ESCUCHARA pesar de que la economía social logró fuertes avances en los últimos años, el ingreso de lleno en la carrera electoral marcó el regreso a la agenda hegemónica. Es necesario dar una disputa política pero también organizacional, advierte Ricardo Vissani, director Nacional de Agricultura Familiar.
Javier De Pascuale – [email protected]
La economía social y solidaria logró en los últimos años un nivel de visibilidad y de integración jamás vistos en la historia contemporánea del tercer sector en el país. Sin embargo, al momento de ingresar de lleno en la carrera electoral, el debate político regresa a su punto de equilibro, esto es las temáticas dominantes en la agenda mediática hegemónica, que se caracteriza por incluir discusiones como las restricciones a la compra de dólares o el pago del impuesto a las Ganancias, a la vez que excluir debates que involucren el destino de los sectores más vulnerables del tejido social.
«Es necesario incluir en el debate político la agenda de la economía popular», apunta al respecto Ricardo Vissani, director nacional de Agricultura Familiar del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y referente de organizaciones como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y el Movimiento Evita, con fuerte integración de sectores populares involucrados en lo que genéricamente se denomina economía social.
«Esa caracterización no representa verdaderamente las realidades existentes en la base de la sociedad», alerta Vissani. «Preferimos hablar de economía popular como una economía de sectores sociales que antes que cumplir con reglas burocráticas que caracterizan y han caracterizado siempre a cooperativas o mutuales, se organizan para resolver su subsistencia, satisfacer necesidades o recuperar su dignidad como trabajadores. No se trata al mismo tiempo de un destino marginal o de la economía de los pobres sino particularmente de una realidad que nos impone los límites del capitalismo actual», precisa el funcionario.
La agenda pública, lo sabemos, es territorio en disputa. Y para los sectores sociales más vulnerables se trata de una disputa en la que les va nada menos que la resolución de su subsistencia, la satisfacción de sus necesidades más básicas y la búsqueda de su dignidad.
«Ni los trabajadores ni los pobres nunca consiguieron nada sin pelear y de lo que se trata es de pelear aliados a las políticas nacionales que los han sostenido por estos años, y aliados a los procesos que en cada territorio han logrado institucionalizar esos avances, esas victorias», apunta el responsable nacional de la ejecución de las políticas que atañen a los pequeños agricultores en todo el país.
«Es necesario encarar la lucha política, la lucha por incluir en las políticas estatales tanto a nivel nacional, como provincial o local, las políticas que requiere el sector. Pero no basta con eso. El proceso exige necesariamente que estas políticas se lleven a cabo con un sujeto que asuma institucionalmente la representación de los beneficiarios de esas políticas. Por eso es que necesitamos lograr un mayor grado de organización que nos permita salir a buscar lo que falta, lo que todavía no tenemos, más allá de las respuestas que se han logrado en estos años», lanza Ricardo Vissani.
De allí es que en los últimos tiempos surgió la iniciativa de construir una CTEP, que busca ser una suerte de CGT de los trabajadores de la economía popular. Es un ámbito para «dar la lucha organizativa desde lo social», aunque «la lucha central es la lucha política: poner en la agenda del debate político la necesidad de tener un espacio en la institucionalidad estatal, como lo sería un Ministerio de la Economía Popular. A partir de allí va a ser más simple luchar por lo que nos falta», sentencia el funcionario y dirigente político.
Para los referentes de la economía de los sectores populares, no hacerlo es profundizar la tragedia social que vivimos en distintos puntos de la provincia y del país: la creación de más pobreza, la mayor diferenciación social en las ciudades, la desigualdad, la existencia de guetos para ricos y para pobres, el narcotrafico y la inseguridad. “No incluir la agenda de la economía popular, la de los sectores populares, equivale a ignorar que en algún momento este cóctel explosivo efectivamente va estallar”. Hay que “tomar esta agenda y asumir que es imposible que esto lo asuma sólo el Estado de arriba hacia abajo”, su complejidad “exige la organización popular”. Para Vissani, los desajustes de la economía capitalista actual no sólo imponen la construcción de una agenda política diferente sino que incluso nos interpela a todos, como parte de la sociedad: ¿estamos dispuestos a construir un país verdaderamente para todos?..
