso”, explica Ecolatina, cuyo texto agrega: “Esto no es nuevo. En los últimos cien años nuestra moneda cambió de nombre varias veces y, en el camino, perdió 13 ceros”.

Sin embargo, asegura que el problema de la creciente nominalidad se agudizó en los últimos años, cuando la inflación anual se ubicó persistentemente en dos dígitos, “lo cual es muy elevado para los estándares internacionales, e incluso a nivel regional”.

El atraso en el poder de compra del billete de máxima denominación es, para Ecolatina, “muy claro”.

“Hoy con 100 pesos se puede comprar -en promedio- lo mismo que con 10 pesos de fines de los 90. De hecho, en 1999 se necesitaban cerca de 60 pesos para comprar una canasta básica alimenticia (CBA), mientras que hoy ésta cuesta 1.070 pesos, más de diez billetes de 100”, se indicó.

“El problema no sólo surge al contrastar con nuestra historia reciente sino también al comparar con otros países de la región. Por ejemplo, en Uruguay se necesita sólo 1,3 billete de máxima denominación para adquirir una CBA, en Colombia 1,8 y en Brasil 4. Situación similar ocurre cuando comparamos los distintos valores en dólares del billete de mayor valor”, agrega el documento.

Según el consumo
Más allá de la comparación regional, es interesante destacar que la caída en el poder de compra no es homogénea entre rubros debido al cambio relativo de precios de los últimos años.

“Los precios de los alimentos crecieron claramente por encima del resto y los bienes y servicios públicos ajustaron muy por debajo de la media. Por lo tanto, un billete de 100 pesos de hoy equivale a seis pesos de 1999 si su destino es la compra de alimentos, pero es el equivalente de 15 pesos de 1999 si se gasta en adquirir bienes y servicios regulados en el Gran Buenos Aires”, dice.

El costo de sostener el billete
Para la consultora, en una economía con alta inflación cualquier cifra nominal que no se ajuste regularmente (mínimo no imponible de Ganancias, tope nominal de la coparticipación, entre otros) corre el riesgo de atrasarse respecto de la suba de precios. “Que el nivel general de los precios al consumidor se haya multiplicado por diez y que sigamos teniendo el mismo billete de máxima denominación ($100) es un grave problema”, indica.

El mayor inconveniente asociado es el llamado “costo de suela de zapato”, que alude a los cambios en el comportamiento de los agentes en contextos de inflación. Puntualmente, “los consumidores deben ir más a los cajeros ya que necesitan cada vez más billetes para hacer las mismas transacciones. El inconveniente se transfiere a los bancos, que cada vez necesitan más cajeros para cubrir la creciente necesidad de efectivo. A su vez, éstos se usan más intensivamente y, por lo tanto, demandan mayor mantenimiento. El problema también es logístico: la necesidad de transportar, almacenar y velar por la seguridad de tantos billetes implica un costo para el banco que es transferido -finalmente- al cliente”.
Asimismo, Ecolatina destaca que un billete de máxima denominación con tan poco poder de compra no sólo es incómodo de usar sino también implica un peso sobre las arcas públicas.

“Desde 2007 hasta hoy se gastaron más de 7.000 millones de pesos (a valor actual) en impresión de billetes y monedas. Este gasto podría haber sido significativamente menor si contáramos con billetes de mayor denominación. No sólo porque a mayor denominación menos billetes se necesitan sino también porque su desgaste sería menor y, por lo tanto, también su recambio. Además, en los últimos años la impresión tendió a concentrarse en billetes de 100 y 50 pesos, al punto tal que hoy más de 70% de los billetes en circulación son de esta denominación (en 2007 la participación era de 50%).

Para ver el gráfico ampliado, clic aquí

grafico poder de compra

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